He tomado la honrosa e irreversible decisión que todavía me revuelve el estómago de mi preocupación partidista y, es que, si: nuestro candidato a la elección presidencial no gana el 7-O, recojo mis trapos sucios sin indicación dentro del “paquetazo” y, algunos de los retazos económicos sueltos de mi consideración por los que luché y me trasnoché tanto y, los lanzo al aire antes que caigan en otras manos menos versátiles y, tranquilamente me voy para “La Porra” a descansar o, a morir de desencanto que es el mejor camino que nos queda sin enderezar mi futuro con una alteración de nervios que me mantienen proliferando mentiras atrasadas a cualquier hora del día a ver si mi candidato Capriles sale adelante y, por los vientos que comienzan a soplar me entrego sin voluntad a aceptar y compartir como cómplice que no lo soy, lo que afirmó, la pitonisa: Adriana Azzi, de que Capriles va a revolcar al presidente Chávez con muchos votos el día de las elecciones, lo que me deja un tufito emocionante de alegría restringida de que volveremos al poder pronto y, aunque ella no atrevió a revelar su fuente, se dice por allí, que fue que se comunicó telepáticamente con el espíritu de Piñerúa Ordaz que a la vez se había puesto en contacto con el espíritu de Germán Borregales que soñó en el otro mundo de que Chávez es derrotable y no quiso soltar cifras.
El enredo es tal que yo sin querer estoy metido en ese placentero enredo y todo sea por el triunfo de Capriles que, a decir verdad: nos tiene con los moños de la esperanza en el suelo al no poder enderezar la carga política de su discurso fuera del autobús que atraiga a más involuntarios que se metan en nuestro camino hacia el futuro, pero, sabiéndolo como lo sé que Piñerúa jamás dijo una mentira en su vida política cuando buscaba corruptos en los gobiernos de la IV-R y, dada su gran responsabilidad de político graduado en la Universidad de la Vida –le creo y lo sigo como si estuviera vivo, porque adeco es adeco así esté muerto y, éste no se queda atrás.
El gran problema que tenemos ahora en la MUD es el gran vainón que nos echó el diputado de “cuánto vale un juez”, porque su nombre por la misma vaina se me olvidó y, el desorden que ha cundido allá es tal que Ismael García dijo, que no lo quería ver más ni en pintura y, que en el parlamento lo van chiflar cada vez que intente hablar, aunque, por petición de Guillermo Aveledo, mejor hay que mantenerlo en la ignorancia total sin derecho a réplica antes que Capriles le dé el perdón sin recurso de volver a UNT ya que sus días están contados en las trincheras del poder, por lo que yo no metí mis manos ni a favor ni en contra, ya que somos caimanes del mismo pozo.
Esa angustia que causa la pérdida de lo que no se tiene, pero se desea a como sea, nos crespa los bellos de la tranquilidad y comenzamos a pedirle “peras al horno” a ver si el sabio maracucho nos auxilia desde su exilio, aunque sea, “con un canto de ballena” que Capriles necesita de urgencia de todos para meternos su “paquetazo neoliberal” que nos tiene en ascuas sin vaselina política de compasión.
Los días pasan y el tiempo de la elección presidencial se nos encarama encima de tal forma que, Capriles no encuentra a quien más jalarle bolas que le dé el ánimo de llegar con fuerza al 7-O y, sólo le queda esperar que el conteo de votos de adecos, copeyanos, UNT y los pocos de PJ, lo pongan a ganar sin zozobra, aunque sea en Miami.
En cambio a este político de la derecha venezolana que no ha tenido descanso ni le ha temblado el pulso del odio antichavista desde que, se formó la MUD, lo que le espera es un entierro sin lágrimas, porque para cantar fraude por Capriles mejor se mete en el autobús del olvido sin quedarse a esperar seis años más por otro candidato que al igual que Manuel Rosales y Capriles también la pondrá, aunque los pollos no se cuentan antes de nacer, mejor me quedo como Juan Pachanga y, no como Juan Charrasqueado y, a la MUD la mandó para el otro lado. Y sigo como un apátrida desconocido.
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