Juan Carlos Caldera y Capriles Radonski pueden irse al infierno, como debe ser.
Esos personajes, capaces de mentir y llorar en publico de manera tan descarada, como si fueran pequeños niños inocentes, son, y lo digo de manera responsable, hipócritas y psicópatas no respetados por la Mafia.
Cualquier persona que piense que Capriles Radonski es un “dios,” como Juan Carlos piensa, y lo dijo, no puede ser un Mafioso. Aún después de ser capturado en vivo en un acto de evidente corrupción al estilo Mafia Siciliana, los cuales yo conozco personalmente, y que llora como un bebé frente al mundo entero, tiene que ser un “pobre pendejo” no digno de ser parte del cartel … y por esa patética presencia, en sus declaraciones, en la cual se caga, sudado, porque sabe que si él no hace y dice lo que los “Jefes” manden, se encontrará en el más grande infierno que pudiera jamas imaginarse.
Créanme. Pasé muchos años con la Mafia Siciliana y los Hells Angels en Canadá, en Montreal para ser más especifico. No perdonan. No se perdona. No existe la piedad, así como debe ser, en cuanto a hipócritas y oportunistas, mentirosos o psicópatas.
Yo personalmente no tengo una gota de empatía por Juan Carlos, o Capreiles Radonski. Para meterse con los Mafiosos, hay que ser Mafioso, hay que pensar como Mafioso, y sentirlo, aún cuando yo solo les escribía poesía, lo que evidentemente Juan Carlos quiso poder hacer, pero no pudo, y nunca hubiera podido hacer de manera responsable, y sobrevivir.
Juan Carlos se jodió, y es su propia culpa. Capriles Radonski se jodió también – pero su tiempo para pagar sus deudas no ha aún llegado – pero sí viene. Yo lo sé, la Mafia no deja testigos, y no soporta pendejos ni prepotentes, y menos, traidores e hipócritas.
Mafiosos. Yo lo sé.
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