La suspensión de la concesión radioeléctrica a las emisoras que estaban operando al margen de ley, ha originado que muchos periodistas, convertidos en “magdalenas de la oposición”, defiendan a quienes por mucho tiempo se han convertido en sus más salvajes explotadores.
La mayoría de las emisoras radiales de carácter comercial y por ende capitalista, fijan criterios estrechamente vinculados con la ley del embudo: lo ancho para los propietarios de las emisoras y circuitos radiales, lo angosto para la clase trabajadora, en particular, para periodistas y productores independientes.
Una hora en radio puede costar desde 400 a 2000 bolívares fuertes, el monto depende de la cantidad de cuñas publicitarias o promocionales que el responsable del programa pueda captar. En un principio hay emisoras que fijan un canon mensual, “como para empezar”, por el orden de los 300 bolívares fuertes, que poco va a aumentando en la medida en que vayan apareciendo nuevas cuñas de publicidad, sin que se fije un tope.
La otra modalidad que aplican los dueños de emisoras radiales está basada en el 60 y el 40 por ciento. El 60 por ciento para la radio y el 40 para el productor del programa. Si un programa radial, ajustado a la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión, logra mantener diez cuñas, a razón de 400 bolívares fuertes cada una, da un total de 4 mil bolívares, que al aplicarse el porcentaje acordado, refleja 2 mil 400 bolívares para los dueños del circuito radial y 1 mil 600 para el productor. Estos vampiros de la comunicación, con esta modalidad, chupan hasta la última gota de sangre al programa radial.
Es importante destacar que un periodista –la mayoría no son empleados de la radio– no goza de los beneficios de la Ley del Trabajo, ni del Seguro Social, mucho menos del Paro Forzoso, Ahorro Habitacional, Contratación Colectiva, Caja de Ahorro, Bono Vacacional, pues los propietarios de la radio no establecen ningún tipo de relación laboral con ellos.
Esta situación está en la sombra, opacada por los intereses políticos del Colegio Nacional de Periodistas. Echeverría, Santodomingo y Moleiro, convirtieron al CNP en un partido más de oposición, que se retrata junto a los dueños de los grandes circuitos de radiodifusión nacional, quienes son los explotadores de sus colegas. Hasta ahora no ha habido un pronunciamiento del CNP en el que se exija a los medios de comunicación social un sueldo digno para los periodistas, contratación colectiva, seguro de cirugía, hospitalización y maternidad, entre otros beneficios que merecen los comunicadores sociales del día.
Los periodistas que “laboran” en estos medios de comunicación cursaron durante cinco años de estudios en Comunicación Social en universidades nacionales, simplemente para que los propietarios de la radio los conviertan en vendedores de publicidad, pues una cuña publicitaria se ha convertido en el medio de subsistencia de los periodistas, quienes para tener un ingreso módico, se ven en la necesidad de aceptar las condiciones pro capitalistas de los chupasangre de la radiodifusión venezolana. ¿Hasta cuando tanta hipocresía en el Colegio Nacional? Cosas veredes mi amigo Sancho, diría Don Quijote a su fiel escudero Sancho Panza.
*Periodista – CNP 11967
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