Radiografía de la comunicación social en la Venezuela actual.

La triste verdad

En febrero de 1856, sir William Codrington, comandante general del ejército británico en Crimea, firmó un comunicado que prohibía la publicación de datos que pudiesen servir al enemigo. La medida contemplaba la expulsión de corresponsales que –a juicio de oficiales de alta jerarquía – violaran esa norma. Hay quienes sostienen que esta circular de mediados del siglo XIX constituye el primer antecedente de censura en épocas de guerra.
Desde la perspectiva militar, la desinformación se transformó en un arma más y la guerra psicológica fue un complemento –tras las líneas de combate – del frente de batalla. A partir de entonces, muchos columnistas comenzaron a citar una conocida frase, aunque casi ninguno puede indicar quién la dijo ni cuándo: "Al comenzar la guerra, la primera víctima es la verdad
. Lo dijo el senador norteamericano Hiram Warren Johnson en 1917, poco antes de que finalizara la I Guerra Mundial.
Roberto Bardini
http://www.rebelion.org/medios/030404bardini.htm

Hace aproximadamente 15.000 años cuando los hombres pintaron las cuevas de Lascaux y de Altamira dieron inicio a la comunicación social y junto a esta a la manipulación mediática. Como pasa siempre con los adelantos y los inventos de la humanidad, todos tienen a la vez su lado positivo y el negativo, el divino y el diabólico, el creador y el destructor, inseparables entre si: las dos caras de una misma moneda.

La guerra ideológica y política que se libra hoy en día en Venezuela, junto a la fuerte polarización de la sociedad, han puesto de manifiesto en grado máximo la ambivalencia de la comunicación social: la que informa y por lo consiguiente empodera y la otra que manipula y por ende esclaviza. En estos momentos en nuestro país, la veracidad y la confiabilidad de los medios de comunicación social, como también de los profesionales de esta disciplina están seriamente comprometidas. Así que lo que resume la celebre frase: "Al comenzar una guerra, la primera víctima es la verdad" es hoy en día en Venezuela una triste verdad.

Estamos en el medio de una guerra. Nos encontramos en el lugar del mundo donde el choque entre dos modelos de sociedad antagónicos e irreconciliables es más evidente que en cualquier otra parte. De forma metafórica, vivimos sobre una importante falla geológica, sitio de encuentro de dos placas tectónicas continentales y, como pasa en la naturaleza, poderosas fuerzas encontradas dan vida a violentos fenómenos, de igual manera intereses económicos y sociales encontrados, que durante largo tiempo parecían convivir en relativa paz, terminan por chocar irremediablemente y produciendo fuertes confrontaciones.

I.- Los medios de comunicación privados
A falta de partidos políticos de oposición han asumido sus funciones. Este hecho está recontracomprobado. Y para asumir este nuevo papel que no les corresponde, renunciaron del todo al ejercicio de la Ética Periodística, si es que alguna vez la practicaron, y actúan sin ningún escrúpulo para defender los intereses de sus dueños y de la clase social a la cual representan. Manipulan la realidad de manera descarada y criminal con el único propósito de sacar del poder de cualquier manera posible al Presidente Chávez y terminar de una vez por todas con el Proceso Bolivariano. Los periodistas y profesionales de la comunicación que trabajan en estos medios no solamente acatan estas líneas por interés económico sino que están perfectamente identificados con esa idea.

El fenómeno obviamente no es exclusivo de Venezuela, cosa que puso muy bien a relucir el eminente lingüista y pensador norteamericano Noam Chomsky. En una oportunidad, durante un debate público sobre la naturaleza de los medios de comunicación privados, un periodista que argumentó que el medio para el cual trabajaba jamás le había impuesto una determinada línea o le había coartado su libertad de expresión. Chomsky rebatió de que no le cabía la menor duda sobre la veracidad de estas afirmaciones y le dijo lo siguiente: “Usted trabaja en ese medio porque piensa como piensa, porque si no pensara como piensa jamás lo dejarían trabajar en ese medio”. Con eso quiso decir que a los periodistas de derecha, que trabajan para medios de la derecha no hace falta imponerles líneas ni censurarlos porque ellos comparten la visión ideológica de los medios para los cuales trabajan. Y esa es una gran verdad a nivel mundial que hoy en día es más evidente que nunca en Venezuela.

