La cadena nacional que convocó el Presidente Hugo Chávez antes de partir a la Argentina, sirvió para anunciarle al país, entre otras cosas, la incorporación de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones CONATEL, al Ministerio del Poder Popular para Obras Públicas y Vivienda y en ello va implícito, para Diosdado Cabello Rondón, titular del Despacho, después de analizar entre líneas la alocución presidencial, la patriótica, noble, soberana y necesaria misión, de revocarle la concesión al canal fascista GLOBOVISIÓN.
No es necesario ser un sesudo analista para entender lo que representa la figura de Diosdado Cabello al frente de CONATEL: La de ser el verdugo de Globovisión.
Si alguien pudiera tener dudas al respecto, basta con leer lo expresado por el ciudadano presidente en Argentina durante la reunión ampliada entre la Comisión Binacional de Alto Nivel y los cancilleres de ambos países tras ser recibido en la Casa Rosada por su homóloga Cristina Fernández, en donde dirigiéndose al auditórium ahí congregado advirtió: “que no debe extrañarse nadie cuando el Estado tome decisiones sobre algunos medios de comunicación que practican el terrorismo”; en clara alusión, al canal fascista Globovisión.
Ya en un artículo anterior titulado “Con Globovisión, la vida es más sabrosa” publicado en Aporrea, decíamos que la palabra del Presidente Chávez, al referirse al loco con cañón, era palabra empeñada y que los días de Globovisión estaban contados.
Años de complacencia y de ineficiencia por parte de los funcionarios de CONATEL, ha sido la norma en ese ente gubernamental. CONALTEL, sólo ha sido un medio para que sus funcionarios usufructúen salarios provenientes del tesoro nacional; mucho dinero de este, proveniente de los contribuyentes formales y no formales sin que ninguno de ellos haya establecido una sanción ejemplarizante en contra de los capos de la televisión privada venezolana. Capos que se han dado el lujo de vilipendiar, ridiculizar y hasta permitir mentadas de madre; amenazas de magnicidios y desconocimiento de la autoridad de la figura presidencial en sus programas de televisión proferidas por los opinadores de oficio que por ellos desfilan, sin hacer absolutamente nada.
CONATEL, sólo se ha limitado a elaborar tímidos procedimientos administrativos que nadie sabe en qué paran ni para qué sirven, ya que el colectivo no lo ve convertido en acciones como multas que se hagan efectivas o en medidas de suspensión de señal aunque sea por horas.
Sabemos a lo que viene y por lo que viene Diosdado Cabello. Viene en una necesaria misión de afinar los procedimientos sancionatorios de rigor; obviamente, apegados al marco legal establecido en la Constitución y las leyes, para llevar a efecto la medida revocatoria de concesión en contra del canal fascistoide Globovisión.
Diosdado, no tendrá mucha dificultad para encontrar los elementos de juicio que justifiquen los causales de revocatoria de concesión; porque al decir del propio presidente, ellos mismos, los dueños de los medios, son los que se elaboran sus propios expedientes; se hacen el haraquiri; tal el caso, del innombrable loco con cañón de la Florida.
Vaya pues, nuestro respaldo al ministro Diosdado Cabello y un llamado al soberano a acompañar al ministro en tan patriótica misión una vez que al Estado le corresponda, dentro del marco de las leyes, ejecutar lo que haya que ejecutar. Pero asimismo, un llamado de alerta máxima; a estar pila; mosca para repeler los actos de violencia con los cuales de manera indefectible va a reaccionar la derecha fascista venezolana, ya anunciada por el malandro cabeza e´ motor, tratando de desconocer la medida sancionatoria; medida, que en muchas ocasiones hemos llegado a pensar la están buscando adrede con fines inconfesables como parte de una agenda golpista. De ahí, que nadie, absolutamente nadie, debe ser tan ingenuo en pensar que una vez la derecha vea concretada la revocatoria de concesión de su canal emblema, el cual han ofrecido como cordero al verdugo, se van a ir de responso espiritual y a un valle de lágrimas.
Las consecuencias de la medida habrá que enfrentarlas en la calle, serán duras pero se hace necesario afrontarlas, porque sin justicia hay impunidad; con impunidad no hay paz y sin paz, no habrá patria.
¡El que tenga oídos, que oiga!
Médico