-¿Y ahora quién podrá salvarnos de las travesuras de Chávez con sus leyes habilitantes y de la chorrera de leyes aprobadas por la ilegítima AN en el mes de diciembre del año 2010? Se preguntaban los escuálidos que se hallaban en los pasillos y oficinas de Globovisión e inmediatamente vino la respuesta oportuna como caída del cielo político del desgaste natural que, después de barajar los jefes varios nombres de la palestra pública y privada, salió humo blanco envalentonado con toda la parsimonia de la escogencia de un sinvergüenza que fue llamado con la urgencia del caso, quien vilmente traicionó y bailó sin música a la izquierda de este país, no sin antes, meterla por el enmarañado callejón de las irregularidades visibles de componendas fascistas que con voz de andaluz en agonía, apareció Teodoro, transformado en el Chirulí Colorado que es él mismo, impecable y astuto, Tíochoro, que hoy está aquí y mañana allá y pasado mañana no se sabe dónde está, pero está como si nada y al llegar dijo, ése soy yo.
Lo primero que acertó a pronunciar, el rolo e vivo fue, he venido en esta hora de mengua en que la patria necesita de sus hombres que tienen encima: la responsabilidad de la doble moral única, de acabar con el régimen más tiránico a la n-sima potencia de irregularidades a la que país alguno haya tenido desde que Cristo vino al mundo y, para salvaguardarla de las garras de quien nunca ha sido un demócrata y que quiere desaparecer la sagrada propiedad privada de los míos, la que fue bautizada por Baltazar Porras, cura de curas que tiene guáramo de pontícipe entusiasmado, quien hace años es mi pana dentro de la volcánica realidad de nuestras contradicciones en que cada cual en lo suyo, pero con el mismo delirio: acabar con la agónica dictadura actual, donde no se respetan las diferencias individuales de clases y además se expropian ideas para mandarlas para la Cuba comunistoide.
Yo y solamente yo, seré capaz de poner al señor Chávez en su lugar con un lápiz y un papel en las manos y un micrófono frente a mí lo tumbo y, no con avioncitos de papel como creen otros bolsas de la farándula drogadicta.
Éste –que soy yo: Teodoro- como su Chirulí Colorado será capaz de poner las cosas en su legítimo lugar de donde nunca debieron salir y, con la versatilidad de mi verbo encendido de llamas prófugas, estoy en la obligación constitucional de llevarme por delante todo lo que huela a comunismo que esas son calenturas de nuestros años mozos en que jugábamos a policías y ladrones y, yo como bellaco que siempre he sido, me interné por los enredos políticos en los que no se llega a nada, porque el camino de las correrías talanqueriles está a la vuelta de la esquina, por lo que el que juega con fuego se quema y no salta, pero nosotros sí, tenemos ese don que nos da la experiencia de meternos donde nadie más cabe. Así que a las órdenes de ustedes estoy con la antorcha de mis vocabulario anticomunistas los alumbraré a cualquier hora que sea necesario que con sólo pronunciar mi ecléctico nombre vendré, como su Chirulí Colorado y arrasaré con cuanto bicho chavista se aparezca.
Soy un sujeto sumamente singular con la particularidad que fui izquierdista amparado con cantidades de artículos escritos y de libros que perdí la cuenta cuántos son y, que pocos han salido de las librerías por no conseguir lectores honestos que comprendan mi pensamiento revolucionario heterodoxo sin eñe, muy diferente al de Chávez que tiene otro método para concebirlo, en cambio yo, soy más razonable y me vendo a la única clase que debe existir sobre la tierra, la burguesa que es la que le da de comer a medio mundo y mantiene a los pobres fuera de toda contaminación de aspiración que esa es y, será para ellos su justicia social, porque pobre es pobre y lo demás es cuento y, yo cuando se la aplico a alguien ese se acaba o, sino fíjense como acabé con el gordito de VTV, el de la noche sin luna, lo tengo más atormentado que damnificado en refugio esperando casita propia.
Conmigo se acabaron los pesares y las desigualdades que tuercen el poder del Estado y como me llamo y calzo como el Chirulí Colorado estoy en Globovisión, disparándole a todo lo que se mueva dentro del gobiernucho que se disfraza de democrático y que tiene sus días contados o dejo de llamarme Teodoro Chirulí Colorado y el que me busca me encuentra o sino pregúntenle a los Robertos a quienes tengo de papaya comiendo en las manos con armonía de filibustero.
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