La pregunta de nuestro artículo ni es ociosa ni es redundante, obedece a una realidad actual, muy propia del proceso revolucionario donde se viene produciendo una explosión de medios alternativos y el surgimiento de centenas y miles de comunicadores populares en impresionante proporción y número que deja pálido todo el proceso del surgimiento de periodistas contando incluso todos los del siglo XX. Pero cuando se va a celebrar el día del periodista, incluso por el gobierno revolucionario, se refiere en exclusiva al periodista graduado en alguna universidad, el que tiene un título académico, nunca a ese periodista popular que desde las barriadas, comunidades, aldeas universitarias, campos, centros de trabajo, periódicos o revistas impresas, emisoras o televisoras comunitarias y alternativas ejerce el oficio dignamente diciendo lo que otros callan, lo que no dice la gran prensa, defendiendo el proceso revolucionario a capa y espada como es ya un hecho histórico.
LOS PERIODISTAS DE LA AVP NO ERAN PERIODISTAS GRADUADOS
Un gran revolucionario, militante socialista, periodista y editor, Guillermo García Ponce propuso, en los años 60 del siglo XX, en la ya desaparecida Asociación Venezolana de Periodistas o AVP, que, desde una visión revolucionaria y nacionalista, se declarara el 27 de junio día del periodista venezolano en razón de que ese día pero en 1818 el Libertador Simón Bolívar fundó el primer periódico alternativo de lo que 5 años después sería la República de Venezuela, el Correo del Orinoco.
Pero aquellos hombres como el propio Guillermo García Ponce, su hermano Servando García Ponce, Miguel Otero Silva, Kotepa Delgado, Aquiles y Aníbal Nazoa, Leoncio Martínez, Gustavo Machado, José Vicente Rangel no se graduaron de periodistas en ninguna universidad, que sepamos, aprendieron el oficio en periódicos fundados por ellos mismos, como es el caso de Kotepa Delgado, militante comunista activo que fundó Últimas Noticias, después cometió el error de vendérselo a un empresario que utilizó el medio para la politiquería, el mercantilismo más vil y el fortalecimiento de la oligarquía mediática.
El gran dirigente comunista Gustavo Machado fue el primer director del Tribuna Popular, órgano del PCV; en ese medio se foguearon no pocos dirigentes comunistas, venidos en grandes periodistas años después como Federico Álvarez, Héctor Mujica y Orlando Araujo; otros revolucionarios aprendieron el oficio de periodistas en periódicos como El Morrocoy Azul, El Nacional, Últimas Noticias, Tribuna Popular. Con ello queremos significar que cuando se funda la AVP la inmensa mayoría de sus integrantes, que se agremian para la defensa de sus intereses como trabajadores en los diferentes periódicos donde trabajaban; es decir, el primer gremio surge por razones económicas, no eran periodistas graduados sencillamente porque no existía escuela de periodismo alguna. Y es el Partido Comunista de Venezuela el que controla políticamente el gremio, aunque naturalmente hay periodistas de AD, URD y COPEI.
La dinámica del desarrollo de la prensa en Venezuela impone al empresariado la necesidad de crear o fundar una Escuela de Periodismo que comienza por la UCV, instancia académica que masifique, por así decirlo, la actividad comunicadora, ordene académicamente el oficio y le incorpore conocimientos teóricos y herramientas al estudiante a tono con el desarrollo del periodismo en los países del primer mundo. Pero la izquierda, que controla la UCV, será la que dirija la Escuela de Periodismo y muchos de sus profesores tendrán en sus manos la formación de las primeras generaciones de periodistas; ese componente dinamizará las luchas gremiales, surgirá un periodista progresista, de mentalidad clase media o pequeño burguesa, pero, en general, luchador. Atrás va quedando la dinámica y la fuerza, la combatividad de la AVP y el desprendimiento de aquella generación de periodistas revolucionarios.
