Aquí tienen su majunche

Llámese como se llame. Sea quien sea, el representante de la oposición se caracterizará por seguir renegando del Consejo Nacional Electoral, CNE, y por tanto hasta los resultados de las elecciones primarias estarán en duda por ellos mismos. Desecharon las máquinas captahuellas y los listados serán destruidos para que, según ellos, no quede ninguna evidencia. Para que nadie sepa cuantos ni quienes votaron y para que no haya reclamo de un fraude que ellos mismos cantarán. Así que los perdedores que vayan a llorar al valle.

Llámese como se llame, díganle como le digan, la cantaleta será que aquí vivimos en una dictadura y que no se respetan los derechos humanos. Que la libertad de expresión es pateada, que la gente se muere de hambre y que la represión está a la orden del día. Seguirán diciendo que este es un país que todos los días amanece bañado en sangre y que aquí es imposible vivir. Según ellos, ni en Estados Unidos ni en la Europa es así.

Lo cierto es que a todos ellos les leyeron la receta. La orden fue que se pusieran de acuerdo y lo peor que han podido inventar para cumplirla fue precisamente hacer unas elecciones primarias. Tamaño error, porque quedarán al desnudo. Por eso no quieren revelar los numeritos. Imagínense un candidato opositor que cuando mucho podrá sacar unos cuatrocientos mil votos. Con seguridad quedarán desconcertados por la pálida convocatoria y peleados porque los reales que vinieron del norte fueron distribuidos con favoritismo. Ese será quien enfrentará a un Chávez que hoy vive un momento estelar en aceptación popular.

En todo caso, no está demás decir que esto de las primarias no deja de ser un puro ejercicio para aparentar aires democráticos. Lo de las primarias es puro aguaje. Puro pose. Ellos no creen en eso de votos, elecciones y menos que se las monte el CNE, el cual junto a Chávez, según ellos, serán culpables de cuanto ocurra en esta marramucia que han montado para agarrar incautos. Si la gente no fue a votar, si el ganador no llegó ni a 400 mil votos y el total nacional no pasa de los mil quinientos votos. Ese plato roto lo paga el CNE.

Así que superado este trago amargo de las primarias, la oposición seguirá con sus planes desestabilizadores y pidiéndole a gritos a quienes los dirigen desde el norte que hagan algo para salir de Chávez, porque electoralmente no pueden. Ganarle a Chávez les será más difícil que matar un burro a pellizco. Y como sabemos que eso es así, los Bolivarianos no nos dormimos en los laureles y seguimos día a día ahondando en la conciencia de un pueblo que sabe quien es quien. Un pueblo que vivió en aquellos días de abril del 2002 el horror del odio y el fascismo de esta misma gente que hoy aparenta creer en elecciones. Como ya los conocemos. Un pueblo que hoy se afinca en la construcción de una democracia realmente participativa y en la búsqueda del socialismo. Por eso es que aquí en el Oriente venezolano decimos: ¡Con Chávez, hasta que la mar se seque!

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Juan Azócar


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