(Cuento infantil)

Los antojos del niño Henriquito

Había una vez un niño que nació entre todos los lujos del mundo por ser su familia adinerada y poderosa dentro del grupo económico del país donde vivían. El infante, a quien todos conocían como el “niño Henriquito”, cuando tuvo uso de razón de antojarse de cualquier cosa, lo hacía y sus padres por su posición de millonarios, lo complacían.

Y así fue creciendo Henriquito entre lujos y alhajas. Entre fiestas pomposas por su cumpleaños, a las cuales asistía la crema y nata de aquella minoría de millonarios que dominaban aquel pobre país rico. Aunque Henriquito no estaba pendiente de ningún país, lo de él, cuando ya estuvo mayorcito, era cambiar de autos últimos modelos, usar ropa y calzados de marca, y andar con los jóvenes de su clase, pues jamás se le vio compartir ni siquiera con los variados trabajadores domésticos que servían en la enorme y lujosa mansión donde residía y en la cual montaba grandes bonches para divertirse con diferentes amigos, pues las pocas amigas que iban eran novias de los invitados.

Y así transcurría la vida de aquel joven, quien, como muy pocos, tuvo la suerte de nacer entre la riqueza, donde se derrocha la comida y la bebida, a diferencia de muchos que nacen entre hogares humildes, que han conocido el hambre, han trabajado desde pequeños y con grandes sacrificios han llegado a formarse para enfrentar los retos del futuro.

Pero un día el “niño Henriquito”, ya no hallaba de qué antojarse, hasta que se le ocurrió algo y se lo pidió a su padre, quien rápidamente le contestó: “Eso sí que no. Desde niño y joven te he complacido en todo y ya adulto hice todo lo posible y fuiste diputado, alcalde y gobernador; pero ahora vienes y quiere ser Presidente de este País; ahí sí es verdad que yo no puedo hacer absolutamente nada y menos contra ese Tigre que está encaramado ahí”.

El “Niño Henriquito” al oír, como nunca, tan fuertes palabras de su padre, tuvo que desistir de la idea de la ayuda de su padre y ahora anda por ahí desandando por las calles del país.

NOTA: Si una “ñinguita” de esto coincide con la realidad, es mera casualidad cuate, diría un mexicano.

emalaverg@gmail.com / @Malavermillo


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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

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