La persecución de la SIP

Los argumentos de la SIP son tan ramplones, están tan desgastados, que hasta fastidia hablar de ello.

Proclamando estar en un territorio azotado por una dictadura se reúnen en un hotel que quedó marcado por el golpismo de 2002, y con el mayor caradurismo gritan al mundo que en Venezuela no hay libertad de expresión, que el trabajo de los periodistas está constreñido y que hay persecución en vivo, en caliente y permanente contra periodistas, editores, camarógrafos, etc.

Según la SIP, todo lo que sea cercano al ejercicio periodístico es objeto de persecución en nuestro país. Uno de los términos preferidos por ellos para ilustrar la situación venezolana es la del veto. Todo está vetado acá. Estos fósiles, representantes de los carteles periodísticos del continente, hablan de "libertad", "medios independientes" y "prensa libre", abrogándose para sí lo conceptual del asunto.

Los jerarcas de la SIP amenazaron desde finales de 2007 que harían esta reunión en nuestro país, advirtiendo que el régimen dictatorial que impera en Venezuela se los impediría. Tal cosa, como era previsible, no ocurrió. No hay ninguna dictadura por estos predios. Ciertos editores venezolanos y algunos directivos de medios audiovisuales se unen a la comparsa de los voceros de Estados Unidos para calificar con los peores epítetos al gobierno bolivariano.

¿A qué se llama medios independientes? ¿Independientes de qué? En la mejor línea de la denominada "escuela norteamericana", la SIP utiliza frases y expresiones que parecen extraídas de los manuales de la postguerra. Son argumentos trasnochados, en el trillado estilo de la época macarthysta y del oscurantismo. Ya hemos dicho que se pueden compilar los resúmenes e informes de las reuniones de los últimos años de este organismo: no hay variación en los enfoques. "La situación de Venezuela es la más preocupante", dicen.

La SIP manifiesta en tono lacrimoso que todos sus esfuerzos por establecer canales de comunicación con el Gobierno venezolano han sido infructuosos. No puede ser de otra manera. En los últimos nueve años el plato preferido de la SIP ha sido Venezuela, el cual ha aderezado con injurias, infamias y amenazas de diverso tipo. Esta reunión, pese a la alharaca mediática, pasó sin pena ni gloria.

Periodista / Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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