LA OLIGARQUÍA DIO UNA CUOTA IDEOLÓGICA A LOS PERIODISTAS PARA DOMINARLOS
El Colegio Nacional de Periodistas vendrá a sustituir la antigua y combativa AVP, el nuevo gremio incorporará elementos clasistas que se verán plasmados en la llamada Ley del Ejercicio del Periodismo, ley que hará –en violación del derecho al ejercicio de la libertad de expresión y opinión que consagra inclusive la Constitución de 1961– exclusiva y elitesca la profesión, segregará a todo aquel que no provenga de la escuela de comunicación social de las universidades públicas o privadas, por supuesto con la excepción de los dueños de los medios, que sin ser ni graduados de periodistas ni colegiados, ejercieron siempre el oficio cuando éste era conveniente a sus intereses políticos o económicos, el caso de Marcel Granier en RCTV es por demás elocuente, por supuesto contra ellos, los oligarcas de los medios, no iba ni fue nunca aplicada la ley por haberla violado.
En la medida en que se iba profundizando el dominio de las transnacionales de la comunicación de masas sobre los medios; que se imponía el control monopólico del espectro radiofónico y televisivo; que los periódicos impresos fueron empresas capitalistas poderosas y exclusivas que influenciaban políticamente a los gobiernos –eufemísticamente se los llamaba el 4º Poder– en esa medida la cuota ideológica, la cuota de clase para el periodista que ingresaba al medio era, en primer término, sentirse superior, tener en sus manos una herramienta que era exclusiva del sector según la ley, independientemente de que fuera un buen asalariado o que se violaran sus derechos laborales como ocurrió en el Diario de Caracas o en la cloaca de 2001 en diversas oportunidades, para citar sólo dos ejemplos.
LA OLIGARQUÍA EN LOS 70 SE LANZA A LA TOMA IDEOLÓGICA DE LAS UNIVERSIDADES
Pero esa concesión ideológica al profesional del periodismo tenía, por supuesto, un componente de dominación, de tender a la domesticación del profesional, reducirlo a ser un instrumento defensor de los intereses del medio, mejor dicho, de los propietarios del mismo. Ese fue un proceso que duró varios años, hasta deslastrar las escuelas de comunicación social de la influencia política e ideológica de los sectores de izquierda.
La derrota de la lucha armada en los años 60; la división del PCV en 1970, el nacimiento del MAS cada vez más derechista, la desaparición del MIR, todo ello fue influyendo y determinando la pérdida de la influencia política y la organización de la izquierda en la UCV, la ULA, LUZ. A ello se agrega, a partir del gobierno neo fascista de Rafael Caldera, el allanamiento y cierre de la UCV, se produce un giro táctico en las políticas de las clases dominantes hacia la educación y comienza la “toma de clase” de la educación media; se fractura el bachillerato tradicional –conquistas de las luchas de nuestro pueblo en los años 40– y se crean dos niveles, el básico y el medio, desaparecen los centro de estudiantes; se debilita y envilece la educación media pública y se busca ahogarla mientras se fortalece la educación media privada; se elimina la educación técnica o se la reduce a grotescos niveles de mediocridad y simpleza. Se abría el camino al paulatino control de las universidades públicas, se impone la odiosa política del cupo y los filtros de las pruebas de admisión –principios burgueses de la privatización de la educación superior–, sólo se va admitiendo el ingreso de los estudiantes de la clase media –en sus variadas expresiones: media, media, media, alta– provenientes de los liceos privados, jóvenes sin antecedentes de combatividad ni participación de luchas estudiantiles, ideológicamente maleables, manipulables mientras son formados en una educación autocrática, desarrollista, neoliberal. Las escuelas de comunicación no escapan a esa dinámica y a esa realidad y los profesionales que de ellas salen –y muchos de los que de allí han egresado en los últimos años– son portadores de esa mentalidad pequeño burguesa .
LA REVOLUCIÓN GENERA EL “SER O NO SER” DE LOS PERIODISTAS BOLIVARIANOS
La llegada al poder del comandante Chávez y el comienzo de la revolución trastrocó todo el espectro mediático y abrió, como nunca antes en la historia del periodismo venezolano, las puertas de un nuevo modelo mediático y de un nuevo periodista, el periodismo alternativo y el periodista o comunicador popular. La revolución abrió compuertas cerradas por la oligarquía criolla y el imperialismo que por decenas de años represaron verdades y ocultaron hechos gravísimos ocurridos en el país, crímenes, entregas de soberanía y dignidad, latrocinios, corruptelas, injusticias. Puertas tenebrosas que ocultaban las ansias de infinidad de sectores populares y revolucionarios de expresarse y de decir la verdad, ¡su verdad! y cuando asumen, con una profunda conciencia social, conciencia de patria, conciencia de clase popular, proletaria para sí, brotan periódicos alternativos, revolucionarios, como mieses y ¿quiénes los hacen? hombres y mujeres que, en su inmensa y absoluta mayoría, no son periodistas graduados, gente desconocida, del pueblo, que asumen la conciencia de romper la exclusión informativa y empieza una dinámica mediática nueva, totalmente desconocida, mientras la oligarquía arremete mediáticamente contra el pueblo, del pueblo salen periodistas desconocidos que dirigen periódicos desconocidos y lo hacen tan bien que la derecha fascista mediática sienten sus golpes y acusa el dolor que los mismos le causan.
