El papel que cumplen los medios de comunicación tradicionales y los medios digitales modernos, las redes como se les llama, ha cambiado notablemente en esta etapa del desarrollo capitalista, donde lo principal de su función no es mantener informada a la población, sino mantenerla desinformada, ya que en la medida que la población de los distintos países del mundo desconozca las actividades que realizan sus gobiernos de derecha realizan sus manos estarán más libres de ejecutar cualquier acción.
Claro que esto nos lleva al principio que si la función de la relación gobierno-medios de comunicación, es mantener desinformada a la población, es porque ellos consideran que esas actividades no son éticas e inclusive criminales y despóticas. Si fueran buenas acciones no las ocultaran y no hubieran aparecido las "fake news".
En el caso de Venezuela la importancia que Estados Unidos da a esta estrategia de desinformación es significativa convirtiéndola en herramienta poderosa para influir en la opinión pública venezolana y manipular la percepción de la realidad en temas que la derecha lleva adelante en nuestro país. Una de las cosas más importantes que ocultan con su sistema de desinformación es que esta derecha es representante de los intereses de los Estados Unidos y trabaja contra los intereses nacionales, ocultándolo no bajo el manto de la invisibilidad sino de los derechos humanos, la democracia o la libertad de expresión elementos todos en la agenda intervencionista de los Estados Unidos y el Imperialismo colectivo.
En el caso de Venezuela, Estados Unidos ha utilizado la desinformación como parte de su estrategia para hacer creer que el gobierno de Nicolás Maduro no es legítimo, claro según las normas imperialistas, y apoyar a la derecha fascista venezolana presentándola como oposición democrática. Ha difundido información falsa o distorsionada sobre la situación política y económica en el país, buscando crear una imagen negativa de la gestión Presidencial y justificar acciones en su contra, como sanciones económicas o el respaldo a la autoproclamación de oscuros y mediocres gente de derecha como presidentes interinos.
Se ha difundido "información" para fomentar la percepción de una crisis humanitaria en Venezuela sin señalar que el bloqueo total económico que han lanzado sobre el país es el principal causante de las dificultades que sufre nuestra población, desinformación que ha llevado a las acciones intervencionistas de organizaciones internacionales imperialistas. Con esta narrativa Estados Unidos se presenta como un respaldo moral para impulsar a la derecha nacional y promover un cambio de gobierno, presentándose así como un actor preocupado por el bienestar del pueblo venezolano.
Además, la desinformación también busca generar divisiones y conflictos internos en Venezuela, exacerbando las tensiones políticas y sociales y presentando las violentas manifestaciones de la derecha como una "pacifica marcha". En esto, los medios venezolanos han contribuido con esa imagen, delito informacional ante el cual el estado venezolano debería actuar con fuerza y determinación. Así Estados Unidos ha utilizado las redes sociales y los medios de comunicación para difundir información sesgada o falsa, amplificando la polarización e intentando debilitar las bases de apoyo al gobierno nacional y al proceso revolucionario.
Venezuela creo que debe y tiene que responder de la misma manera enviando mensajes a ese país y a su población para quebrar la alianza de clases que mantiene a la burguesía norteamericana en el poder, principalmente la alianza con la población negra, gran víctima de escarnio, explotación y desprecio en su país por la clase dominante. Igualmente debemos lanzar una estrategia internacional con la población indígena norteamericana, masacrada y vejada, para darle instrumentos y apoyo para su liberación. Son causas justas. Y preparar una estrategia para los gobiernos más antidemocráticos que nos atacan como son las monarquías europeas.
La estrategia de desinformación de Estados Unidos en su enfrentamiento con Venezuela busca manipular la opinión pública, deslegitimar al gobierno de Venezuela, a sus instituciones y al propio Presidente y apoyar a la oposición imponiéndola como una imposible opción de cambio, al mismo tiempo que crea una hipócrita imagen humanitaria para justificar su intervención e incorporar a quienes han sido y son los grandes explotadores esclavistas y capitalistas del pueblo de Venezuela.