Formación ideológica y praxis revolucionaria en el socialismo bolivariano (VII)

LAS PREMISAS NECESARIAS

Muchos y variados son los problemas relativos al objeto de estudio “ideología” como concepto o categoría necesaria en las explicaciones, dentro del ámbito de las llamadas ciencias políticas y sociales. Largo y escabroso ha sido el camino de los estudiosos de las ideas o de la materia. Ya Marx nos lo planteó en uno de los prólogos de El Capital: “En la ciencia no hay calzada reales, y quien aspire a remontar sus luminosas cumbres tendrá que escalarlas por senderos escabrosos”. Un poco menos largo el camino –aunque no menos escabroso- ha sido el de aquellos que desde Marx, y bajo su influencia, han analizado las ideas políticas de cada época como un sistema, es decir, como un conjunto con subconjuntos de ideas, de concepciones, de categorías y de proposiciones todas ellas vinculadas, de diversos niveles de impacto sobre todo el conjunto, y este todo sobre cada uno de esos subconjuntos e ideas, con diversos tipos de vínculos y de entornos objetivos y subjetivos que ejercen determinado papel sobre cada uno de los ingredientes de determinado sistema de ideas.

Los teóricos de los sistemas reconocen que existen determinados componentes del sistema que son reales subsistemas, cada uno con funciones específicas que garantizan la vida del sistema y su reproducción. En un sistema ideológico o una ideología pudiera haber un subsistema de ideas que hace la función de regulación, otro subsistema de ideas garantiza la orientación y dirección, otro la defensa ante los estímulos provenientes del entorno, otro subsistema pudiera ejercer el control, otro garantizar la adaptación del sistema ante los cambios de condiciones, y todos juegan un papel fundamental en la vida del sistema. De manera que en la ideología capitalista o en la socialista estos subsistemas deben ser detectados o identificados en su estudio.

Sin dudas, la ideología capitalista o burguesa ha tenido dentro de sí diversas “corrientes” y “tendencias”, no es homogénea, no es compacta y tampoco es perenne en quien la posee, lo cual pudiera estar indicando que al interior de los sistemas ideológicos se producen diversas contradicciones, quizás entre el subsistema ideológico de adaptación y el subsistema ideológico de orientación y dirección, o entre éste y el subsistema de defensa. Y todo ello, como resultado de los procesos socioeconómicos objetivos en constante cambio y transformaciones que condicionan las ideas y que sólo pueden residir en la mente de las personas. Son las personas las que individual o colectivamente necesitan protegerse mutuamente, reproducirse, y por tanto, guiarse, orientarse, controlarse o adaptarse.

Si este sistema de ideas expresa fielmente la realidad o si la expresa falseadamente es parte del complicado problema y camino de los estudiosos de las ideologías, y en este siglo XXI, también de los comunicadores sociales y, de quienes propician las vías para que los comunicadores sociales ejerzan su papel de “intelectuales orgánicos”. También ha sido y es un problema a enfrentar sistemáticamente por los ideólogos de los procesos revolucionarios en Nuestra América y es la esencia de la batalla de ideas a que nos han convocado los líderes que actualmente construyen el socialismo en esta región del mundo, donde uno de los principios básicos es realizar la praxis revolucionaria basada en la verdad.

Si algo es cierto en la historia humana es que en cada época histórica hay determinada ideología dominante sobre toda la sociedad, como también es cierto que hay un sistema socioeconómico dominante y hasta hegemónico. Si esta ideología dominante es impuesta a partir del poder ejercido por una minoría estamos ante una ideología excluyente y seguramente explotadora, del tipo esclavista, feudal o capitalista, y si es una ideología construida por una sociedad, a partir del poder ejercido colectivamente por las mayorías, es una ideología incluyente y seguramente dirigida hacia la búsqueda de la igualdad y la mayor libertad, del tipo socialista o comunista.

Pero al analizarse, en una sociedad determinada, las épocas de tránsito de esa sociedad, en todo su proceso de desarrollo, entonces necesariamente surge, recurrentemente, el análisis dialéctico de las ideologías que coexisten y de las causas del cambio o tránsito de una ideología dominante a otra. Y aquí entonces aparece otro de los problemas del estudio de las ideologías: su carácter relativamente independiente respecto a la realidad económica y a las tendencias objetivas que en la sociedad se manifiestan.

