Cuando llegué por primera vez a Venezuela, era para trabajar como misionero. Iba a ser cura, pero no el tipo de cura que predicaba, sino el tipo de cura que hacía cosas, que se movía para ayudar a los más desposeídos, un cura tipo misionero, pero en acción. A mí jamás me interesaron las palabras vacías. Trabajé como misionero durante casi dos años en algunos de los barrios más desposeídos de Caracas y en un caserío en la entonces selva de Barlovento donde todo andaba bien hasta que un día no toleré más la corrupción que existía --- y sigue existiendo --- dentro de la iglesia católica, y poco después, los curas me botaron.
Chao.
Yo no podía con la conciencia tranquila seguir acompañando a los curas en sus almuerzos de $400 (¡en los años 1970!) en los mejores restaurantes de Las Mercedes, durante un mínimo de 4 horas seguidas cada vez, dos veces la semana, echándose la fiesta con los banqueros más poderosos de Venezuela, los ministros más corruptos del gobierno de CAP (Carlos Andrés Pérez), y empresarios, donde como unos típicos sifrinos (momios) hijos de papá, esos curas hipócritas gozaban --- con sus "panas" --- de las mejores comidas y bebidas del mundo justificando todo esto con la miserable excusa de que estaban trabajando, muy duro por supuesto, en nombre de Dios para convertir a esos miserables ricachones en buenas personas, algo que yo ya sabía era imposible, así como lo dijo Jesucristo en su parábola del camello y la aguja (Mateo 19, 23-30).
Ver: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo%2019%3A23-30&version=RVR1960
Sí señor.
Bueno, eso fue en los años 1970, cuando Venezuela era básicamente una sociedad compuesta de tres países (o tres mundos):
1- (menos de 1%) Las clases dominantes, empresariales, y gobernadoras descendientes principalmente de los españoles invasores y colonizadores, excluyentes, arrogantes, y racistas.
2- (20%) Las clases media y media altas, descendientes mixtos --- de blanco, Negro, Indígena --- pero mayoritariamente de sangre española y con la misma o parecida actitud de las clases dominantes (1), imitadores de las clases dominantes, arrogantes, serviles a las clases dominantes (esclavos de las clases dominantes), y racistas, mayoritariamente hijos malcriados de papá con educación comprada, "profesionales" prepotentes, funcionarios corruptos, comerciantes (casi todos corruptos), y dirigentes políticos corruptos, entre otros.
3- (80%) Las clases trabajadores, la mayoría mestiza, Negros, e Indígenas, pero entre ellos algunos blancos "sin apellido," la mayoría de poca educación y básicamente esclavos de las clases media y media altas (2).
En aquel entonces me enorgullecía ser uno de los pocos misioneros canadienses que trabajaba (sin pago) ayudando a los pobres en un país lejano, tropical, y parecido a África, o sea, un país pobre, atrasado, y subdesarrollado. Es que cuando yo era joven siempre soñaba de ir a trabajar en África, pero me llegó la oportunidad de ir a Venezuela, entonces por eso me vine a Venezuela en vez de irme a África. De todas maneras, me sentía orgulloso de haber contribuido algo positivo hacia la humanidad, en particular a favor de los más desposeídos del planeta en un país del "tercer mundo," típicamente llamado entonces, una "república bananera."
Así era considerada Venezuela entonces por la inmensa mayoría de las poblaciones norteñas.
La Venezuela de entonces podría haber sido cualquier otro país africano, y nadie hubiera notado la diferencia. En otras palabras, la Venezuela de entonces no era ningún lugar del cual uno podía fácilmente sentirse orgulloso así como lo fue más tarde cuando Chávez apareció en el escenario.
Bueno, el tiempo pasó, yo fui a trabajar por todo el mundo, y Chávez llegó, producto de por lo menos 100 años de racismo sistémico, explotación, y esclavitud, 100 años o más de prepotencia colonial, miseria planificada, de pandillerismo, mafiosidad, y corrupción. 100 años de egoísmo, maldad, y desgracia humana.
Por eso llegó Chávez.
Cuando Chávez llegó al poder, yo estaba trabajando en el Gran Norte de Canadá con las 9 tribus Cree en el territorio Eeyou-Istchee donde viven los reinos y los osos polares. Me enteré de Chávez porque mi esposa es venezolana y por ende recibíamos noticias de la familia regularmente. Para mí, esa fue al señal de que posiblemente algo bueno estaría pasando en Venezuela, que tal vez, por fin, habría llegado alguien al poder que fuera un verdadero misionero, como Cristo, un misionero de verdad, no solo un payaso o un predicador que se la pasaría festejando con los banqueros, los empresarios, y las clases gobernantes.
