Julio Borges aprendió a multiplicar con el filósofo del Zulia

 En  aquellos tiempos en los cuales Julio Borges aspiraba a ser presidente
  de la república y no se dedicaba todavía a apoyar a otros, escribimos una
  nota  comentado  lo  que  afirmó en una entrevista que le hiciera Ernesto
  Villegas.
  Decíamos  en  esa  nota  que  llamaba  la atención el descaro con el cual
  Borges  le  mentía  a  sus  seguidores  sin que en el cerebro de estos se
  encendiera una luz de advertencia.

  Borges  dijo  en  ese programa que había realizado en un año  más de cien
  mil  (100.000)  visitas a hogares venezolanos. Al respecto escribimos: lo
  siguiente:
  “¿Será que en la oposición venezolana nadie sabe que un año tiene 525.600
  minutos  y  que para visitar 100.000 familias en ese periodo es necesario
  ir a  274 viviendas diariamente?
  Si  este caballero durmiera sólo tres horas al día; empleara diez minutos
  para  hacer  las  tres comidas; se bañara en tres minutos, se cambiara de
  ropa  en dos  e hiciera sus necesidades fisiológicas en sesenta segundos,
  tendría que restar al tiempo dedicado a visitar familias, 71.540 minutos.
  Para  que  medio le “cuadren” las cien mil visitas tendríamos que aceptar
  que  todas  se  realizaron en las urbanizaciones aledañas a la residencia
  del  justiciero y que diariamente empleó sólo diez minutos para llegar al
  teatro  de  operaciones  y  diez  minutos  para  retornar  al final de la
  jornada. Actuando a esa supervelocidad, Julio tendría aún que restar 7300
  minutos más al tiempo disponible para exponer su programa de gobierno.
  Si  en  todas  las  viviendas  estuvieran  esperando al candidato con los
  brazos  abiertos  (rechazo  cero) el trasladarse de una residencia a otra
  podría  tomarle un minuto lo que le restaría 272 minutos diarios ó 99.280
  minutos al año.
  ¿Se  da  usted  cuenta  que  si Julio Borges pudiera hacer las cosas a la
  velocidad  que está descrita en esta nota, tendría sólo tres minutos y 25
  segundos para exponerle su plan de gobierno a cada familia?”

 En  esa oportunidad demostramos que Julio Borges es un mentiroso y además
  un  mentiroso  pendejo,  porque  resulta  muy fácil dejarlo en evidencia.
  Ahora pretendemos dejarlo otra vez como lo que es.
  Recientemente  este  jefe  de una parte de la oposición venezolana afirmó
  que  no  era  cierto  que  el  gobierno venezolano haya entregado 144.061
  viviendas  a igual número de familias durante el año 2011. La cifra real,
  según Borges, apenas asciende a 34.00 viviendas.

  Para  nosotros  el  tipo  aprendió matemáticas con el filósofo maracucho,
  pues   multiplica por cien cuando presenta los resultados de su gestión y
  divide  entre  cinco  o  más  cuando  se  trata  de la labor del gobierno
  Bolivariano.
  Si  lo  que  el jefe de las maripositas dice fuese verdad, tendría en sus
  manos la ansiada oportunidad de dejar a Chávez como un farsante. Bastaría
  conque  se  hiciera  acompañar de Globovisión a cada uno de los conjuntos
  residenciales  entregados por el gobierno y dejara constancia de que allí
  no  hay  el  número  de  viviendas  que  se  anunció;  pero el justiciero
  petimetre  y  lechugino  (definición  de  Ramos  Allup,  no nuestra) sólo
  esgrime su palabra como documento probatorio.

  Así  actúan los “grandes dirigentes” de la derecha venezolana, lo peor es
  que  siguen consiguiendo a la vuelta de cada esquina, pendejos dispuestos
  a hacerse eco de las imbecilidades y mentiras que dicen, sin que, como ya
  dijimos, una pequeña neurona encienda una alarma en su cerebro.



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Alexis Arellano


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