¿Cómo en condiciones esclavistas fue surgiendo la ideología feudal? o ¿cómo en condiciones feudales surgió la ideología capitalista? fueron dos preguntas que tanto Marx como Engels tuvieron que hacerse para validar las teorías, luego expuestas en aquella obra famosa de la “Ideología Alemana”. Sin embargo, a ciento cincuenta años de dicha obra la pregunta de ¿cómo en condiciones capitalistas, donde se presupone la existencia de una ideología dominante capitalista, puede ir surgiendo la ideología socialista? es una pregunta que también contestaron Marx y Engels, y luego numerosos marxistas desde la perspectiva del poder como Lenin, Mao, Ho Chi Minh, Che o Fidel, o desde la perspectiva de un investigador o estudioso, profundizaron y continuaron aportando elementos muy importantes para el análisis. El líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, con razonado espíritu innovador ha incursionado en el asunto y ha ofrecido numerosas reflexiones que enriquecerán al marxismo, sobre todo, por el hecho socioeconómico innegable de la preponderancia de los ingresos nacionales basados en las riquezas generadas por el sector público, lo cual le proporcionarán al tránsito de ideologías su propia identidad con sus particularidades.

Los dos conjuntos anteriores de ideas articuladas en torno a la veracidad y a la independencia relativa de las ideologías, son por ahora, las proposiciones fundamentales que nos permiten hablar muy sintetizadamente de la ideología globovisionaria que, a todas luces, está sirviendo de base a toda esa gama de ciudadanos y ciudadanas que se oponen al proceso revolucionario de transformaciones sociales, impulsadas por el bolivarianismo, que a nuestro juicio es la ideología en proceso de consolidación que aboga garantizar, por igual, a los integrantes de la sociedad, las condiciones, las normas jurídicas, los recursos y las políticas necesarias para lograr la mayor suma de seguridad, de estabilidad y de felicidad posibles para todos.

HACIA UNA DEFINICIÓN IMPRESCINDIBLE

En una primera aproximación podríamos intentar definir a la “ideología globovisionaria” como un subsistema ideológico, quizás el subsistema de orientación y dirección de la ideología capitalista “venezolana” que se corresponde con los preceptos de la ideología neoliberal euroamericana surgida a mediados del siglo XX en Europa, ante la crisis del capitalismo mundial, tratada de aplicar ahora –extemporáneamente- por las élites capitalistas “venezolanas” a las condiciones particulares de la Venezuela del siglo XXI donde ya se observa que va predominando en toda la sociedad una tendencia de pensamiento bolivariana que viene a ser la garantía de la dirección y la fuerza popular de los cambios sociales, y donde el rechazo al neoliberalismo es una particularidad significativa.

A cada una de las variantes ideológicas antes mencionadas le corresponde una identidad cultural específica. Ello lo observamos en la vida cotidiana, en la arena política o en los medios de comunicación: los portadores de la ideología globovisionaria se identifican con el “american way of live” que significa defender la desigualdad de forma velada; significa avalar indirectamente la guerra obstaculizando la paz; significa crear conflictos artificiales en aras de una realidad virtual engañosa; es manipular los datos en función de sus objetivos egoístas y ambiciosos; es aparentar igualdad y abundancia para todos en sus mensajes pero practicando lo contrario; es impulsar los monopolios y defender públicamente la “propiedad personal”, la cual es todo lo contrario a los monopolios que en esencia absorbe las propiedades de otros.

La “ideología globovisionaria” –esa que a diario escuchamos y observamos en su canal de televisión Globovisión o en varias emisoras radiales- defiende los valores del capitalismo y del imperialismo mientras que, los portadores de la ideología bolivariana, se identifican con la identidad caribeña, afrodescendiente, llanera o andina, las cuales se van fundiendo y sintetizando en lo que será la verdadera cultura venezolana de raigambre endógena que por tanto debe ser solidaria, honesta, fiel a las mejores tradiciones populares, amante de la paz y la amistad, veraz en sus explicaciones, apegada a la realidad y en constante rescate de su identidad y memoria histórica.