Empecé a estudiarlo, a Chávez, a partir de diciembre del 2000, y lo hice con mucho cuidado, siempre buscando incongruencias entre su discurso y las cosas que hacía, porque es así que uno puede evaluar la autenticidad de una persona.
Pasaron casi 2 años, y en noviembre del 2002 decidí que Chávez era auténtico.
Pasé casi 2 años más estudiándolo en más detalle, y fue solo en agosto del 2004 que decidí de llamarme Chavista. Era la primera y única vez en mi vida que seguía a alguien ya que siempre fui una persona solitaria, independiente, con muy pocos amigos, estudiando y trabajando los 7 días la semana, aventurero, compositor, artista, mago, científico, matemático, inventor, escritor, que jamás se había involucrado en la política, ni jamás hubiera querido hacerlo (ni tampoco jamás lo he hecho). Decidí de seguir a Chávez, pero no políticamente, o sea, decidí de participar en sus Misiones, como misionero, pero sin ser miembro del PSUV, su partido político.
Y eso es lo que hice entre el 2004 y el 2013.
Tuve la suerte de poder trabajar (sin pago) en la Gran Misión Vivienda Venezuela, en la Misión casa en casa para detectar a las personas más desposeídas (para ayudarles), y en la Misión de las casas populares de alimentación, pero después tuve un accidente, y una serie de ACVs que casi me mataron dejándome parcialmente paralizado durante años, además (debido al trauma) el accidente empeoró mi enfermedad genética metabólica, y tuve que parar de ser misionero, casi al mismo tiempo que Chávez murió en el 2103 (lo asesinaron en mi estimación).
Durante esos años (2004 – 2013), por primera vez, me sentía orgulloso de ser Venezolano, me sentía orgulloso de Venezuela, ya Venezuela no era una "republica bananera,"Venezuela avanzaba, humanamente, prácticamente, realmente, iba saliendo del colonialismo, iba desarrollándose en lo positivo, en lo moderno, en sus servicios, su infraestructura, la salud pública, educación, alimentación, erradicación de la pobreza, etc.
Les contaba a todos mis familiares y conocidos en Canadá sobre Venezuela, les contaba sobre Chávez, y que Chávez no era ningún dictador, ni era ningún "malvado comunista," ni era nada al estilo, que era una buena persona, un misionero, que era auténtico, les contaba que Venezuela era por fin un país humanos, feliz, bello, sano, y en desarrollo, un país que ya no se parecía a los países del África central, un país del cual cualquier persona humanista podía enorgullecerse, y así era, tanto así que aun dos de mis hermanos que son vilmente anti-comunistas (y típicamente blancos) vinieron de vistita.
Se enamoraron de Venezuela.
(Hoy tengo que decirles que no vengan a Venezuela, es demasiado peligroso, sucio, y patético, bueno, a menos de tener millones de dólares y de viajar con guardaespaldas en carros blindados y visitar solamente clubes privados, pero mis hermanos no tienen ese tipo de dinero, entonces, mejor sea que no vengan.)
Bueno …
Después llegó al poder el actual jefe de Estado (yo no voté), y pensé, ¿Será que este tipo --- quien parece más bien ser un típico sifrino miserable y prepotente de las clases media altas --- seguirá con las Misiones de Chávez?
Eso es lo que a mí me importaba, las Misiones de Chávez.
Bueno …
Después de haberlo estudiado --- al actual jefe de Estado --- con mucho cuidado entre marzo del 2013 y julio del 2015, en agosto del 2015 decidí que él no era, ni es nada, pero nada, parecido a Chávez, y que más bien era (es) casi exactamente todo lo contrario a Chávez, es un típico sifrino prepotente, oportunista, racista, explotador, y corrupto de las clases media y media altas buscando ser el dueño del universo, así como soñaría de hacer cualquier hijo de papá. Así lo concluí entonces, así lo sentí, y así lo sigo viendo y sintiendo. Esa es mi percepción personal, y aunque podría estar equivocado (lo dudo), tengo el derecho como ser humano de sentirme y pensarlo así, ¿verdad?
Bueno …
Chao misiones.
Chao Venezuela.
Chao mi orgullo.
Hoy me da vergüenza hablarles a mis familiares y conocidos canadienses sobre Venezuela, casi que se burlan de mí ahora, es que no tengo nada bueno que decir sobre Venezuela, aun, me parece que Venezuela es el peor país del mundo, peor que los países de África central, y saben que, lo peor es que uno de mis hermanos que odiaba a Chávez me lo había dicho cuando vino de visita, y aunque se enamoró de Venezuela entonces, él me lo dijo, "Eso no durará." Mi esposa, venezolana y anti-política como yo, también me lo dijo, "Eso no durará."
Tenían razón.