Terrorismo mediático

No puede calificarse de otra manera un periodismo que se ejerce para infundir temor en la población, para sembrar ideas falseadas, para manipular con fines políticos y mercantiles. La SIP se ha hecho presente en Caracas este fin de semana y pretende dictarnos cátedra sobre libertad de expresión.

Los dueños de esos medios que permanentemente silencian, en connivencia con el poder político de sus respectivos países, los atropellos a los derechos humanos que se cometen a lo largo del continente, quieren decirle al mundo, desde aquí mismo, que en este país no se puede hablar. Resulta totalmente paradójico y un absoluto contrasentido que se afirme con ligereza que en Venezuela la libertad está amenazada, cuando justamente buena parte de la llamada gran prensa ha estado conspirando en los últimos años, de manera permanente, contra el derecho ciudadano a la información veraz.

Hace tiempo se perdió el equilibrio necesario en el periodismo. Aquí lo que se defiende es el negocio de la noticia, no la noticia en sí misma. Los empresarios mediáticos han sabido mover sus fichas para presentarse como las víctimas en una medición de fuerzas con el Gobierno. Contrariamente a como sucedía en el pasado, quienes ejercen hoy el poder político no tienen el control de la información. Actúan a la defensiva, por reacción, pero, sin embargo, el hábil manejo del terror por la prensa los hace aparecer como victimarios.

En eso anda la SIP aquí en estos días. Para rubricar con su presencia la campaña emprendida contra un Gobierno que sigue sin tener un solo preso político, pero que es objeto constante de titulares de laboratorio que lo presentan como criminal. Los visitantes vinieron a cuadrarse con sus pares.

A ellos no les interesa si las verdades por aquí recorren tantos vericuetos que terminan convirtiéndose en mentiras. Sólo les preocupa la pérdida del control del poder político, tan necesario para la expansión de sus negocios. En el mundo empresarial el derecho a la expresión es cosa poco menos que importante. El flujo de caja es lo que cuenta. Y eso es lo que realmente temen que se pierda. La libertad es la excusa.

mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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