-“La MUD, acusa de frente, y en el menor de los casos, sugiere, que el CNE, no juega limpio”. Declaran, por distintos medios y en todos los espacios, los dirigentes del chavismo. Es decir, opositores procuran descalificar al árbitro. ¿Para qué? No es difícil saberlo.
-“La oposición, aleccionada por sus amos, tiene un plan B, aplicable antes o después de las elecciones.” Dice y cree todo el mundo, hasta los opositores mismos que conscientes están de lo qué viene. Eso se ve, sentimos hasta por la piel.
-“Algo se traen entre manos para deshacerse de Chávez, porque opositores y dueños de la comarca o patio trasero, no están dispuestos a calárselo”. Esto opinan venezolanos todos porque aquí nadie se chupa el dedo.
Todas las frases anteriores encierran una verdad irrefutable. La cual no admite la menor duda. No estamos en los umbrales de una elección cualquiera, donde un liberal compite con un conservador para decidir quién dirigirá la repartición del botín.
Todo lo sucedido hasta ahora, las acciones gubernamentales, definiciones del gobierno, el usual discurso presidencial, destino dado a PDVSA, la Constitución misma y para rematar de manera abreviada, el plan de gobierno presentado por el “Candidato de la Patria”, sirven para que nosotros mismos nos convenzamos, si alguna duda cabe, que el proyecto bolivariano está dispuesto a cambiar a este país y la derecha no va a conformarse y entregarse porque en octubre le ganemos unas elecciones. Para decirlo en frase que podría ser manida, las clases dominantes no entregan o renuncian sus privilegios por la pendejada de haber perdido una nueva elección.
Vivimos la experiencia de pocos años atrás, cuando apenas el gobierno había aprobado las 49 leyes habilitantes. La prolongada huelga empresarial que todavía nadie ha suspendido, el paro y sabotaje petroleros, lo que dejó muchos esquiroles agazapados, el golpe que hizo de Carmona un payaso, el secuestro e intento de asesinar al presidente y la declaración “legal” de vacío de poder, que mantuvo intactos y hasta alentó los planes conspirativos.
La vaga y engañosa propuesta de la MUD, presentada por Leopoldo López al CNE, con la intención la firmen los candidatos sobre asuntos ya regulados por la ley, para poder comprometerse a reconocer los resultados de la “opinión popular”, palabras más, palabras menos, argucia que utiliza para evadir lo de reconocer los que el órgano electoral correspondiente trasmita, constituyen una declaración contundente de su preparación para cantar fraude. Ellos bien saben lo que dicen las encuestas y se disponen desde ya a agilizar el plan B.
Es decir, la derecha y sus promotores, saben en demasía varias cosas. Que perderán los comicios, Chávez será reelegido y aprobado popularmente proyecto de seguir cambiando a Venezuela, lo que implica continuar restándoles privilegios, canonjías y negocios especulativos e improductivos. En concreto, el pueblo ordenará se acelere el proceso que lidera Chávez. Ante eso la derecha reaccionará con rabia y saña.
La derecha, nacional e internacional, los grandes capitales, ante esa realidad no se van a parar en formalismos, moralismos o discursos enternecidos “por la democracia”. A ellos, la democracia y paz, les traen sin cuidado y harán lo que sea, como en efecto han hecho y seguirán haciendo, para salir de Chávez y rescatar sus privilegios.
Aún declarando que reconocerían los resultados, lo que nada les costaría hacerlo, ya la engañosa propuesta de López lo evidencia, continuarán sus planes. Pensar que un compromiso de esa naturaleza cambiaría la esencia de sus aspiraciones es un simplismo.
Por eso, en lugar de poner demasiado énfasis en pedir a oposición y por intermedio de ella, a sus mentores internacionales, declaren que reconocerían resultados trasmitidos por el CNE, debemos ponerlo, hasta lo sobre humano, en llamar los venezolanos de buena fe, a defender su derecho a vivir en paz y respeto por sus decisiones soberanas.
Hay que abundar en preparar a la población para defender lo que el órgano electoral competente comunique, que no será otra cosa, que los resultados que emanen de las urnas. Poner empeño en denunciar que la derecha, grandes capitales y la política norteamericana, digan lo que digan, se preparan para cantar fraude, desconocer el triunfo de Chávez y desplegar una política para salir de él.
Seguir llamándoles a que declaren su compromiso de acatar lo que anuncie el CNE, ya parece ruego y prédica que distraen.
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