Seguimos esperando las respuestas del Ministerio de Comunicación e Información para el contraataque mediático que la revolución requiere. Estamos sometidos a un bombardeo diario de la canalla internacional y nuestras reacciones siguen siendo lentas, tardías o imperceptibles. Eso es sumamente peligroso y se ha denunciado hasta la saciedad por el propio presidente Chávez. Y la pregunta obvia es: ¿Por qué las instituciones correspondientes no hacen lo que tienen que hacer? Para cualquier observador ingenuo se trataría hasta de un "misterio" por ser tan evidente una reacción lógica, pero sabemos que la cuestión es más seria de lo que se piensa. Hay un ejemplo muy reciente, cuando el llamado "zar" antidrogas del imperio asesino descalificó al gobierno en la lucha contra ese flagelo. Apenas ayer el encargado de la Oficina Nacional Antidrogas, el señor Reverol, emitió una declaración al respecto. Mucho tiempo para responder. Otro ejemplo: El dinosaurio Ledezma dijo que llevaría a cabo una acción legal contra el presidente acusándolo de consumo de estupefacientes. Muy grave esa declaración a los medios. Y no hay reacción oficial, y peor aún, no se escucha a ningún funcionario diciendo que se demandará a la citada político-momia por la gravedad de sus desafueros verbales. Y así podríamos enumerar cantidad de ejemplos que nos dejan en evidencia de mediocridad.
La llamada "derecha endógena" está muy bien enquistada en el alto gobierno y eso ya es vox populi. Esa mafia cuarto republicana es la verdadera amenaza al proceso revolucionario y bolivariano. Así ha ocurrido en el pasado con otros procesos de cambio social que sucumbieron en menos de 12 años de haberse iniciado. Nosotros ya llevamos casi diez (10) y entramos en la fatal estadística de probabilidades. Ejerciendo la contraloría social se podría atacar sensiblemente al monstruo de marras pero los anillos de poder que impiden la eficacia de la citada contraloría son muy compactos, tienen tentáculos bastante largos y venenosos que reducen a cualquier compatriota o grupo progresista que lo enfrente. El programa ALÓ PRESIDENTE es un ejemplo clarísimo de cómo una mafia reaccionaria controla los entornos de nuestro apreciado líder. Quién intente hacer una denuncia preanunciada que critique alguna acción ministerial, será pulverizada por las "Bombas Sólo Mata Ideas" que esa gente sabe accionar. Y no vemos salida del túnel.
Hace unos días el presidente estuvo en la ciudad de Machiques, Zulia, y en Rio Claro. Allí conoció una serie de denuncias hechas por el soberano que indujo a tomar medidas correctivas en problemas menores y de rango medio. ¿Por qué los funcionarios responsables por esos casos denunciados no habían actuado a tiempo? Allí entra lo que yo llamo "El primer factor involutivo capitalista", o sea, los alcaldes, gobernadores y demás burócratas de oficio no tienen sensibilidad social por los marginados, que se pudran y más nada, que le escriban a Chávez, si quieren. No hay conciencia socialista y al no existir ese noble sentimiento por el semejante, no hay nada que hacer, es caso perdido, ese funcionario jamás contribuirá al desarrollo de su país, sólo se interesa por su propio bienestar. Al país le urge una supervisión decente y eficiente en todos los niveles de gobierno que le dé seguimiento a las ejecutorias iniciadas a lo largo y ancho de nuestra geografía. Pero resulta que en ese segundo factor, la SUPERVISION, es donde la derecha endógena se enquista y detenta el poder oculto y siniestro. ¿Un ejemplito? : El presidente denunció hace pocos días, en Rio Claro creo, que la mafia de FONDAFA exigía el requisito de presentar documento de titularidad de tierras a unas parcelas que eran del INTI. ¿Quién entiende ese exabrupto burocrático? Allí está vivo el palpitar ponzoñoso de la contrarrevolución, que por ahora nos está ganando la batalla. El problema que se deriva de esa anormal situación es que el soberano tendrá que tomar justicia por sus propias manos si el gobierno no actúa como debe. Tendremos que estructurar Tribunales Populares para evitar que se pierda la Revolución Bolivariana.
Para finalizar me pregunto: ¿Cómo haremos para que la contraloría social llegue a donde debe llegar para que se hagan los correctivos correspondientes y así la revolución se encamine por la senda del triunfo? No hay respuestas convincentes. Por ahora nos toca esperar las visitas del presidente a las diferentes ciudades y pueblos para que él mismo direccione la contraloría. No es muy promisorio el panorama para nuestra revolución bonita. Nada promisorio. Seguiremos luchando por el país que necesitamos.
efraingran@gmail.com