“Los muertos están cada día más indóciles”, escribió el poeta Roque Dalton. Así ocurrió con los cadáveres apilados en la morgue que El Nacional usó electoralmente. Los mancillados difuntos se rebelaron contra los “genios” del amarillismo que los utilizaron sin ética ni estética. La grotesca foto que el diario desplegó en primera plana, provocó la repulsa general, incluso en la oposición. El director del matutino decidió huir hacia delante, escarbando en otras morgues, pero sin atreverse a reincidir en fotografías como la del bochorno periodístico.
Miguel Otero Silva cuidaba no sólo de la ética, sino también de la estética del diario que fundó un 3 de agosto de 1943. En su libro Tiempo de hablar incluyó un texto dedicado a José Moradell, histórico jefe de redacción de El Nacional; texto que sirve de prólogo al Manual de Estilo del diario. Allí escribió el autor de Casas Muertas:
“Un periódico se construye con hombres. Todas las ventajas y privilegios quedan reducidos a cenizas si no está presente un puñado de periodistas con capacidad profesional, calidad humana y amor a su oficio, que sepan interpretar los sentimientos populares, que se lancen con audacia a la búsqueda de la noticia, que defiendan tercamente el estilo y la estética del diario…”
“La estética del diario”. Obvio que ese pedestal de cadáveres recién suturados, abombados, apilados, usados para “ilustrar” la primera página de El Nacional, no refleja la estética que Miguel Otero Silva reclamaba para su periódico. Por respeto a la memoria del insigne periodista y escritor, no hablemos de la ética.
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