Los medios, verdaderas armas de destrucción masiva

En los medios se escucha y se ve, así como también se lee, que Irán persigue obtener bombas nucleares para hacer “desaparecer” al estado de Israel, tal como le atribuyen haber manifestado a Ahmadinejad. Dicen también que “la comunidad internacional” conmina a Irán para que cese su intento de transformación nuclear, que naturalmente tiene que ser fiscalizado (ese cese), por ellos mismos.

Son esa exigua comunidad que se menciona y los medios, por su voluntad, jueces y parte en cualquier conflicto. Determinan qué es lo correcto, qué se puede hacer y qué no. Sin embargo nadie les ha conferido esa potestad que se arrogan para imponerse a otras naciones. Cuando hablan de esa “comunidad internacional”, en realidad se refieren a EEUU que caprichosamente impone a sus escasos carimbeados a seguirle en sus desenfrenos.

Ocultan mafiosamente que la mayor agrupación de naciones del mundo que están cobijadas en el Movimiento de Países No Alineados (NOAL o MPNA), ha dado como válidos los argumentos para la transformación expuestos por Irán. El sentido común -no el conocimiento de la realidad que muestra el absurdo de la prohibición que se quiere imponer-, nos indica que si en cerca de cien naciones hay experimentación nuclear, es perfectamente legítima la aspiración iraní de sumarse a ese grupo.

Extraño líder nos resulta Ahmadinejad si creemos lo que nos expresan de él los medios, pues no tienen sus palabras concordancia con esa realidad muy distinta que muestra la sociedad persa. En ella existe una comunidad judía que practica su culto en sus sinagogas sin ningún impedimento. Existen más de 30 de ellas, por lo que presumimos que están regadas por toda la geografía del país, para la accesibilidad de sus fieles que por la cantidad de templos, seguramente suman miles.

¿No les genera zozobra a esos miles de judíos iraníes la supuesta amenaza de Ahmadinejad de desaparecer a Israel; y la actividad nuclear que se desarrolla en el país? Todo indica que no, que no les conmociona, y esta despreocupación le estaría indicando a los medios, una realidad distinta a la que ellos muestran. Está tan integrada esta comunidad en la sociedad persa, que incluso en sus sinagogas se establecen mesas electorales como se hizo en la última elección para el parlamento iraní.

Ese sosiego que es producto de la tranquilidad en la cual desarrollan sus actividades, es la mejor prueba del trato no discriminatorio que les dispensa el Estado, que es el mismo para todos los ciudadanos que habitan en ese país. Descuentan porque conocen, y por eso no se alarman, que el comportamiento del gobierno es inobjetable respecto de los fines de su actividad nuclear.

Quien nos está leyendo, puede llegar a través de Internet a los acuerdos existentes (del cual hablaremos posteriormente), que regulan la actividad nuclear. Como se lo pida a su buscador, le atiborrarán de información que le desconcertará, pues de esos textos se deduce nítidamente que quienes realmente violan los “Tratados” que firmaron, son los países que denuncian a Irán; y para mayor sorpresa todavía, se encontrará que es ese país precisamente, el que en el desarrollo de esa actividad, respeta y cumple rigurosamente, lo que la legislación internacional norma.

En su intento de satanizar al gobierno iraní, los medios le atribuyen a Mahmoud Ahmadinejad haber manifestado la intención de “desaparecer del mapa” a Israel. No ha faltado no falta y no faltará, el imbécil que les crea, pues es a ellos que los medios específicamente se dirigen cuando así mienten. De la existencia de esa pobre gente que es muy abundante en el mundo, tienen su gran cuota de responsabilidad por su mendacidad y por la forma con la cual les manipulan con ese veneno que expelen.

El líder iraní jamás habló de desaparecer a ningún país. Sí critica, y le sobra razón para hacerlo, a la entente que ha conformado la nación sionista con la estadounidense para hegemonizar en el área, y que en su consecución, crea dificultades y perpetra destrucción, muerte y dolor en todo el Cercano Oriente.

