21 marzo 2019 - Periodista. Mantuvo una columna semanal en el diario Últimas Noticias hasta que un día, cansada de asombrarse con la realidad, decidió abandonarla. Y en su último artículo escribió: “Cuando uno empieza a dejar de comprender lo que predica es mejor hacerse a un lado y buscar espacios donde pueda ser más útil”.
¿Existe el periodismo?, ¿aquel que nos enseñaron en las escuelas de comunicación?
En absoluto. Alguien, como dijo el apreciado colega Earle Herrera, se lo robó y no solo no lo devuelve sino que cada vez está más alejado de aquellos principios que aprendimos nosotros hace años. Lo que existe hoy por hoy es propaganda política, asquerosa por de más, disfrazada de periodismo.
¿Los columnistas de opinión tienen alguna influencia sobre los que toman decisiones en el gobierno?
No creo. Lo digo por experiencia propia. Comencé escribiendo en el 2002 en Ultimas Noticias y empezandito tuve el honor de que Chávez leyera un artículo mío en un Aló, Presidente, pero paulatinamente, en la medida en que profundizaba mis críticas, aumentaban mis lectores en las bases, pero el silencio gubernamental fue elocuente. Una palabra de Díaz Rangel en su columna dominical generaba siempre respuestas. ¿Ahora? No creo que en el alto gobierno lean a nadie. ¿Y que alguien modifique o influya en alguna decisión?, menos aún.
¿Existe la opinión pública?
—Existe una masa alienada que sigue con frenesí el discurso que quiere oír. Tú, que eres publicista, sabes bien cómo se manipulan las conciencias (sin ofenderte). El año pasado escuchamos hablar de la big data. ¿Qué quiere decir esto? Que hay gente dedicada a explorarnos para mandarnos el mensaje que justamente necesitamos escuchar. Es lo más monstruoso que nos ha tocado vivir. El periodismo de antes medio informaba a la gente para que se formara su propia opinión. Ahora es al contrario, nos mandan una opinión ya digerida, bajo el parapeto de la información. No hay opinión pública, hay opiniones que tienen público.
Si las falsas noticias (fake news) han existido siempre, ¿por qué hay tanta preocupación ahora por eso?
¡Porque siempre nos han mentido, pero nunca con tanto descaro! Antes existía un poco más de recato a la hora de mentir. Es decir, nos mentían sin que nos diéramos cuenta.
Ahora vienen sin recato con las mentiras. Lo bueno es que uno ha aprendido a detectarlas.
¿Será verdad, que los medios de comunicación siguen teniendo la verdad como su principal objetivo?
Honestamente, ese nunca ha sido el real objetivo. El principio de los medios de comunicación es hacer dinero. Cuando uno es periodista novato y cree en esos principios de honestidad, veracidad, equilibrio, y se topa con esta realidad, es verdaderamente frustrante, no sólo ahora, siempre.
¿Puedo contarte una anécdota? Mi primer trabajo fue como redactora en la revista Bohemia del Bloque Dearmas. Me asignaron una pauta para hacer una serie sobre los efectos nocivos del Alka Seltzer en las vías digestivas. Yo me tomé el asunto muy en serio y me dediqué a hacer una serie de investigaciones y entrevistas a gastroenterólogos, convencidísima de que estaba haciendo un trabajo muy noble. Un día me dijeron que parara la cosa. Me enteré entonces que la empresa “Alka Seltzer” le había asignado una jugosa pauta publicitaria al Bloque Dearmas. Se la habían dado primero a la Cadena Capriles y no a su archirrival, el Bloque. Ahí entendí que el periodismo es una industria y la verdad relativísima.