Tumbar suena a golpe y no a golpe de tambor que implique poner el cuerpo a sudar por los movimientos que se van generando en serie, cada vez que la sangre hierve de cabeza a pies en hombres y mujeres al igual que niños y niñas cuando ejecutan, abrazados o sueltos: el ritmo que los consume con pasión en la entrega que se va consolidando a cualquier hora del día o de la noche tras del retumbar del cuero que vibra por la energía que la carga emocional que el ser humano le aplica con pasión ilimitada.
Pero eso no es lo que quieren los escuálidos, ellos quieren el poder del estado a como dé lugar –ni importa el medio- siempre que la acción que se aspira tenga un fin feliz y, en este caso la idea es utilizar avioncitos de papel o cohetitos teledirigidos con el encargo bien definido de salir del presidente Chávez –mediante un magnicidio- y, serán tantos bichos soplados como defensores tenga éste y la masividad del lanzamiento será permanente hasta que el espacio esté contaminado de tantos aviones que no hagan posible la convivencia de chavistas en el Territorio Nacional.
El plan encaja en la imaginación de los asiduos fanáticos de Globovisión dentro y fuera del país y, como es un golpe suave no quedará nada que los comprometa como golpistas residuales y más bien ganarán el cielo por ser de ruegos descifrados y muchas oraciones las que reforzarán la iniciativa del nada comprensible motivo de llevar adelante en forma lenta el andamiaje político en que están comprometidos y amparados por la mano invisible del norte.
Lo que no se sabe es qué tipo de papel se usará para tal hazaña y si serán de colores variados o rosados como le gustaría a Orlando Urdaneta, uno de los inventores para formar las nubes de aviones disparados al unísono desde todos los ángulos posibles que ataquen sin piedad el firmamento caraqueño en busca del Palacio de Miraflores de acuerdo al radal que guiará la iniciativa que fomentara el desplome del Gobierno actual y audazmente darle paso a la oposición venezolana que lucha sin descanso en desplomar a como sea, la dictadura que los tiene alejados del producto bruto que se les perdió del erario público nacional como sus finanzas económicas de años pasados.
La idea del ataque con aviones de papel data desde la antigüedad en que los astrólogos hambrientos de saber y perdidos en el espacio, buscaban medios para desplazarse sin atenuantes y, es ahora cuando el plantel de escuálidos en los EEUU la rescatan para plantarse de frente sin un paso atrás que haga posible caer en el poder que los mata de envidia por mantenerlo Chávez por elecciones que jamás se han podido comprobar que sean ilegales y, en ese afán de desconocer las leyes y las instituciones del pueblo venezolano dentro del universo social de ideas, se han dotado de valor para no tripular los aviones inteligentes que le daría el imperio para que hagan de las suyas y, como soñar no cuesta nada, tienen la ilusión de llenar a Venezuela de avioncitos de papel como si se tratara de un carnaval daltoniano.
Lo cierto es que el papel va a escasear y pronto habrá una crisis no alimentaria, sino papelera que hará posible volver al monte como en tiempos pasados –aunque esa siempre ha sido la táctica de ellos de mantenernos en la órbita del Tercer Mundo sin auxilio de ninguna clase y, es tanta su apátrida disfunción que sueñan y se lo creen que el pueblo está esperando que vuelvan quizás, a pagar todas las deudas que tienen con la justicia y a devolver todo lo que se han robado como Mazerhane y Zuloaga sin olvidar a Manuel Rosales.
Así que hay que estar pendiente del cielo y sobre todo de noche que no se nos vayan a colar extraterrestres disfrazados de cohetitos de papel mandados desde Miami con la gran consigna: viaje hoy imaginariamente en primera clase a Caracas a tragar embustes que a tres por dos se lo damos gratis.
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