Cuentan y agregan los coludidos para la obtención de sus nefastos fines, con la prensa en general además de la complicidad de naciones ahora muy sumisas como Alemania y también Francia, que con Sarkozy tal vez destierre de su memoria expulsándolas muy lejos, las evocaciones de su tradición nacionalista y su política internacional de independencia respecto de EEUU.



De la omisión de los medios, sus consecuencias están a la vista. Se ha elevado el terror al paroxismo. Yugoslavia desmembrada, Irak como ya dijimos, totalmente destruido, con sus intelectuales perseguidos y asesinados por la acción de los organismos de inteligencia de EEUU, del Reino Unido y de Israel. Véase también lo sucedido en Kosovo, como continúa la tragedia de Afganistán, extendiéndose y tomando ya cuerpo en Pakistán donde los combates se acrecientan dejando víctimas por doquier entre las cuales abundan los niños.

Es imposible que los medios de comunicación no se percaten del gravísimo riesgo que implica la creciente presión en la zona y en el mundo, que puede terminar en un incendio que nadie sabrá luego como extinguir, si es que ello fuera posible. Es probable que quienes los dirigen ya hayan especulado hasta dónde podría llegar el colosal desastre. Pero guardan un ominoso silencio cuando su deber es emplazar por la paz criticando acerbamente a los que eligen la violencia.



El panorama es peor todavía porque los medios en vez de propugnar por la paz, siguen con el macabro plan que les han diseñado y continúan con su desarrollo buscando crear el terreno más propicio para concretarlo, sin ningún prurito ético o moral que lo impida. Nada les detiene en su abominable perversión. Le es obligatorio al medio de comunicación, para la ejecución de la conjura contra Irán, relacionar esta falacia de la destrucción de Israel, con la fabricación iraní de armamento nuclear. De ahí que tanto insistan con esas mentiras.

La noticia que le asigna a Ahmadinejad el infausto propósito de eliminar de la tierra a Israel, la hizo circular la agencia de prensa estadounidense Reuters el 26 de octubre de 2005. Uno de los representantes de esa agencia era desde el verano de ese año, miembro de la Sala de Guerra del Pentágono. ¡Qué casualidad, ¿no?!

El día anterior a la difusión de esa noticia, en la sala de conferencias del Ministerio del Interior de Irán, en Teherán, ya concluyendo su discurso, Ahmadinejad profundo admirador de Jomeini dijo que este no vio cumplirse su deseo. Textualmente, sus palabras fueron: “El Imán dijo que este régimen que ocupa Jerusalén debe desaparecer de la página del tiempo. Es una afirmación muy sabia”. Se refería a las palabras de Jomeini sobre el régimen sionista, responsable sin duda en grado sumo de la perturbación en el área.

¿Está errado Ahmadinejad en su afirmación sobre la responsabilidad del sionismo en la violencia de la zona? ¿Israel ha ocupado Jerusalén y otros territorios ajenos a su soberanía, o no? ¿No es Israel uno de los países que más ha desacatado las Resoluciones de la ONU para la región? Esa es la cuestión que importar dirimir. Es necesario realizar un exhaustivo examen sobre las responsabilidades de cada uno de los distintos actores que ahí actúan. Los medios son negativos para tal fin, pues omiten y encubren las bárbaras agresiones de Israel.

Hay una conspiración que es para proteger a quien agrede e invade naciones vecinas incrementando con esto, la presión a un punto tal que puede superar el pronóstico más nefasto. ¿Se ignora que Israel ocupa sectores libaneses, sirios y palestinos? ¿Que sus aviones y helicópteros bombardean población civil? No miente, entonces, Ahmadinejad cuando les endosa la responsabilidad de la constante convulsión y violencia en toda la zona.