Los medios de la burguesía que en tiempo de relativa “paz social” pueden darse el lujo de tener algunos periodistas “díscolos”, unos “simpáticos izquierdistas” para dar una imagen de pluralidad y abertura, en tiempos de confrontación y de polarización política y social, como la que estamos viviendo actualmente, de medios de “derecha civilizada” pasa a enseñar su verdadera esencia fascista. Entonces ya no hay cabida, para periodistas que no se cuadren con sus posiciones y línea editorial sino solamente para aquellos profesionales hechos a su imagen y semejanza.

Sin embargo todo eso tiene un precio muy elevado: la pérdida de la credibilidad que para un medio de comunicación, una vez que ocurre, es casi imposible de revertir; un sacrificio que, para la derecha venezolana bien vale la pena si se trata de sacar a Chávez del poder. A esos medios les ha quedado como público, un reducido sector de la sociedad, sin embargo nada despreciable a la hora de hacer daño, que ellos mismos lograron alienar y robotizar y que les sigue creyendo sin hacerse ninguna clase de cuestionamiento, a pesar de las enormes contradicciones e inconsistencias que manifiestan frente a la realidad nacional.

II.- Los medios del Estado
Por los momentos el Estado Venezolano no posee un diario oficial, sin embargo sí varios medios radioeléctricos de buena cobertura a nivel nacional que se fueron algunos repotenciandos y otros creados durante estos últimos cinco años y a raíz de la traumática experiencia del 11 de abril de 2002 y de los no menos traumáticos acontecimientos subsiguientes que evidenciaron el enorme poder desestabilizador de los medios de comunicación privados y que pusieron de manifiesto la gran debilidad del Estado en materia comucacional, a causa del desmantelamiento del sistema de información público durante la IV República.

Ahora el Estado venezolano ha adquirido una relativa fortaleza para enfrentar el despiadado e incesante ataque de varias televisoras, centenares de radios y decenas de medios impresos de oposición, al controlar una decena de medios radioeléctricos de buen alcance nacional. Es bien consabido que durante el siglo XX los medios radioeléctricos han superado con creces a los impresos a la hora de influir sobre las conciencias de las masas de manera que el Estado ya no está tan desarmado como antes a pesar de que la relación de fuerza sigue desproporcionadamente a favor de los medios comerciales.

Los profesionales de la comunicación que pueden ser identificados con la izquierda, trabajan casi todos para estos medios aún cuando de vez en cuando todavía consiguen algún nicho cada vez más reducido en los medios privados. Si bien este gobierno es absolutamente democrático y respetuoso de la libertad de expresión aún grado máximo como probablemente no exista caso parecido en el mundo, en teoría y en la práctica se demuestra que los comunicadores sociales que trabajan para del Estado se abstiene de toda práctica periodística crítica contra el Estado y el gobierno que es su empleador. Hay que aclarar que debido al furibundo y constante ataque de los medios de la oposición se produce el fenómeno por el cual uno no se suma, como se dice coloquialmente “a echarle más leña al fuego” y tienden a ser complaciente y a posponer las críticas para “mejores momentos”, cuando el ataque mediático de la oposición amaine, cosa que nunca pasa. Hay temas álgidos de interés nacional que en la práctica nunca se abordan con seriedad en los medios del Estado como por ejemplo el problema de la corrupción, el de la inseguridad, de la burocracia etc. Difícilmente se escucha algo sobre estos temas que tanto preocupan a la población en los medios de comunicación del Estado y, cuando experimentados periodistas tienen la oportunidad de entrevistar al Presidente Chávez, no le preguntan sobre estos temas o si lo hacen, lo hacen de una manera débil y se conforman con respuestas vagas y generales. De toda forma no el papel del gobierno el de autocriticarse públicamente.

