La crítica es una sola, no hay una constructiva y una destructiva, cualquier crítica es útil para el desengaño, para despertar del letargo del engaño. Y Aporrea es un espacio para la crítica, por eso la bloquean y la desconocen.
Bloquear a Aporrea es como negar que se tiene un hijo preso y en cambio decir que está estudiando en España... Cuando la madre dice que va a visitar a su hijo es porque viajará el fin de semana a Tocuyito. Aporrea, el hijo preso del Gobierno, es una vergüenza que hay que ocultar.
Aporrea está presa (la página) pero el gobierno lo niega, creyendo que lo que no se nombra no existe. La quieren mantener confinada en la CANTV, pero todos saben, desde afuera, que se les escapa, que está en la calle (como la vieja Tribuna Popular, “dando los detalles”). Cuando la gente tiene algo qué decir siempre buscará la manera de hacerlo, esa es la libertad verdadera. Cuando no, ¡ni que viva en plena euforia de la revolución francesa!; esa es la falsa libertad, la de los que nunca tienen nada qué decir, ni qué pensar aunque nadie y nada se lo impide. El mérito de Aporrea es el de resistir, y el de facilitarnos la posibilidad de decir lo que pensamos y sentimos quienes resistimos.
Aporrea es un ejemplo de libertad, y ha sido un espacio para que muchos ejerzamos nuestra propia libertad de expresarnos. Que no se pueda acceder a la página le agrega valor a su labor como medio de información y divulgación, el de rebelarse a la manipulación y a la censura. Aporrea dignamente forma parte de los innombrables e invisibles del gobierno de maduro; en el tiempo nos parecerá raro ver cómo dejó de hablar de tanta gente y de tantas cosas que nos apiadaremos de él comentándolo en la calle, como quién reconoció a un viejo camarada, desorbitado, caminando en medio de la autopista.
Si el gobierno de Maduro quisiera mostrar cordura debería dejar que todos los habitantes de este país tuvieran acceso a Aporrea – Lo que no hacen con El Nacional lo están haciendo con Aporrea ¿Por qué será?
Reconocer la existencia de Aporrea es reconocer que existe otra crítica posible, distinta a los chismorreos que distraen al madurismo y a sus reflejos de la contraparte gringoide. Diosdado Cabello prefiere pelear con Guaidó (Juanito Alimaña), Leopoldo López y todos los de su especie, que con Aporrea, o con la gente que allí los critica, porque se trata de otra forma de percibir (sobre todo) el debate político nacional. Con Aporrea se puede bajar más hondo a los infiernos de la realidad.
¡FELICITACIONES A APORREA POR SUS 20 AÑOS, Y MÁS POR LOS AÑOS DE CENSURA!