Prefiero analizar el hecho desde otro ángulo. Los errores no se justifican, se corrigen. La señora Lina Ron se metió en la cloaca de Globovisión y, como ocurre en todo albañal, sales lleno de mierda. Así de simple. Me motivé a escribir del asunto después de haber escuchado a nuestro presidente sobre el tema y oírle una parte del discurso que decía: “…¡¡Y que caiga todo el peso de la santa ley!! Se afincó en eso y lo vocalizó en do mayor. Muy bien señor comandante. Usted sabe que nosotros somos fieles a sus líneas y hasta votamos por elementos en los que no confiamos ni admiramos y después vemos como salen con las patas tuertas, pero así lo exigió usted. Eso se llama fidelidad al líder en el que confiamos. También sabemos que usted atiende muchos frentes a la vez y no puede ser el cuarto bate, pitcher y novio de la madrina, no debemos exigirle lo que un humano no puede. Bien.
Cuando usted pide, con voz ronca y fuerte que sea castigada la camarada Lina Ron, no podemos reprochárselo, usted está en lo cierto porque eso favorece a la canalla asesina y lacaya que le importa un bledo el futuro del país y se enganchan en ese triste video para sacarle el mejor provecho asqueroso. Bien. Pero lo que es bueno para el pavo también es bueno para la pava. La justicia debe aplicarse para todos por igual, o mejor dicho, por casi igual. Cuando usted indultó a esos bandidos que participaron en hechos gravísimos contra la sociedad y la patria tuvimos que tragar grueso, como cuando usted y nosotros tragamos al dispensar el TSJ a los “preñados de buenas intenciones”. Bien. Todos lo acompañamos en el dolor patrio. Pero no estaremos jamás de acuerdo en ese funesto indulto que dejó en libertad a elementos de gruesas pezuñas y garras asesinas. ¿Es más grave lanzar una bomba lacrimógena en la cloaca Globovisión que invadir la embajada de un país digno como el de Cuba? ¿Y todos los crímenes que se cometieron con el sabotaje petrolero no son peores? ¿Y dónde están los culpados por nuestra “santa ley”? ¿Dónde coño están esos desgraciados? Saludos, Isaías Rodríguez, disfruta tu plácida estancia en España pues “te lo mereces” al ser tan estrictamente apegado a la ley.
Ahora resulta que la señora Lina Ron es el demonio con faldas y debe ser enviada al infierno por estúpida, por imprudente. Así es la vida, si luchas por la revolución eres un vergatario(a) pero si yerras eres un malnacido. Esa señora es una víctima de la impunidad grosera que nos arropa, de la displicencia de la Fiscalía blandengue, del desespero ante tantos crímenes sin delincuentes, de la corrupción en el poder judicial, de la complacencia con el delito de altos funcionarios que se hacen los suecos cuando se debe castigar a uno de sus amigotes incursos en hechos de corrupción o delitos varios. ¿O estoy mintiendo?
La camarada Ron ha sido víctima del errático enfoque de nuestros medios que potencian todos los días a esa cañería mediática, divulgando diariamente opiniones y pendejadas que no nos dejan nada, absolutamente nada edificante. La señora Ron es una víctima de VTV que se empeña en reproducir las heces que circulan por el albañal citado. Y que me demuestren lo contrario.
Repito, los errores nuestros no se justifican, se deben corregir y seguir adelante para conquistar más espacios de la derecha cipaya y apátrida pero no nos ensañemos con los que han sido consecuentes con esta incipiente revolución. Es muy fácil condenar desde un cómodo sillón o desde un curul burócrata de la AN. Pongámonos en el lugar de la señora Ron y llevémosle amor, el paradigma que nuestro líder cita casi a diario. La compañera Lina en estos momentos aciagos necesita de mucho amor y comprensión. A los “revolucionarios” católicos que tanto pregonan el amor a nuestros semejantes se les presenta una gran oportunidad para abrazarla y no vilipendiarla lanzándole piedras como si fuese un bicho apestoso. Un sabio dijo: “No hay religión más elevada que el amor”.
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