¿Es posible ser más servil y apátrida? ¿Hasta donde están dispuestos a llegar los lacayos del imperio y sus medios de difusión? ¿Habíase visto semejante barbaridades y aberraciones de las que son protagonistas nuestras lumpen burguesía? ¿Como puede un país, un pueblo, una revolución soportar por mucho tiempo los ataques terroristas mediáticos dirigidos contra la psiquis del pueblo para crear miedos, zozobra, angustia, sensación de inseguridad, etc. en la población? ¿Podemos, en nombre de una falsa y mal entendida democracia, seguir exponiendo a nuestro pueblo a semejantes ataques terroristas mediáticos?
En 10 años de gobierno, el afán de los lacayos del imperialismo por recuperar el control del Estado y por entregarle, nuevamente, nuestras riquezas al mejor postor EUA, no ha parado un solo minuto. De la revolución depende la suerte del pueblo consciente, incluso, de aquella parte enajenada.
Pero ¿Podría concebirse que un canal privados de noticias y opinión, en nombre de la libertad de expresión, y utilizando el espectro radioeléctrico que le pertenece al pueblo, acuse a un Presidente -sea cual fuera- de drogadicto, asesino, hampón, belicistas etc., etc.? Creo que ningún país en el mundo se admitiría.
Ni siquiera en el país de la supuesta "libertad absoluta" y del "sueño americano" -nos referimos al imperio norteamericano- se permitiría semejante agresión contra su propio pueblo y la patria. Inmediatamente serian cerrados y acusados de terroristas, traición a la patria, y juzgados sus responsables con el castigo máximo: Cadena Perpetua o la Pena Capital.
Pero es Venezuela el país del libertinaje y de la impunidad. Permitimos todo en nombre de una falsa democracia -valga decir, mal concebida- y por miedo a profundizar las contradicciones de clases que resultaría de enfrentar este flagelo de manera contundente, sin vacilaciones, ni conciliaciones.
Veamos como nos lo explican algunos ilustrados dirigentes.
Se nos dice que enfrentamos una batalla de ideas, pero lo cierto, es que ha quedado suficientemente demostrado que, de lo que menos pretenden discutir los lacayos son las ideas. Ellos nos enfrentan con terrorismo mediático, no con ideas. Ellos saben que es imposible defender lo indefendible; hablar de privatizaciones; de libre mercado; del sueño americano; y cuantos absurdos proyectos más. Ninguno de sus disociados se los aceptaría.
Otros nos dicen que no debemos darle más armas al enemigo: que cerrar un medio de difusión privado implica eso, que seria un grave error.
Nuestros dirigentes no pueden ver que, "es el enemigo quien tiene estas armas". Y es más, las emplea como nunca antes en la historia, a través de sus laboratorios perversos, contra la psiquis de nuestro pueblo.
Podría argumentarse, también, que si bien, cerrar un Canal privado dejaría mal parado a la Revolución Bolivariana en el mundo. Más, ningún país tendría derecho de recriminarle a Venezuela de su soberanía por defender a su pueblo de la intervención de agentes extranjeros (del imperialismo) apátrida y de terrorista.
Si bien se concibe que no podemos cerrar un canal privado -aunque no lo compartimos por muchas razones-, nuestro Estado tiene la obligación de hacer cumplir las leyes y llevar presos a los terroristas y a los apátridas.
Si nuestra extraña democracia concibe la "libertad" para el privado de apropiarse y de manejar el espectro radioeléctrico, propiedad del pueblo venezolano, a su manera y antojo, entonces ¡Dejemos libres a los medios, pero debe de ir preso el transgresor de la Ley! ¿Hasta cuando permitiremos estos delitos?
basemtch@yahoo.com