Diagnóstico preciso

Según la Real Academia Española la palabra DIAGNOSTICO tiene las siguientes acepciones:

Perteneciente o relativo a la diagnosis.
Acción y efecto de diagnosticar
Determinación de la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas.
Calificación que da el médico a la enfermedad según los signos que advierte.

Después de hacer la definición de lo que significa un diagnóstico, vale reflexionar sobre la angustia que da sufrir la incertidumbre en el tiempo transcurrido entre el momento de los síntomas y el diagnóstico de una enfermedad que pueda afectar a un ser querido, a un amigo, a un semejante o a uno mismo. Me atrevo a asegurar que esta situación es casi una constante en nuestra existencia terrena cuando se está formado en los principios de solidaridad humana, tratándose de otros y de instinto de conservación cuando se trata de uno mismo. No tener estos sentimientos e irrespetar esta conducta desdice de la condición humana, que como seres civilizados nos distingue de las otras especies animales, aunque aquellas sin tener nuestro raciocinio, siguiendo sus instintos, muchas veces tienen una conducta superior a la de ciertos grupos humanos.

Podríamos aceptar una posición pública indiferente ante una circunstancia como la descrita anteriormente, por no ser querido, amigo o semejante el ser que padece una enfermedad temporal o definitiva, por motivos de cualquier índole; pero lo que es inaceptable es que por estos mismos motivos, se tome esta circunstancia como un teatro de manipulaciones que lleven a los interesados, mediante tergiversaciones perversas llenas de mezquindad, a desvirtuar los acontecimientos del paciente durante el período pertinente transcurrido entre el descubrimiento de la dolencia y la tramitación de los protocolos médicos necesarios para hacer un diagnóstico preciso que permita enfrentar con eficacia y eficiencia y en el tiempo óptimo requerido, los mejores resultados.

Quienes se adelantan en el diagnóstico lanzando diferentes conjeturas y por su multiplicidad logran acertar con una de ellas, están de alguna forma manifestando un deseo oculto que quieren hacer realidad, pero lo desconcertante es que en cuanto se confirma el diagnóstico y responsablemente se hace público en palabras del propio enfermo; ellos irresponsablemente exigen detalles que sólo son de la incumbencia del afectado y su entorno más íntimo, como el tratamiento sugerido, entre otros, para pasar posteriormente a negar la realidad de los hechos acusando al paciente de utilizar una supuesta enfermedad como estratagema electoral. Habrase visto mayor disociación sicótica que la manifestada por estos “seres”; sustantivo que uso para describirlos sin perder humanidad.

Cuando nuestro Comandante-Presidente una vez conocido el diagnóstico preciso, valientemente pronuncia desde la hermana isla de Cuba esa pieza oratoria que conjuga poesía, amor, valentía y decisión de enfrentar la dificultad con toda su entereza vital, como un compromiso renovado con su pueblo de llevar adelante esta Revolución Bolivariana y empinándose sobre las dificultades una vez más retorna desde el abismo de las incertidumbres, se evidencia la gran diferencia entre la voluntad del gran conductor del proceso Bolivariano y la mezquindad de un reducido grupo de “seres”, pretenciosos de poder, que utilizando medios de comunicación masiva cultivan y transmiten a las mentes más débiles el terror y la angustia que quieren hacer colectiva.



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Miguel G. Osío Sandoval


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