¿Papi: yo no me parezco a ti, verdad que no?

En estos días de marea alta y de vacaciones escolares, en que se discuten un bojote de ideas lisonjeras dentro de la MUS, que en su conjunto hagan posible acercar el poder a las pretensiones de un candidato de la oposición apátrida que aparenta resguardarse en un chaleco de unidad de esa unión de partidos, increíble y nada fácil de mantener como se viene manifestando y que ponga a valer a un grupo de políticos aferrados a los caprichos de otros como jefes, que persiguen con insistencia agorera el desastre o, el derrumbe económico-social y moral del país o, mejor dicho, se las pasan conspirando y se distraen manifestando en sus medios de información, la orfandad en que supuestamente se halla el pueblo sin derechos humanos que se respeten y toda la culpa es del presidente Chávez con la precisa finalidad de convencer a muchos “distraídos” que ellos son la mejor opción de poder y son tan desleales con la nación que por lo general actúan, de acuerdo a un programa trazado y bien planificado desde la Casa Blanca. Pero, aún así no dejan de clavarse a traición, cuchillos de odios, con retaliación que afloren o subviertan candidaturas de la misma oposición.

Y como pretensiones malévolas de dominación y de confrontación querellante con un fin, se pone entredicho el estilo del programa de televisión La Hojilla que, se transmite por las noches de lunes a viernes que degüella y pone al descubierto los entuertos más irónicos que se tejen a diario en el panorama nacional e internacional que tenga que ver con la política venezolana en todos su desarrollo y, que más de un interesado trata de acallar y pensándolo bien, tiran como cebo al río de la justicia una demanda a ver si pescan la presa ansiada que no desvele más sus ánimos polítiqueros y con un periódico bajo su dirección, hacen todo lo posible por reventar al intruso con cualquier pretexto leguleyo y, están tras la privativa de libertad del comunicador y de la clausura del espacio televisivo y, para ello se busca la opinión y respaldo de terceros y, de entes privados adversos al gobierno con bravuconadas que consuelan al que a diario irrespeta la convicción del venezolano y, prejuzga su condición moral, negándole el derecho de convivencia que le da la Constitución Nacional, dislocando principios y afectos familiares, poniendo en duda sus responsabilidades afines a su entorno y lo lleva a afirmar como una verdad a quien lo entrevistaba en el transcurso de una marcha a favor del Colegio Nacional de Periodistas en el año 2009, la frase, palabras más, palabras menos: todos los acá presentes –se incluye él- piensan que tu mamá es una prostituta. ¿No es eso ofensivo?-preguntamos.

Los dos párrafos anteriores van como antesala a lo que el título del artículo encierra y, pudiera ser y, que sin ser detractor, plantearé el caso que he decidido hacer público sin involucrar nombres y, sé que existe por lo menos más de dos personas en Caracas que saben el cuento y solamente daré el de uno en particular que me servirá como base a lo que voy a narrar de acuerdo a lo que hace algunos años oí y grabé en mi memoria y hoy saco a flote y dejo a la capacidad de cada quien a su libre albedrío.

Cerca de Parque Carabobo donde está actualmente la FGR, existía un local al lado de una farmacia que servía de librería, cuyo nombre era: “El Gusano de Luz”, y el dueño, el negro, Fredy Cornejo –el amigo Freddy -¿dónde andará ahora?-. Y como este ciudadano trabajaba cerca y le gustaba leer, se hizo de la amistad de Freddy y de los libreros dependientes, lo que lo llevó a frecuentarla en ojear libros y comprar, además me daban un buen descuento y me fiaban y después me hice asiduo oyente, no nos cansábamos de oír agradables conversas de un nutrido grupo de personalidades de los campos del saber en general que, allí frecuentemente se reunían a libar bebidas alcohólicas –viernes por la noche y sábado desde el mediodía- y a expresar de todo lo que hubiera que sacudir de la vida diaria como escritores, poetas, periodistas, historiadores, geógrafos, artistas, profesores, comerciantes de la cultura y en general muchas otras personas quizás sin título alguno, pero dignas de respeto y todos sin excepción de izquierda. Repito que no daré nombres, porque la gran mayoría de aquéllos están muertos y puedo asegurar que más de cinco de los que asistían escribían en El Nacional y, es posible también que uno que tenía su columna fija dominguera, la siga publicando actualmente en otro medio

El caso es que, casi la mayoría de los que frecuentaban la librería eran, amigos y trataban con cariño a MOS, porque lo manifestaban en sus intervenciones de tertulia con ciertas intriguillas que poéticamente colmaban el momento y como gente de la cultura se trataban con respeto y las alabanzas que las había y por lo general, no se encubría nada.

Esa librería fue mudada a un local en El Conde a la planta baja de un edificio, cerca de Puente República, donde se siguió con la función de vender libros –recuerdo al flaco, Alí- hasta que desapareció y hubo la desbandada de esos camaradas, amigos y conocidos, los perdí de vista, pero fue en la librería El Gusano de Luz de Parque Carabobo que una noche fría, pero colmada de tragos de escoses con hielo y agua que una frase bien precisa bailó al son de una fogata entre ruidos y discusiones y con la insólita intención de precisar un personaje de tantos que en su vida de bohemio se hicieron de un amor que no ocultó, porque cada ser es libre de hacer con su pasantía en el tiempo, lo que al caso convenga y arrastrar con sus penas, alegrías y consecuencias y, fue como el último trago del estribo de esa noche que como un relámpago, una voz sentenció: –aunque ustedes no lo crean- pero, “mi amigo sacó a la que hoy es su mujer de un recinto estrafalario y jamás se ha arrepentido”, y el hablante los nombró a ambos sin herir la noche con un cielo lleno de estrellas y, que no repetiré esos nombres, pues todo paso de prisa como el correr de los años que se sucedieron. No recuerdo de que garganta salió, ni recuerdo que alguien haya dicho que eso que se dijo era mentira como un hecho, ni creo que rasguña el vientre del pasado, ni perfora la placenta de la eternidad, pero lo hermoso es haber nacido y actuado a gusto con placer y, cuál lo dañoso: ser un malvado sin compasión e infringirle a otros un disparo de odio con toda maldad de un traidor que hace todo lo posible por incomodar a los demás y se siente ofendido cuando lo tutean en la guarida de su perversidad. Si fue o no fue verdad –aunque está confirmado de buena fuente- a mí lo mismo me da y mire que son tiempos pasados y por una casualidad del presente, el vaso del recuerdo se desbordo.

estebanrr2008@hotmail.com


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Esteban Rojas


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