Muchos de aquellos periodistas honestos se integran al proceso revolucionario, pero no asumen ni admiten verdadera y realmente al periodismo alternativo y menos al comunitario. Sale a relucir la posición de clase cuando se refieren a los periodistas alternativos. “Esos no son periodistas graduados”, “no saben hacer un periódico, redactar una noticia”. No se comprende la fuerza del nuevo fenómeno comunicacional, su importancia estratégica, portadora de un nuevo paradigma comunicacional tampoco muchos funcionarios que pretenden negarle el apoyo que el propio presidente ha autorizado reiteradamente. El estratega si cala la importancia de la prensa alternativa y reitera que es necesario darle apoyo.
Los periodistas bolivarianos en su mayoría rechazan al comunicador alternativo presuntamente por carecer de los conocimientos que los limitan y hacen sus periódicos de baja y limitada capacidad informativa. Evidentemente esa no es la razón, ésta es el rechazo clasista, esa mentalidad que le forjaron en la escuela de comunicación y remacharon en el medio de comunicación privado, porque la inmensa mayoría de los periodistas alternativos son de origen humilde, provienen de la clase trabajadora, no son universitarios, aunque la nueva educación (UBV, Aldeas Universitarias) abre inmensos caminos en la formación del periodista revolucionario y cierra aceleradamente esa absurda brecha.
¿Qué es lo que verdaderamente se plantea ante los retos que en el plano comunicacional tiene la revolución, en momentos en que la oligarquía y el imperio desatan su guerra de Cuarta Generación, su terrorismo mediático?
Superar esos prejuicios absurdos y traspasar la barrera que impone la falsa ideología burguesa es fundamental para fortalecer la opción comunicacional revolucionaria. Fortalecer el frente de la guerra popular mediática aportándole conocimientos periodísticos e ideas a los medios alternativos y comunitarios; pensar de manera horizontal, colectiva, solidaria, en el marco de un proyecto socialista y anti capitalista.
No es posible que el premio nacional de periodismo subestime e ignore a los medios alternativos, a su fuerza comunicacional, sus extraordinarios reportajes y trabajos de opinión, su rescate de la memoria histórica y popular, su tenaz lucha contra el enemigo mediático que pretende restituir el modelo neocolonial e imperial que dominó en Venezuela hasta 1998. Que ocasionalmente se los confine a premios de consolación para tranquilizar la inquietud y el descontento del periodismo alternativo.
Premio tradicionalmente concebido dentro de los parámetros burgueses, para los periodistas de algunos medios privados que hacen un periodismo objetivo y veraz –muy pocos, por cierto, conforman la lista de esas honrosas excepciones–; para los merecidos trabajos periodísticos de los medios radiofónicos y televisivos del Estado como “Dossier”. Pero ¿por qué se excluyen reiteradamente a los medios alternativos de esas premiaciones?
Por una concepción de clase, burguesa, pequeño burguesa, porque se asocia el periodismo y al periodista a lo que fue en la Cuarta República y no lo que es en realidad a partir del surgimiento del movimiento social de los medios alternativos y comunitarios dentro del proceso revolucionario bolivariano.
No es casual que se esté desarrollando una política que busca ahogar a los medios alternativos negándoles pautas en las instituciones del Estado, imponiéndoles que presenten proyectos para financiarlos, alargando las decisiones para que se produzca un derrumbe del movimiento alternativo. Nada de lo que está ocurriendo con los medios alternativos y comunitarios es casual, es una siniestra política con muchas ramificaciones en sectores de la quinta columna que quiere debilitar la revolución desde adentro, porque los enemigos saben la importancia y trascendencia que tiene el periodismo revolucionario social, temen que se consolide una nación de comunicadores.