Debo disculparme con Roberto Reyes en cuanto al uso de la palabra sociópata, por cuando he estado utilizando su definición bajo una óptica en la que la han empleado uno que otro sociólogo y mi crítico me dice que los sociólogos no saben nada de eso, por cuanto la sociopatía es definida como “un trastorno de personalidad antisocial”, algo completamente diferente a como yo creía era definida.
Quienes padecen tal patología al parecer carecen de esa noción de lo que son las normas de la sociedad, como son los casos de las leyes y los derechos de las ciudadanas y ciudadanos.
Un texto registra que algunos piensan que el citado trastorno pudiera ser causado por diversos factores y otros piensan que es de índole genético, presumiblemente heredado de algún familiar, aunque también es posible influya en su aparición el ambiente cercano, como es el caso de los familiares.
Entre las características que presuntamente exhibe quien padece una sociopatía nos encontramos con el egocentrismo, carencia de empatía, falta de miedo, visión de la autoestima distorsionada, búsqueda de nuevas sensaciones y falta de remordimiento, deshumanización, falta de temor a las consecuencias, ausencia de responsabilidad, altos niveles de impulsividad, o motivación por experimentar sensaciones de control y poder.
Pero si tomamos algunas características prestadas de la sociopatía y las colocamos como lentillas frente a las diversas conductas que vienen exhibiendo algunos sujetos de la oposición, como sería el caso, por ejemplo, de la autoestima distorsionada, falta de remordimiento, ausencia de responsabilidad, motivación por experimentar sensaciones de control y poder así como ignorar unas cuantas normas y derechos de la ciudadanía, no tendría nada de raro que fuesen llamados sociópatas porque actúan como tales.
Si recordamos como actuaron cuando Carmona se autoproclamó presidente y cuando Daniel Romero leía el decreto de la creación del gobierno de transición, y la suspensión de sus cargos a los diputados principales y suplentes de la Asamblea Nacional y se destituían al presidente y demás magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, así como al Fiscal General de la República, al Contralor General de la República, al Defensor del Pueblo y a los miembros del Consejo Nacional Electoral, cuando traemos ese recuerdo a nuestras mentes como si se tratara de un video, esa locura, esa histeria, ese actuar, nos hace pensar que actuaron como unos antisociales, simples sociópatas.
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