Desde que Ramos Allup, se trajo de la casa del Partido, hasta donde pudo reunir a los periodistas para mostrar una espoleta intacta, pulida y con el serial inmaculado, de una granada que, según él, le lanzaron, le cayó entre las patas y nada le hizo, salvo asustarle, no había ocurrido otro sainete tan merecedor de comentar, como este relativo al forjamiento de un documento militar por el Comando Capriles.
La derecha, en eso de forjar documentos es experta y tiene un largo historial. La propiedad monopólica que ejerce sobre la tierra, urbana y rural, fundada en documentos forjados que se remontan a la época de Isabel La Católica y Fernando V, cuando los adelantados repartìan tierras de manera azarosa, sin cuidar los detalles y luego vino “la composición”, para seguir acorralando a indígenas y pobres, habla de inveteradas costumbres o mañas de hacerse documentos a su gusto y medida. Sus abogados bien pagados, son expertos en hacer que lo que no le pertenezca a su cliente, aparezca como si lo fuese en papeles viejos o relucientes, según sea el caso. En materia de herencia, donde unos dejan en cueros a sus propios hermanos, hay una abundante literatura.
Los habituales expertos en forjar documentos, de una manera u otra, los ha formado la derecha desde que apareció la propiedad, quien bien puede pagarles para dedicarse a tareas tan nauseabundas.
Pero en el Comando Capriles, donde el mismo cogollo pareciera hacer de todo, han dado muestras que la torpeza es su signo. Cada cosa que intentan, como empezar la campaña “casa por casa o pueblito en pueblito”, de paso habitados por puros chavistas, para luego percatarse que su oponente les quita espacios desmedidos haciendo grandes concentraciones en ciudades, ratifica que no “dan pie con bola”. Pese que, según ellos mismos, cuentan con la asesoría de genios venidos del “más allá”.
La última ocurrencia de forjar un documento de la FANB, no sólo fue un delito, una burla a los venezolanos y nuestros soldados, sino una demostración contundente de la incompetencia y falta de madurez de sus autores. Pero también una irresponsabilidad de quien ilusamen aspira ser “Comandante en jefe” del cuerpo.
Pero cuando el señor Briquet, “Jefe de Campaña” de Capriles, intenta explicar el error cometido, lo hace ratificando su insensatez, falta de inteligencia y desprecio por el auditorio al cual se dirige, empezando por los militares. Es decir, intentando sacar las extremidades del barro en èste se hunde hasta la cabeza.
Alguien ha dicho, experto en el tema de la comunicación, que los opositores sólo les interesaba llamar la atención en ese momento y con aquel delicado asunto, como para dejar allí, aunque sea subliminalmente, un mensaje negativo.
Es posible que eso sea cierto. Quien esto escribe lejos está de entender bien esos complicados asuntos de la comunicación de estos tiempos. Pero cuando uno lee o escucha a Briquet decir, que aquel documento “ellos lo recibieron como una denuncia y no habiendo en este país la forma de verificar la autenticad de una información que tenga que ver con el gobierno, le dieron publicidad”, se asombra de la torpeza e irracionalidad de la excusa.
Por los hechos y pruebas en mano, uno concluye que Briquet y su equipo, por lo menos son unos descuidados desmedidos, de proceder alegre sin que les importe un pito la opinión pública, lo que les descalifica para promover una candidatura o producto comercial. Veamos por qué decimos esto:
¿No había forma de percatarse que la firma era de un funcionario que había dejado el cargo unos meses atrás?
No es una tarea muy complicada que requiera la muleta del Estado.
¿Pero como explican que tomaron como cierto, tanto como para hacerlo público, un documento redactado en presente, con fecha adelantada, del 30 de julio del 2012, cuando faltaban más de veinte días para ese dìa.
¿Es falta de talento, exceso de dejadez, descuido o simple desfachatez?
¿Cómo no forjar documentos si el candidato es “pata quebrà”.
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