Delitos

Vivimos en una época detrastocamientos donde los medios de comunicación en vez de informar, orientar y educar, hacen todo lo contrario.

Alarma ver el cinismo con que se asume el manejo de la información y la irresponsabilidad en su tratamiento. La política permea los hechos más sencillos y anodinos, y el fanatismo imperante en la oposición adultera la visión que se asuma de ellos.

Era previsible lo que iba a ocurrir en el país cuando la Asamblea Nacional decidió impulsar la propuesta de enmienda de la Constitución que permitirá la postulación sin restricción de todos los candidatos a cargos de elección popular. Los sectores de la oposición, tan fanatizados y obsesos, rechazarían la iniciativa y no sólo eso.

Como vemos, la han estigmatizado y distorsionado y, en ambas cosas, insisten irracionalmente.

La industria mediática opositora, huelga decirlo pero debe reiterarse, hace esfuerzos denodados por cubrir con un manto blanco los hechos violentos que generan sectores de la oposición. Los términos libertad, democracia, participación irradian un velo protector hacia todos sus actos vandálicos. Vandalismo, piromanía, exacerbación del odio racial y diferencias de clase emanan de las acciones de la oposición, sean jóvenes o viejos. La edad no es barrera.

Las manifestaciones de los estudiantes opositores en los últimos tiempos han derivado en la violencia. El incendio de hectáreas del Guaraira Repano, precedido de la quema de los chaguaramos en la avenida Bolívar en el 2007; el intento de obstruir el tránsito por importantes ramales de autopistas y avenidas; el uso en las concentraciones de costosos equipos, como escudos y máscaras antigases, lo cual habla de acciones premeditadas, constituyen evidentes delitos.

A raíz de estos hechos, las autoridades de la Universidad Metropolitana publicaron en la prensa el 17 de enero un comunicado donde hablan de la defensa del ambiente, de una convivencia armónica con el parque nacional, de viveros forestales, de programas de formación avanzada en gestión ambiental y de programas de reforestación. Todo muy bonito en la letra. Es obvio que estos jóvenes son inducidos a cometer estas cuestionables acciones. Esto sí preocupa y debería preocupar mucho más a las autoridades de esa universidad.


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Asalia Venegas


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