Hoy me vino a ver una señora, muy humilde y ya mayor, casi llorando, porque hay personas de la oposición en su entorno que le están diciendo que su nueva cedula, concedida a través de la Gaceta Oficial - extraordinario No. 6.073, fechada el 10 de abril del 2012, es una cedula falsa. La señora, una colombiana que hace años que vive en Venezuela, estaba tan nerviosa que me parecía que le iba a dar un ACV o un infarto del miedo que tenía. Le dije que no se preocupe y que haga una copia de la pagina de la Gaceta Oficial donde aparece su nombre, y que la plastifique, eso para que se sienta bien segura de que su cedula no es falsa.
Pobre señora, y tan humilde, que vive aquí en mi barrio.
Me atravesó el corazón un cuchillazo al pensar de la capacidad de maldad que tiene la gente de la oposición venezolana, ¿Como le pueden hacer esto a esa pobre señora? Satanicamente, les parece ser un chiste hacerle sentir mal a alguien, como si la pobre señora fuera un juguete de plástico barato al cual se le cae a patadas hasta destrozarlo.
Que miserables son esta gente desalmada.
No les basta las mentiras y los engaños, no les basta odiar a Chávez, no les basta destruir el PDVAL aquí en este pueblito tachirense, no les basta romper la propaganda electoral del PSUV, no les basta tratar de atropellarnos con sus automóviles cuando nos reunimos en la Plaza Bolívar, sino que también tienen que destrozar los corazones sensibles de la buena gente humilde del barrio.
Que porquerías son. Que miserables.
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