El periodismo militante afecto al chavismo no es objetivo en muchos de sus planteamientos y de eso hemos escrito bastante por esta ventana libertaria de Aporrea. La propia página de Aporrea es "antipática", como otras de la web. Cuando el joven periodista de Ávila Tv, Amorín, fue entrevistado por la dama Tania Diaz, se expresó en esos términos, como militante de la revolución bolivariana. Muy bien, es su pleno derecho. Cuando los cuatro conspiradores arribaron al aeropuerto de Maiquetía, provenientes de Puerto Rico, otro periodista de Ávila Tv increpó a la rata Ravell y lo llamó “palangrista”. No considero correcta esa manera de interpelar a esa persona (lo de persona es un decir) pues lo está agrediendo verbalmente, así sea verdad y de ahí la respuesta disociada del sujeto de marras. Ese joven tenía que haberse limitado a cubrir el evento y tratar de sacar la mayor información posible para la audiencia nacional y no lanzar dardos provenientes de su óptica política. El antes citado Amorín me parece más ponderado y muy valiente, además, lo mismo que aplaudo la valentía del que cubrió la escena del aeropuerto. Y qué cosas, esos trabajadores incondicionales de ese canal bolivariano no han recibido salarios desde hace meses. ¿Qué revolución es esa, Jesse Chacón? Es una vergüenza.
Ahora el camarada Mario Silva sufre otro atentado para amedrentarlo. Él pertenece al periodismo "antipático" afecto al chavismo. Así son ellos, los fascistas, violentos y asesinos si no comulgamos con sus ideas retrógradas y excluyentes. El señor Silva no callará y esa gentuza lo sabe. Hay elementos que Mario expone en su programa con los que no concuerdo en virtud de su compromiso incondicional con el señor presidente pero estamos de su lado como solidaridad con alguien que sacrifica su vida personal por un proyecto en el cual cree y eso hay que respetarlo.
Existe también el periodismo “anarcoide” (término utilizado por el camarada José Roberto Duque). Este simpático personaje de lo contestario e irreverente, hace un análisis muy interesante en el semanario TEMAS VENEZUELA que está en circulación. Personalmente siento mucho respeto por el señor Duque. Es un luchador de muchos años que en la calle defiende lo que piensa y en lo que cree fervientemente. Es un “antipático”, no es bienvenido en los canales de Tv del gobierno y eso es censura asqueante. Es “antipático” porque habla sin tapujos, con argumentos concretos y bien definidos, no escamotea la cruda realidad de los hechos y eso no gusta a la derecha endógena enquistada en el ineficiente MINCI.
Puedo ser un periodista que profesa las ideas de la izquierda socialista bolivariana, que anhela un mejor país, más solidario y con justicia por igual para todos los venezolanos PERO eso no significa que deba perder mi dignidad por no criticar desviaciones y errores del Proceso. El profesor Vladimir Acosta es un ejemplo claro de lo que es un analista político identificado con el camino socialista que intentamos construir pero no es un tarifado ni temeroso de decir lo que piensa. En el canal VTV no ocurre eso, con algunas excepciones que le permiten (milagrosamente) al “antipático” Alberto Nolia, allí está prohibido hacerle críticas a las gestiones del gobierno o de lo contrario se tiene que ir. ¿O estoy mintiendo?
El atascado MINCI no apoya al periodismo “antipático” escrito. Los avisos y publicidad en general, es canalizada a periódicos conspiradores como El Nacional, El Universal y otros bodrios pero no apoya a los pequeños semanarios que van directamente a las masas seriamente comprometidas con el presidente Chávez y la esperanza socialista. ¿Quiénes leen esos periódicos facistas? La contra y los que lo deben hacer, tragando grueso, para emitir análisis variados, o sea, una gran minoría.
Llevamos diez años tratando de construir un periodismo revolucionario de altura pero no se ha conseguido y eso le ha restado y le seguirá restando votos al señor presidente y sus aliados cada vez que haya elecciones. Seguiremos votando por los “nuestros” y por Chávez pero con eso no basta. Parafraseando al gran Alí Primera: No basta votar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz…”