Astrolabio

El efecto zamuro

La diputada María Corina Machado, logró a corto plazo el efecto electoral que buscaba: “aglutinar a su alrededor a la ultraderecha militante”, cuya principal característica es la irracionalidad de sus actuaciones políticas. Ese sector ha sido el causante de las grandes derrotas de la derecha en los últimos trece años.

Como un fénix la ultraderecha renace para tragarse a los sectores constitucionales de la oposición. Sus voceros provienen de la godorria, y están vinculados a los medios de comunicación de masas.  Su experiencia política se limita a la asesoría de un funcionario de los EEUU, y a las tertulias con algún intelectual de pensamiento neoliberal.

Esos voceros convertidos en timoneles de la derecha neoliberal,  organizaron los  paros empresariales, la acampada de la plaza Altamira, el sabotaje petrolero, el golpe de estado, y el boicot a las elecciones legislativas, sucesos que acabaron en estrepitosas derrotas políticas, y terminaron fortaleciendo la unidad del pueblo alrededor de su presidente.

Esa militancia opositora tiene dos características que la hace apetecible al olor de un zamuro electoral, la convierte en una especie de manjar pútrido en época de elecciones primarias: su capacidad de activarse individualmente, y la emotividad de sus actos.

Ante la realidad que muestran los números, contar con ese sector duro, es un paso importante para jalar votos, y  negociar una renuncia en el escenario del consenso. No es casual que la diputada Maria Corina, utilice el slogan “Vota Duro”.

Maria Corina,  Capriles Radonsky, y Diego Arria, son los símbolos de la utraderecha. Su origen de casta social, la alcurnia y los modales con los que adornan sus posturas políticas, los convierte en elegidos para portar la antorcha del fuego sagrado, pero solo la Malinche Machado, se ha atrevido a conversar con ellos, en el único espacio que la política lo permite: el discurso.

El impacto electoral de la Diputada en su intervención el día de la presentación de la memoria y cuenta, se reduce a ese conglomerado. Más allá, hubo una impresión  negativa en el electorado que se ubica en la banda de los indecisos. A ellos les desagrada la altanería, no les gusta el vocabulario grosero contra un jefe de estado, prefieren la intervención del diputado Caldera.

Es así como el nacimiento del cisne negro augurado por Ibsen, pierde ante los ojos de la muchedumbre su excepcionalidad momentánea,  y entre gritos de asombro acaba convertido en el  Zamuro que siempre fue.

fatprensa@hotmail.com



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Luis Figuera


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