Quienes sostienen como de Ahmadinejad esas palabras que este nunca dijo, saben que eso es mentira pero prosiguen con la cantinela, pues esa es la orientación que reciben. Es esa la puerta que les permitiría “intentar” ante los ojos de un mundo ya harto de mentiras y violencia, la demolición de Irán. ¿Quién, con una aproximación mínima a los sucesos de esa región, puede no condenar al régimen de Israel? ¿Y condenarlo por sus crímenes significa acaso odiar a su pueblo? Por supuesto que no.

Es tan distinta la situación que dibujan los medios de Irán, que sorprende cuando se conoce que a esa colectividad judía, distintos gobiernos israelitas les ha ofrecido condiciones y beneficios muy superiores a los que les ha dado a judios que habitaban en otros lugares, para que decidieran residenciarse en el país; pero aun así el judío iraní no aceptó. Algo querrá decir el querer seguir permaneciendo donde lo hacen. Será seguramente porque tienen la certeza que nada menoscabará su seguridad.

Los medios que ocultan y manipulan estos hechos que conforman la verdadera realidad, lo hacen no por sumisión al Poder, sino porque ellos son también el sistema. Una parte importantísima dentro de él. Son no solo un estamento económico de los más gravitantes del capitalismo sino que también son su publicista. Son quienes tienen el desagradable oficio de transformar sus lacras en virtudes.

Ese es el meollo de su actividad y es por eso que no los veremos descubriendo las mentiras en los abusos del Poder, sino ocultándolos; ese es su papel, su triste, desagradable y ruin papel. Ellos son el sueño consumado de Goebbels. Son los que repiten una y mil veces la mentira hasta transformarla en verdad. Que despierte aquel que espere algo distinto de ellos.

Por eso es que convalidan las destrucciones que llevan a cabo los asesinos que dirigen el mundo. Porque de ahí, de esas destrucciones obtienen al igual que otros distintos grupos económicos, enormes beneficios. No les preocupa cuánta desolación dejen, sino cuánto es lo que ingresa a sus arcas.

Al no medir los riesgos de lo que manifiestan -por su codicia-, enajenan su ya escaso prestigio al tener que recurrir para convencer a burdas y torpes manipulaciones que cuando se desenmascaran, cosa que siempre sucede pues son pueriles en ese hacer, pagan con una pérdida enorme de credibilidad que no solo disminuye ya aceleradamente, sino que también para su perjuicio, acerca el fin de su influencia. Ya han perdido mucho de ella, pero son tan cortos de entendederas que no se percatan de ello. Es que al fin y al cabo, tampoco les importa.


En esa ominosa campaña mediática que auspicia una agresión -que augura de consumarse, una calamidad inimaginable-, no solo no cesa en su irracionalidad sino que por el contrario, se acentúa. Y en lo que ya es esta desenfrenada locura, se ha llegado a manejar como posibilidad el uso de “pequeñas bombas nucleares” para lanzarlas sobre Irán.

Se acrecienta todavía más la gravedad que se cierne sobre el mundo, cuando estos irresponsables que poseen los medios de comunicación se los permiten, a quienes cegados por el lucro promueven esas agresiones y guerras con campañas mentirosas.


El despertar de Rusia sacudiendo duro a Georgia, ha infligido una descomunal derrota en su prestigio a EEUU, que se exhibía como el gran dueño de este patio que es el mundo. Tienen que cesar ahora sus atiplados chillidos para actuar y así disimular su innata cobardía, procurando ocultar el descalabro sufrido en el Cáucaso. Estarán mirando ya de reojo a Irán como objetivo distractivo y también como excusa para esconder su miedo a Rusia a la cual solo enfrentarán obligados.


Pero el verdadero problema es que saben que Irán se va a defender y que los va a atacar en cuanto lugar estén, si hasta ahí pueden llegar. No está acostumbrado el imperio a poner su carne en el asador, y en esa agresión tendrían que hacerlo. Difícil decisión para los halcones gallinas, muy difícil.

roosbar@cantv.net



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Roosevelt Barboza


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