Menos de un uno por ciento fue la diferencia entre los votos por el NO y los del SÍ en el referendo sobre la reforma constitucional del 2 de diciembre de 2007. En las 12 votaciones habidas desde diciembre del 98, cuando fue electo presidente Hugo Chávez, era la primera donde se imponía la oposición. Dijeron entonces que el CNE no había totalizado porque la ventaja habría sido mayor, y desde el oficialismo se respondió que si contaban los que faltaban, habría ganado el SÍ y las consecuencias serían impronosticables. La verdad, en el supuesto que hubieran faltado votos por escrutar, la proyección hace suponer que la diferencia habría seguido siendo mínima.
El caso es que, conocidos los escrutinios, 50,7% por el NO y 49,29% por el SÍ, antes de una hora los chavistas reconocieron su derrota, reiterando su absoluta confianza en el CNE.
Pero no ha sido esta la única ocasión en que el MVR antes y el Psuv ahora pierden una elección. Fueron vencidos en varias gobernaciones, últimamente en las de Zulia, Carabobo, Miranda, Táchira y Nueva Esparta y en varias alcaldías, comenzando por la Metropolitana. Algunas veces por escasa diferencia, pero nunca se cuestionaron los resultados. Más de 200 veces han sido derrotados.
No es ningún atrevimiento afirmar que el sistema electoral venezolano figura entre los más observados, controlados, vigilados del mundo, y pocos están más automatizados. Ha sido probado decenas de veces y nunca nadie ha demostrado fraude alguno. Por eso se sigue recordando a Ramos Allup cuando, pocas horas después de anunciarse la sólida victoria de Chávez en el referendo presidencial de agosto de 2004, declaró que "mañana comenzaremos a presentar las pruebas del fraude", y afortunadamente, los pocos que le creyeron esperaron sentados.
Su conocimiento y la experiencia como observadores llevó hace poco a decir al ex presidente Jimmy Carter, en reunión en Atlanta con gente de los países andinos, que el sistema electoral venezolano era invulnerable. En el CNE, Vicente Díaz, de posiciones opositoras inequívocas e irreductibles, declaró hace poco que "las elecciones están blindadas. No hay forma de hacer fraude. Quienes siembran dudas buscan promover la abstención", y hasta María Corina Machado debió reconocer que "para este proceso se van a abrir mas de 54% de las cajas, se modificó el software y hoy no es posible violar el secreto del voto".
Las elecciones del 26-S van a ser observadas por 101 invitados del exterior, incluidos las 47 autoridades de organismos electorales, entre los cuales vienen cuatro de EEUU, seis eurodiputados, e incluso cuatro senadores chilenos, que supongo no serán los mismos que ya se pronunciaron negativamente del sistema electoral.
Ese blindaje está reforzado con las auditorías. Ya han realizado siete, cuyas actas están suscritas por representantes de todos los partidos y grupos de electores, quedan pendientes otras siete, y la más compleja de todas, de las máquinas de votar, comenzó el 25 y termina el 16 de septiembre. El domingo 26-S votaremos electrónica y manualmente, como en ninguna parte, cuando se escrutan se cotejan ambos resultados, y de ñapa, se abrirá una de cada dos urnas de votación. ¿Qué más quieren? ¿Habrá algún sistema electoral en el mundo más auditado que el venezolano?
Y sin embargo, nunca escucharán a los opositores decir que reconocerán los resultados.
Una crítica justa es la parcialización de los medios de comunicación estatales. El CNE podría y debe hacer algo, aunque en esta Venezuela de la crispación, lo ideal es un equilibrio de todos los medios, al menos en el área informativa.