El bolivariano defiende el socialismo, lo dice y lo practica porque aboga por la paz y no impulsa o favorece la guerra; defiende la igualdad y la practica, con la palabra y con hechos, sean jurídicos o éticos. Aboga por la felicidad, y sus diputados sancionan leyes o apoyan las normas presidenciales para alcanzarla y todos la buscan alcanzar en familia o en comunidad. El que hayan excepciones de bolivarianos que no cumplen las anteriores normas sólo corrobora lo antes expuesto en el marco teórico.

DECONSTRUIR LA IDEOLOGÍA GLOBOVISIONARIA

En esta dinámica dialéctica de identidades se van conformando y desarrollando dos procesos imbricados en el tiempo y en el espacio: uno, el proceso de construcción de la ideología bolivariana y dos, el proceso de desintegración de la ideología neoliberal. Es precisamente en ese proceso social de deconstrucción colectiva y de desintegración de la ideología dominante donde observamos y categorizamos a la ideología globovisionaria como la expresión de la ideología neoliberal en la fase de retroceso o de muerte de la ideología capitalista y de allí el tipo de herramientas ideológicas y comunicacionales que utiliza.

Los portadores de esta ideología globovisionaria, o mejor dicho, los portadores en quienes predomina el subsistema “globovisionario” –por todo lo anteriormente señalado- pretenden variar la correlación de fuerzas por cualquier medio, incluso por la vía violenta aunque de forma “clandestina” o encubierta, aún cuando toda la restante ciudadanía con ideología capitalista se oponga o al menos no los apoye. Develar este subsistema de ideas, muchas de ellas incoherentes, pero armonizadas por las falsedades utilizadas, y deconstruir públicamente sus proposiciones metafísicas, debe ser una tarea de todos los que a diario observamos con preocupación cierta incomprensión por parte de algunos hombres y mujeres con responsabilidades en las instituciones y los poderes públicos de ese novedoso estilo o método de hacer contrarrevolución. Todos ellos deben ser más activos, sagaces y decididos actores contra el antibolivarianismo existente en nuestras instituciones

Si ante esas dos tareas, de develar y destruir públicamente la “ideología globovisionaria”, hay que intensificar la autocrítica como paso previo a la labor de educación política del pueblo, adelante, pues sin ella el pueblo no podrá profundizar su formación ideológica y la praxis revolucionaria atravesará momentos de agudas contradicciones y la Revolución Bolivariana podría correr peligro. No peligro de muerte, como algunos contrarrevolucionarios quisieran lograr, sino peligro de que su ritmo decrezca tanto que permita a los globovisionarios continuar impulsando algunas de sus malsanas ideas de manera que lo que es falso pudiera convertirse virtualmente en verdadero y entonces lleguemos a un caos como el que predica Bush o Chenney.

IDEOLOGÍA GLOBOVISIONARIA, HIPOCRESIA Y JUVENTUD

Ese anhelado decrecimiento del ritmo revolucionario –estiman los globovisionarios- incide sobremanera en la población adolescente y juvenil que entran a los dieciocho años sin haber palpado y vivido los agitados días de las llamadas infructuosas a huelga general en el 2001, del golpe de estado en el 2002, ni del sabotaje petrolero 2002-2003, ni de toda la guerra mediática, sucia y falsa que se le esconde o se le omite en las explicaciones escolares de los centros privados, e incluso en muchos públicos. Esa hipocresía profesional que forma parte de la esencia de la ideología globovisionaria ejerce mucho daño en la formación de la ciudadanía en los tempranos años de la adolescencia y juventud. Van pasando los años y muchos de esos adolescentes que tenían diez años al triunfo de 1999, ya mayores de edad en el 2008, continúan oyendo que esto no se resolvió, que aquel sigue robando, que mataron a fulano o que violaron a fulana, que el otro se corrompió, que allí sigue la burocracia, y en ese ambiente a veces engañoso por su impacto real en la sociedad, la ideología bolivariana no puede formarse con la fuerza requerida.

kiero@cantv.net


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Ernesto Wong Maestre


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