Lo griego-ateniense, lo romano, lo peninsular-hispano-filipense, las lucesdel rey-sol, el león que dejó de rugir y, ahora, post-Guerra Mundial, post-Muro de Berlín, estamos disfrutando de la “Caída del Imperio” (¿no será del Imperialismo?). Pero ¿qué significa, en consecuencia, la crisis? ¿Es una crisis del agotamiento del Imperio de los Padres Fundadores y/o es el agotamiento en la profunda contradicción del capitalismo como sistema aún en su superada fase Imperialista (Lenin dixit)? Debemos tratar de inquirirnos en esas inquietudes porque nos va la vida en ello. La dinámica de la Historia nos enseña que cuando las clases entran en su más íntima contradicción, el Poder entra en profunda crisis estructural. Lo leímos en los “hechos históricos” cuando “los bárbaros” invadían Roma con sus ideologías, con sus formas de vivir y trabajar, con sus aspiraciones, con sus esperanzas tanto teológicas como telúricas. Lo estudiamos cuando la Reforma y la Contrarreforma, con el Renacimiento, con la Revolución Francesa y la Rerum Novarum, con las revoluciones sociales, reformistas y socialistas, lo estamos viviendo con la Revolución Bolivariana.
¿Qué es la Revolución Bolivariana? Ustedes dirán que ello es más que obvio. Pues pareciera que no lo sería por varias realidades, también, más que obvias. En primer lugar, las realidades por las que transita el candidato de las derechas, propias y extrañas, en la persona de Capriles Radonski (¿por ahora?); en segundo lugar, las evidentes contradicciones que se están, día a día, desarrollando entre el candidato referido, su equipo asesor, la MUD y los partidos políticos del puntofijismo (nos permitimos sustentar esta tesis sobre los escritos televisivo y de prensa de José Vicente Rangel, de Argelia Ríos, de Clodovaldo Hernández, de Marciano); por las declaraciones de William Izarra (El Nacional. “Chavismo admite que Capriles le llega a 8 millones de electores”. Caracas, sábado, 19 de mayo, 2012, pág., 2) según El Nacional. Pareciera que, tirios y troyanos, no admiten y/o desconocen los procesos, obligados y necesarios, por los que transita una revolución sea ella burguesa y/o humanista-socialista. La Historia nos enseña y nos trata de guiar por esos tortuosos caminos hacia los cambios profundos y necesarios según la evolución y perfectibilidad de las sociedades y del ser social.
Decimos que la Historia nos guía (quizás nos escudamos detrás de la Historia) para sustentar nuestras supuestas ideas (si es que son nuestras) pero ello es inevitable para comprender como “el caminante hace camino” (más que una frase en un maravilloso poema, expresa una realidad revolucionaria, es decir, es la praxis revolucionaria en permanente contradicción perfectible). Por ejemplo, la Revolución Francesa es el modelo histórico a estudiar para comenzar a comprender, en los tiempos modernos, como una revolución va evolucionando hacia sus objetivos a pesar de Talleyrand (Cooper, Duff. Talleyrand. Claridad. BsAs, 2007, pp. 335); de Metternich (Herman, Arthur. Metternich. Ed. Crisol. Madrid, 1952, pp. 608); de Fouché (Zweig, Stefan. Fouché, el genio tenebroso. Ed. Juventud. Barcelona, 2007, pp. 254). Recuérdense (incluimos a Capriles Radonski) sobre los enfrentamientos entre jacobinos, jirondinos, monárquicos, la Iglesia, las testas coronadas europeas para comenzar a comprender la modernidad en política sico-social. Recuérdense a Robespierre y la guillotina; a Marat y Carlota Corday (extraordinario cuadro del venezolano, Arturo Michelena); a las intrigas de Metternich para derrotar a Napoleón Bonaparte; es decir, las contradicciones de clases que, a partir de la Revolución Francesa, se fueron desarrollando en las Europas de aquellos momentos históricos. Como frecuentemente nos recuerda el Comandante: “…tiempos que mueren, tiempos que surgen…” (no son exactamente sus palabras pero si su sentido ideológico). Pero, precisamente, ese es el tránsito histórico que nos enseña la Historia repitiéndonoslo continuamente con sus demostraciones en los “hechos históricos” (claro! sí usted es un inquieto lector). En ninguna revolución los cambios estructurales y, of course, super-estructurales se realizan en los tiempos y espacios específicos, es decir, en “un santiamén”. Evidentemente, es de ignorantes (las derechas) y/o inquietos intelectuales (los humanistas bolivarianos) el mirar a la Revolución Bolivariana desde “sus propias aceras” ideológicas por que ello nos podría hacer caer en paradigmas filosóficos no muy cercanos a la dialéctica. Nos explicamos.
