Su voz vuelve a escucharse en los hogares venezolanos a través de la señal del canal 2, ahora que TVes transmite como televisora oficial de la Copa América. La misma señal por la que emocionó a millones de personas durante 18 años, cuando era ocupada por el grupo 1BC, y de la cual salió por hacer uso de su libertad de expresión, ejercicio con el cual pisó unos callos demasiado poderosos. “Me echaron como un perro de RCTV”, rememora. Para remate, sus antiguos patronos quedaron debiéndole la bicoca de 100 mil dólares.
Es Lázaro Candal, también conocido como “Papaíto”. El mote proviene de esa costumbre suya de aderezar la emoción propia del fútbol con expresiones divertidas en medio de la narración. Un día se le ocurrió caricaturizar su desconcierto ante una jugada fallida reclamándole al jugador con un “¿Qué hiciste, papaíto?”. La cosa pegó de tal manera que luego se le transformó en alias.
¿Y mañana? Aaaay, mañana…
Tuve la ocasión de entrevistar a Lázaro en dos tandas, ambas vía telefónica, en la mañana del martes 26 de junio, faltando apenas horas para la inauguración de la primera Copa América disputada en suelo venezolano en toda su historia. Primero atendió la llamada del programa En Confianza, de VTV, y luego la del programa Todos en confianza, que se transmite por Jazz 95.5 FM y demás emisoras del Circuito Radial Triple F.
En las dos combinó la emoción por su regreso al oficio de comentarista deportivo, luego de años de ausencia obligada, con el dolor por los ataques recibidos por él y su familia como consecuencia de haber reaparecido ahora como imagen de TVes. Un “delito” que el tribunal mediático antichavista ha inventado para boicotear a la nueva televisora. Del chantaje no han escapado ni siquiera los niños de las orquestas infantiles del maestro Abreu, cuyos núcleos han sido objeto de “visitas” hostiles, luego de haber aparecido interpretando el Himno Nacional en la transmisión inaugural del nuevo canal 2, en los primeros minutos del pasado 28 de mayo.
En el caso de Lázaro, hasta Galicia, donde nació hace 75 años, ha llegado la mano de la venganza rctvista. Improperios y recriminaciones han caído sobre su esposa, que reside allá, y quien fuera factor fundamental en su decisión de aceptar la oportunidad de narrar la Copa. Ella es la persona a la que más quiere en este mundo. “¿Cómo no le voy a hacer caso a ella, con quien he compartido los últimos 50 años de mi vida?”.
Lázaro llegó a Venezuela con camiseta de futbolista y, como muchos, aquí se quedó, convertido en narrador y comentarista del deporte que más le emociona.
Expulsado de la “familia”
El relato de su despido de RCTV guarda mucha relación con el tema de la libertad de expresión, pasto de la hipocresía campante en Venezuela y fuera de sus fronteras en los tiempos que corren.
A Lázaro lo echaron de la “familia RCTV” porque ejerció su libertad de expresión.
Un día “Papaíto” tuvo la osadía de tocar con el pétalo de una rosa a una empresa de esas que lavan sus caras y al mismo tiempo publicitan sus productos patrocinando equipos deportivos.
En una columna de opinión que mantenía en un diario de circulación nacional, Lázaro escribió que esta empresa –de cuyo nombre no quiso acordarse- debía entregar el dinero de su patrocinio directamente a los jugadores, y no al equipo para el que sudaban.
Era, al parecer, una crítica más bien dirigida al equipo y no a la empresa, pero este pecado mortal -¿qué hiciste, papaíto?- enfureció a un ricachón arrogante que, al leer la columna, levantó el teléfono para comunicarse con un mandamás de la “familia RCTV” -¿Phelps?, ¿Granier? ¿Lares?- y exigirle la cabeza del gallego.
Los deseos de anunciantes poderosos, capaces de dar, pero también de retirar fuertes sumas invertidas en publicidad, son órdenes en el mundo de la comunicación movida por el lucro. Las noticias, programas, artistas y periodistas estrellas son apenas mercancía que sube o baja de precio según su valor de mercado. La libertad de expresión tiene también el suyo. Valientes excepciones –que también las hay, y merecen reconocimiento- confirman esta regla en la comunicación capitalista.
No hay registro de protesta alguna de sus compañeros de trabajo, organizaciones gremiales venezolanas o internacionales, mucho menos de la SIP o el Bloque de Prensa, que reúnen y sólo defienden –como es lógico- los intereses de los patronos. No de los pendejos.
Dice Lázaro que nadie le dio la cara cuando lo botaron. La tarea quedó en manos de una secretaria. Su jefa se sentía indispuesta y no lo recibió. Habló con Granier –“Marcel se portó bien”-, quien instruyó a Eladio Lares para que revirtieran el despido. Pero el reenganche no se cumplió y “me quedaron debiendo 100 mil dólares”. Pasó varios años fuera de la TV, pues ningún canal quiso tenerlo entre los suyos, a pesar de su nombre bien ganado y popularidad. Un tiro al piso.
Cuando recibió la oferta de regresar a las pantallas por la señal de TVes lo consultó con su esposa y ella lo convenció. No entiende por qué hacer su trabajo por el único canal que le ofreció empleo lo convierten, a él y a su hijo Alex -que también salió narrador deportivo-, en una especie de traidor del partido mediático, ese en el que milita la alianza contranatura de periodistas, artistas, estudiantes y dueños de medios tan activa por estos días. Claro que le duelen los ataques, especialmente los de las cloacas de Internet, pero no le quitan el sueño.
Por ahí anda en lo suyo, emocionando y emocionándose con la Copa América, haciendo lo que sabe hacer. Lázaro es Lázaro y nadie le quita lo bailao.
Taquitos
CENSURA EN LA OEA. La contraréplica del canciller Nicolás Maduro a la réplica de Condoleezza Rice no aparece incluida en la página web de la OEA (http://www.oas.org/documents/spa/speeches_otlist.asp). Es la intervención donde Maduro propuso que se le permitiera a TVes visitar la cárcel de Guantánamo para conversar con los presos políticos que mantiene EEUU en el territorio ocupado de Cuba, bajo la figura de “combatientes ilegales”. SON RISAS Y CARCAJADAS. No gustó el programa humorístico que comenzó a transmitir TVes. Comprensible que salga del aire mientras se reformula. Hacer buena televisión requiere tiempo. Lo que no debería suceder es que los artistas que tuvieron la valentía de sumarse a esa iniciativa bajo el estímulo de la productora Yajaira González queden en el aire, a su suerte. Haber puesto su cara en esa pantalla les trajo dramáticas consecuencias en el mundo del espectáculo y en sus respectivos entornos de vida. Perucho Conde, Nelson Paredes, el gato Pedro Soto, Carolina Gómez Ávila, entre otros, son un recurso valioso para, por ejemplo, piezas publicitarias de distintos entes gubernamentales que deseen que sus mensajes lleguen al público y sean recordados. Algunos de ellos confrontan problemas de salud y a Perucho se le murió su esposa en estos días. Vaya hasta él, a su hijo Fabricio y demás familiares mi palabra de condolencia. CITA. “Cobarde, realmente cobarde es aquel que se asusta ante sus recuerdos”. Elías Canetti.
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