La información de los canales tanto de radio como de televisión del Estado es bastante pobre y el periodismo más que informativo tiende a deslizarse hacia un género mucho más fácil como el de opinión. Mientras los noticieros son escasos y mediocres, abundan los programas de entrevistas donde los periodistas se limitan hacer preguntas a los entrevistados de turno metidos en un estudio. Nada el periodismo investigativo, ningún reportaje sobre tal o cual situación o cosas por el estilo. En buena parte de la programación de estos canales la propaganda remplaza la información y esa, por otro lado gravita en una gran proporción sobre la figura del Presidente Chávez. La práctica del autoencadenamiento es muy frecuente y francamente no se entiende cual es el propósito de esto, excepto que se quiera que las personas que están con el Proceso, pero que no desean ver durante horas y constantemente todos los actos en los cuales participa Presidente Chávez simplemente se cambien a los canales de la oposición.

III.- Los medios comunitarios y alternativos
Han tomado gran auge gracias a las políticas implementadas por el Gobierno Bolivariano, sin embargo no está claro como van a seguir sosteniéndose económicamente y desarrollándose. No tienen la capacidad de autofinanciarse para dar un importante salto cualitativo. Es notable y lamentable como los periodistas profesionales progresistas casi no se han incorporado a esta experiencia, ni siquiera para enseñar a la gente común que quiere practicar el periodismo alternativo, quizás por razones económicas prefieren seguir trabajando para los medios tradicionales tanto del Estado como privados o porque no se sienten a gusto trabajando en un ambiente “no profesional”. La explosión de experiencias en este campo ha dado vida a un gran número de iniciativas que hace que muchas de ellas no sean viables. Por estas razones los medios alternativos y comunitarios están en clara desventaja con respecto a los medios privados y a los del Estado. Sin embargo representan definitivamente la experiencia más democrática e innovadora que se pueda encontrar en Venezuela actualmente en el ámbito de la información.

Por ser manejados básicamente por luchadores sociales y cultores populares, muchos de ellos con una larga experiencia de lucha y que provienen de sectores populares tradicionalmente perseguidos y acostumbrados a gobiernos hostiles y represores, a menudo siguen manteniendo cierta difidencia y desconfianza hacia los funcionarios de la administración pública y al Gobierno en general y, en muchas ocasiones se sobrepasan en su papel de contralores sociales y comunicadores haciendo denuncias infundadas contra el Estado y el Gobierno que por lo general nunca rectifican. Este tipo de periodismo que bien se podría denominar “denuncismo” o “tirapiedrismo” también atentan contra de la credibilidad de los medios.

Epílogo
No hay duda que en la Venezuela actual existe plena libertad de expresión. Lo que lamentablemente no hay es equilibrio informativo y por lo consiguiente la verdad esta seriamente comprometida. Es evidente que la “verdad verdadera” en esencia pura no existe, es Grial del periodismo ya que, desde el momento que involucra la interpretación humana, está marcada por el subjetivismo. En períodos de extrema polarización y de enfrentamiento su delicada fragilidad se rompe con mucha facilidad.

En tiempo de Revolución el orden preestablecido colapsa y se caotiza, y permite el surgimiento de nuevos fenómenos que puedan ir ocupando el espacio dejado por las viejas estructuras. La profunda crisis en el campo de la comunicación social y de la cual, por los momentos, no se ve claramente cual será su desenlace final era inevitable en Venezuela como lo será a la larga a nivel mundial. Como nota optimista podemos decir que, por lo menos, aquí el proceso de sinceración de la práctica del periodismo y de la comunicación social ya ha comenzado, en otras partes del mundo ni está planteado.

dona@aporrea.org



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Donatella Iacobelli

Directora de la revista cultural ENcontrARTE.

 radona17@gmail.com

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