Desde que en 2002 el diario “El Nazi-onal” se puso al servicio de la extrema derecha golpista venezolana, sus editoriales le ganaron un papel destacado en la historia de la infamia universal. Muchos lectores lo abandonaron y por un tiempo se creyó que iba a quebrar, pero una misteriosa y providencial inyección de dinero lo sacó a flote y hasta le permitió comprar nueva sede, en un renacer que recuerda a “El Mercurio” de Chile financiado por la CIA en la época del golpe contra Pinochet. Sus editoriales se tornaron descaradamente mentirosos y francamente repugnantes, es decir alineados con las directrices de la temible “Viuda Negra”, la Secretaria de Estado Condolleeza Rice.
Recientemente, bajo el título “Iglesia y narcos” un editorial llegó a decir: “Venezuela había sido siempre un país sano y tranquilo, sin grandes manifestaciones del crimen organizado ni mayores problemas en cuanto al control de la violencia” (Como cualquier persona que recuerde el período pre-Chávez sabe que esto es mentira, suponemos que el mensaje está dirigido a la juventud) “...pero en los últimos diez años el Gobierno centró su plan de seguridad en la persecución de los enemigos políticos, de los militares disidentes y de los líderes sindicales, de los profesores universitarios, los periodistas y los gobernadores, concejales y alcaldes de la oposición”.
Extraña Persecución
Basta revisar ejemplares de El Nazi-onal desde hace 10 años hasta hoy para encontrar pruebas de todo lo contrario. Muy extraña debe ser esta “persecución” del gobierno venezolano que no culminó en la prisión, tortura, desaparición o asesinato de ningún “enemigo político”, como sucede en países como México o Colombia, modelos de democracia para el Presidente Bush y para “El Nazi-onal”. Las pocas personas procesadas en Venezuela por los tribunales regulares (militares para los militares, y civiles para los civiles) lo fueron por delitos tipificados en las leyes y con todas las garantías y derechos de defensa contemplados por esas mismas leyes. No existe ningún país en América Latina o el planeta donde oposición y prensa tengan y se tomen tantas libertades como en Venezuela.
Iglesia, Defensa y narcotráfico
Venezuela exhibe un record suramericano en el aumento anual de las cifras de decomiso de droga; pero esto no interesa ni a Washington ni a El Nazi-onal. La represión del creciente consumo de cocaína en Estados Unidos y Europa es sólo el motivo aparente de la lucha antidroga de la DEA (Drug Enforcement Administration) pero, en la práctica es una excusa para ingerencia y control político-militar estadounidense sobre el continente.
El editorial de El Nazi-onal protesta contra la intención manifiesta del titular del Ministerio de Interior y Justicia venezolano de investigar conexiones militares y eclesiásticas del narcotráfico sin que esto implique, como es obvio, a esas instituciones: el mismo ministro Rodríguez Chacín es militar. Se trata de casos como el ocurrido el 29 de abril de 1988, cuando un sacerdote jesuita de nacionalidad española fue detenido con 21 kilos de cocaína en el aeropuerto internacional de la capital venezolana. Se trataba del cura de San Mateo, Estado Aragua, José Luís Gil Fernández, perteneciente a una banda que transportaba drogas desde Colombia hasta España a través de Venezuela. En el año 1993 la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) solicitó y logró que el entonces presidente Pérez indultara al sacerdote, quien regresó a España donde fue adscrito a la parroquia Santa María del Mar, en Málaga, con pleno derecho a celebrar misa, administrar sacramentos y organizar las famosas festividades de la Hermandad de la Yedra, de la cual ese mismo año fue nombrado Hermano Mayor y Mayordomo Honorario S.M. el Rey Don Juan Carlos I, al haber quedado vacantes esos títulos tras la muerte de S.A.R. El Conde de Barcelona.
La Viuda Negra
Como este cura, han caído en desgracia por tráfico de cocaína altos militares como el general Francisco Ocando Paz, políticos como el diputado Hermógenes Castillo y algunos ricos y famosos. Pero nada de esto interesa al editorialista de El Nazi-Anal, para quien sólo importa la matriz de la complicidad de Chávez con narcotráfico y terrorismo. A falta de computadoras indestructibles con “pruebas” improbables, El Nazi-onal considera que un narcotraficante venezolano con documentos de identidad venezolanos confirma la complicidad del Estado que emitió dichos documentos. Según esta lógica, los gobiernos de Estados Unidos y Colombia eran cómplices de Al Capone y Pablo Escobar… “Quien paga manda” dice el adagio neoliberal, y parece cierto cuando vemos que El Nazi-onal sólo editorializa como le conviene a la Viuda Negra, Secretaria de Estado Condolleeza Rice.
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