La lengua de Milagros Socorro

La periodista Milagros Socorro publica en el diario “El Nazional” (18/03/07) un artículo titulado “Legitimación de capital verbal” donde ataca al Presidente Chávez por la expresión “creo que le metimos medio chuzo” (a Bush), cuando hablaba del éxito de su reciente gira por el continente.

Según Socorro, mencionar al chuzo, “un arma ilegal, de fabricación improvisada, que no requiere de entrenamiento técnico o ético para su uso y jamás se registra en un inventario oficial”, es una forma de “adherir al lenguaje delictivo”, “hurgar en la gramática de la penitenciaría” y adoptar “jerga de rufianes”.

Para la periodista “más que una falta de sensibilidad con los huérfanos de las armas ilegales (sic) o una infracción académica o de urbanidad, estamos ante un asunto político”. Se pregunta Socorro, “¿A quien le habla el Presidente? Supongamos que a unas masas que admiten sin complicaciones este lenguaje, porque parten de que quienes lo usan están en la ilegalidad porque son víctimas de un sistema injusto”.

Pero, aparte de los millones de venezolanos que componen esas masas que lo apoyan, el Presidente “ha afrentado a miles de familias cuyo enemigo no está fuera de las fronteras sino pululando muy cerca, en las sombras de la violencia y la impunidad”.

En pocas palabras, Chávez legitima la violencia del “argot malandril”, porque para él “practicar el bandidaje es social”.



MILAGROS SIN PROBIDAD

Según el Diccionario de la Real Academia: “CHUZO. (Quizás metátesis de zucho, éste del árabe hispánico zugg, cuento de la lanza). Palo armado con un pincho de hierro, que se usa para defenderse y ofender.” Una palabra con más de mil años de historia para nombrar a esa forma primitiva de la lanza que se utilizó (como todas las armas) para fines buenos y malos, legales o ilegales. En nuestra guerra de Independencia se usaron chuzos, y a veces como en Margarita, hasta piedras sirvieron para derrotar a Morillo, aunque tampoco ellas figuran “en ningún inventario oficial”.

El pueblo recuerda, descubre o inventa palabras para nombrar sus realidades cambiantes, y esas palabras terminan pasando al lenguaje de la “gente decente”, al lenguaje escrito como en “Ultimas Noticias” donde emplean expresiones coloquiales para titular, o adquieren fama, como cuando Uslar Pietri se atrevió a pronunciar “pendejo” en televisión.

La molestia de Milagros es, ciertamente, política: se siente afrentada, como esas “miles de familias” que menciona, pero no por las 3.000 toneladas de metal radioactivo dispersadas por las tierras de Irak y Afganistán, ni por el fósforo blanco lanzado sobre los barrios, ni por las mazmorras de Guantánamo donde desde hace años enloquecen de aislamiento y maltrato algunos colegas suyos. A ella no la afrentan las armas “decentes” manejadas previo “entrenamiento técnico y ético”. Lo que afrenta a Milagros Socorro es lo que Chávez representa con su lenguaje, lo que “no está fuera de las fronteras sino pululando muy cerca, en las sombras de la violencia y la impunidad.” “Pululando” como los insectos, como las sabandijas: abundando, bullendo, multiplicándose…y lo que es peor, votando. El enemigo es el pueblo, el marginal, el delincuente. Y Chávez que habla como ellos.

Milagros Socorro tiene poca importancia, ninguna autoridad y aún menos influencia, pero a veces “se le sale la clase” y empolla artículos reveladores. Una vez escribió sobre “la crueldad de Chávez”, algo así como el agua seca, y ante el sombro causado precisó que la crueldad de Chávez era para ella viajar al extranjero y no saber si aceptarían sus tarjetas de crédito, o escuchar unos pasos en la calle, al salir del cine. O sea, que la jeva prefiere darle su boloña a un gringo antes que un criollo la baje de la mula…

Milagros Socorro, termina amenazando y soñando venganza: “Según sea la siembra de palabras, se recoge cosecha de paz o de terror (…) Es deseo sincero de cualquier demócrata que el Presidente no termine sentado en el chuzo que camina por América Latina…”. Me recuerda el humor negro de aquel francés que dijo “Lo único bueno de las guerras civiles es que se fusila a la gente por lo que escribe”. Estoy seguro que a mí los “demócratas bien hablados” me matarían, quizás junto a Milagros Socorro porque la derecha “no se para en artículos” y creo recordar que ella habló mal de Bush y de las rodillas de Maria Corina Machado. Si llega ese momento, no se preocupe por mí, colega, no le de pena: cuando la vayan a matar los gringos, puede mentarles la madre con tranquilidad, que yo sabré que, a pesar de su lenguaje, usted es víctima de una equivocación porque nunca fue parte del pueblo.

rotheeduardo@hotmail.com


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Eduardo Rothe


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