Los televidentes venezolanos son constante y permanentemente agredidos por esos bodrios infames que llaman novelas, sobre todo las procedentes de Colombia. El daño a la moral, a los principios, a la dignidad humana no pueden ser más recurrentes, reiterados y sistemáticos ante la indiferencia absoluta de Conatel, del Consejo del Niño, Niñas y Adolescentes, de los tribunales.
La televisora Televen, al permitir la transmisión de semejantes seudo novelas, viola la Lopna, la ley Resorte, la ley contra la agresión a la mujer. Permite de la manera más impúdica que las novelas nocturnas hagan una abierta apología al delito sin que ninguna autoridad, de manera oficial, actúe con contundencia y le pongan fin a tanto atropello colectivo.
Por si fuera poco se permite la utilización de nombres prestigioso de novelas venezolanas como “Doña Bárbara”, “Cuando quiero llorar no lloro”, cuyos autores son los laureados escritores Rómulo Gallegos y Adriano González León. ¿Autorizaron los herederos de estos prestigiosos escritores que se le pusiera el nombre de las novelas que heredaron o le vendieron los derechos de autor –básicamente el nombre– a las televisoras o empresas colombianas que presentan aquellos adefesios que nada tienen que ver con las novelas originales ni con la realidad socio-cultural venezolana?
¿En qué parte de “Doña Bárbara” sale la presencia de un gobernador narcotraficante o un hombre golpeando brutalmente a una mujer? ¿En qué capítulo de “Cuando quiero llorar no lloro”, salen niños de 8 años hablando del sicariato o queriendo ser sicarios desde tan temprana edad?
Cada una de esas seudo novelas, llevadas en sus libretos a la modernidad de una Colombia en descomposición, moralmente derrumbada, atrozmente violenta, cruel, perversa, donde se violan los derechos humanos de la manera más impune, se elogia el delito, el narcotráfico, la prostitución, el crimen, ¿puede llamarse a eso cultura? ¿Por qué el Gobierno, Conatel, el ministro Diosdado Cabello lo permiten, no hacen nada teniendo no sólo información de ello sino la violación masiva de las leyes y los derechos humanos?
El daño que se le está haciendo nuestra juventud y a nuestro pueblo es letal, terrible; todo el esfuerzo que hace el gobierno por dignificar al ser humano, por levantar la solidaridad y la hermandad entre los individuos, la prédica de la cultura socialista y de nuevos y auténticos valores humanistas se derrumba día a día con esas asquerosas producciones televisivas. Pero eso no es nuevo ni de ahora, lleva años y no se oye ninguna protesta, tímidas críticas de algunos funcionarios o de comunicadores alternativos que no llegan a nada.
Ni siquiera se preocupan los directivos de ese canal por cuidar la forma, hasta los títulos son una incitación a la prostitución, a las organizaciones delictivas. “Las muñecas de la mafia” es el nombre de una basura enlatada que se transmite por Televen. ¿Su contenido? La historia de grupos, mafias, carteles de narcotraficantes, cuyo contenido ideológico es la participación de la mujer no sólo en la prostitución sino en el delito, en el narcotráfico, en el consumo de estupefacientes, en el crimen; mujeres compradas por riquezas efímeras,
¿Y dónde se puede dejar ese otro bodrio que se llama: “Más sabe el diablo…”? ¿Podemos imaginar una escuela de homosexualismo más abierta y descarada? ¿Podemos imaginar una cátedra de delincuencia, maldad, intrigas, delincuencia organizada, terribles torceduras humanas que la que presenta esa novela?
Da tristeza decirlo, pero el gobierno derechista de Panamá tuvo la valentía, a través de su presidente, de anunciar la prohibición, por razones de salud pública, de tanta basura enlatada, las mismas novelas, y nosotros, que somos una revolución, somos permisivos, tolerantes con tanta putrefacción televisada. Así no avanza una revolución ni se derrota ideológicamente al capitalismo.
Llamo a una cruzada contra las telenovelas, sobre todo las colombianas de Televen por razones de salud pública, por razones de dignidad, por razones sencillamente de soberanía.
(humbertocaracola@gmail.com)