Se equivocan quienes piensan que el mensaje bobalicón del candidato de la
oposición venezolana es un reflejo de un cambio de actitud de la misma.
Una oposición que no ha sido capaz en trece años de reconocerle un solo
logro del gobierno revolucionario (ni siquiera la erradicación del
analfabetismo) y que cuando tuvo fuerza nos recordó lo que es el
fascismo, barriendo con la democracia, violando los derechos humanos y
limpiándose el trasero con los acuerdos y las leyes internacionales; no
cambia de la noche a la mañana.
Quienes lo duden, deberían preguntarse ¿Quiénes de los que participaron
en un plan destinado a asesinar inocentes para justificar un golpe de
Estado, no forma parte de la dirección de esa oposición hoy en día?
¿Quiénes de los que planificaron, promovieron y respaldaron la estrategia
de terror y desestabilización impulsada a través de pequeñas, pero
violentas manifestaciones diarias en puntos neurálgicos de las ciudades
más grandes del país, dejaron de militar y de tener peso en esa
oposición? ¿Quiénes de los que sabotearon PDVSA y generaron pérdidas
superiores a los 25.000 millones de dólares, se arrepintieron de esa
felonía o se alejaron de la oposición?
Se equivocan también quienes piensan que la gran misión del pueblo
venezolano es garantizar el triunfo del comandante Chávez el próximo 7 de
octubre… esa es una parte de la Batalla de Carabobo, pues el gran combate
habrá que librarlo del 7 de octubre en adelante.
Afirmamos esto, en pleno conocimiento de que la oligarquía que controla y
dirige a la oposición venezolana sabe perfectamente que no tiene
posibilidad alguna de derrotar a Chávez por la vía del voto y sabe
también que no pueden manipularse los resultados electorales.
Es ante esta realidad cuando procede preguntarse ¿Por qué esa oposición
participa en unas elecciones en las que saldrá derrotada con toda
seguridad, corriendo el riesgo de perder la confianza de quienes le
siguen, minimizando con ello su poder?
La respuesta es que su participación en el actual proceso electoral no es
más que una estrategia cuidadosamente planificada y que de no ser
derrotada podría conducir a la destrucción del país, tal y como ocurrió
en Libia y está ocurriendo en Siria.
No exageramos con este planteamiento, nuestros lectores saben
perfectamente que jamás recurrimos a esas prácticas. Tienen un plan y el
mismo es el siguiente:
Todas las encuestas, hasta ahora, dan ganador a Chávez y el gobierno se
ha hecho eco de ellas, mientras que la oposición ni las reconoce ni las
niega. Esa actitud del escualidismo es el punto de partida de la
estrategia.
Estimamos que a partir de junio esas encuestadoras (que todos sabemos a
servicio de quien están) comenzarán a mostrar una caída acelerada del
comandante y un ascenso del “hombre del diente roto”.
Cuando el gobierno reaccione y rechace esos resultados, le van a
responder con una gigantesca campaña mediática en la cual dirán que
aceptábamos los resultados cuando nos favorecían y los negamos cuando ha
comenzado a ocurrir lo contrario..
Allí comenzarán a decir que el gobierno prepara un fraude y a sembrar en
la conciencia de sus seguidores la necesidad de salir a la calle a
defender su triunfo.
Si todo se desarrolla como tienen planificado, en octubre gritarán fraude
e intentarán generar una gran confrontación en las calles.
Aquí es donde encajan como anillo al dedo las visitas y las reuniones que
se vienen celebrando en Colombia… en otras palabras aquí es donde tienen
previsto la participación del paramilitarismo.
Los paramilitares contratados estarían llamados a generar un caos como
el de Siria o Libia y repetimos que resulta de inocentes ponerlo en duda,
pues en Venezuela el botín es mucho más apetecible (las reservas de crudo
más grandes del mundo y unas potenciales reservas de gas que podrían
estar entre las primeras cinco del planeta).
Estamos convencidos de que el comandante ya lo “olió” de allí que haya
creado el “Comando Antigolpe”.
Eso nos hace suponer que la inteligencia del gobierno está trabajando muy
fuerte para detectar los planes y los protagonistas. Sin embargo,
conveniente es no olvidar que la oposición debe contar con apoyo gringo
en contraespionaje, lo que no hace la tarea sencilla.
La tarea es, entonces, denunciar estos planes, organizar al pueblo para
defender la patria y trabajar muy duro en ir desmontando la estrategia
opositora… Esa es la verdadera Batalla de Carabobo.
arellanoa@pdvsa.com