El candidato Capriles Radonski, miembro-militante y/o cercano a Primero Justicia, es el candidato de las derechas nacionales e internacionales. ¿Qué significa? Que Capriles Radonski es el candidato elegido por esas derechas arriba referidas para que “vaya al matadero” como aquel sacrificio de Isaac para que así puedan resurgir de las cenizas del sacrificio, por el “honor y gloria” del “ungido”, los parabienes del partido de derechas-católicas, es decir, Primero Justicia. Pero ¿Por qué del sacrificio y para qué el sacrificio? Pues desde cuando Rafael Caldera fue, literalmente, expulsado de las filas del partido político que fundó, COPEI, las “cartas estaban echadas”. La tesis del “partido popular” se tenía que imponer a pesar de Eduardo Fernández y las “carantoñas” que le hiciera José María Aznar, quizás, para distraerlo (razón tenía el doctor Caldera). Pero, al tiempo, era necesario “quitar del medio” las tesis y sus praxis del “estado de bienestar social” que, en algún momento, impulsó y/o trató de imponer, Acción Democrática. La realidad, muy concreta, de Venezuela, obligaba a un rediseño total de la política nacional hacia su incorporación a los nuevos paradigmas capitalistas en “pleno desarrollo” (por ello comprendemos las angustias expuestas por la dama Argelia Ríos en El Universal, viernes, 18 de mayo, 2012, pág., 3-7). Es la tesis que se está desarrollando detrás de la candidatura de Capriles Radonski. Es necesaria, es obligante, aún y a costa del sacrificado porque lo que está por encima de sus ambiciones, propias y familiares, es la reingeniería del capitalismo que se viene impulsando con y gracias a las tesis de Angela Merkel y su pupilo, Mariano Rajoy; son las tesis del “partido popular democristiano-socialcristiano” que, por cierto, estarían fracasando en México (por razones imperialistas: Plan Mérida), en Chile (protestas por recortes en la educación), en Colombia-Bogotá (con las políticas que está impulsando y empujando don Álvaro Uribe Vélez), como tres ejemplos a estudiar. Por ello nos preguntamos: ¿es equivocada la “política de imitación” a las políticas de la Revolución Bolivariana, como, por ejemplo, la propuesta de la Ley de las Misiones que vienen desarrollando los sesudos del “ungido”? Pues todo lo contrario, es la correcta porque de lo que se trata es de alcanzar un alto número de votaciones (como lo expresa William Izarra) y la destrucción-desaparición total de los partidos del “puntofijismo” (todos ellos inclusivamente el chiripero).
¿Qué hacer tanto para Capriles Radonski como para la Revolución Bolivariana? Por un lado, Capriles Radonski deberá decidir si quiere ser “Isaac” (como buen judío que dice ser); por el otro, la Revolución Bolivariana deberá objetivar en la conciencia popular las políticas de las Misiones. ¿Cómo afrontará su realidad objetiva Capriles Radonski? Eso es su problema. ¿Cómo se deberá objetivar la conciencia popular y transformarla en conciencia revolucionaria al seno del Poder Popular? Pongamos un reciente ejemplo. El triunfo de Pastor Maldonado en el Grand Prix de Barcelona. Queda de la intelligentia revolucionaria desarrollar sus ideas.