Una noticia por demás extravagante en que un candidato sin opción a la presidencia de Venezuela: sea recibido por el mandatario colombiano a conversar sobre qué –quizás sobre el futuro-, pero el futuro de quién o, será que ambos quieren acabar políticamente con Uribe o, posiblemente, Uribe le consiguió la entrevista a Capriles con la condición de que éste convenza a Santos a que saque o refute al candidato de Chávez que irá a la comisión de la paz en Oslo o, una amena conversación entre camaradas oligárquicos en donde uno que es el de acá le esté buscando las cinco patas al gato y necesite ayuda de allá o escapulario ajeno que lo resguarde con preámbulos de la política colombiana en que los consejos hagan efectos sintácticos más fructíferos en electores en la recta final de la campaña y, lo otro, lo más seguro, una más de Capriles de dárselas de gran señor, alborotando la vecindad de un “amigo” de Chávez buscando publicidad engorrosa que no da ni quita ni calará en el pueblo venezolano.
Pero, no está por demás, hacer un ejercicio de imaginación recreativa de esa entrevista en que, los personeros tienen mucho en común y, son buenos alumnos del neoliberalismo que no hay nada bueno que se pueda imitar ni pasará a la Historia embarrada de misterios fortuitos.
Buenas tardes amigo candidato –expresó, Santos- y continuó: un placer recibirlo en la casa de Nariño con una brisa de fecundidad de atracción pasajera y, me place estrechar sus manos como lazos fraternales en la reciprocidad que nos une aún sin estar usted en el poder, pero que esperamos que sea pronto en que unamos nuestras fronteras en una sola dirección y, le abro mis brazos para recibirle con el calor patriota que se merece en su lucha hacia el poder que el presidente Chávez se lo está poniendo difícil con barreras fuertes de traspasar, alejándolo cada día más de sus puertas y, usted con ese talante que le ha dado ser primero alcalde y después gobernador con aspiración de llegar a Miraflores se ha ganado la simpatía de ese grupo que, allá llaman majunches que yo odio pronunciar: al sentirme también ofendido y lastimado de no poder corresponder a su esfuerzo de montar en la olla de su desparpajo político a tantos incautos que andan sueltos en el panorama electorero, pero cuente que en caso de ganar: aguardiente y vallenatos no le faltarán y toneladas de arequipe para que los endulce, ya sabe para que –concluyó, Santos en privado.
Primeramente: quiero agradecer su gratitud de político culto –respondió, Capriles- y también al gran acierto que han tenido la mayoría de los colombianos de ponerlo a usted donde está por su infinito espíritu de estadista y de estudioso de la economía Latinoamericana y, de consentir con inteligencia de tener a los yanquis resguardándolo de toda la mala intención de otros gobernantes de la región y, en particular de uno que se la echa de gran amigo suyo, pero que no es, y vengo además, a compartir este momento para ponerlo al corriente de mis primeros 100 días de gobierno en que muchas cosas van a cambiar allá en mi país metido de lleno en el futuro y tenga la plena seguridad que será el primer invitado a mi acto de juramentación en la AN, al igual que el ex presidente Uribe quien me dijo que le dijera que no se ponga resbaloso ni guabinee en contra de él y, que mucho ojo con Chávez que, ese es un castro comunista y, sin alabancia alguna cuente conmigo para enderezar lo que haya que enderezar y, como admiradores que somos de la política del Departamento de Estado: nada más positivo para nosotros que apoyar al presidente que salga electo allá y, entregarle todo lo que necesiten en cooperación a su buena voluntad de fortalecer los lazos en que sus trasnacionales vengan a invertir a nuestros países sin traba alguna que, lo que es del cura va para la iglesia y, no me vea con malos ojos que, usted y yo somos como dos pedazos de la misma torta –aconsejó, Capriles.
Enseguida Santos retomo la palabra y con aplomo colombiano: desembucho lo que Capriles quería oír de cerca: Algún día tendremos que unirnos y formar de nuevo la Gran Colombia yanqui que usted sería un buen comodín para ello. Lo que Capriles no refutó y se hizo el mal oyente y, con pasividad leguleya exclamó: para nosotros, Bolívar requiescat in pace y, los tiempos cambian a, lo que Santos opuso, veo que como buen alfil del ajedrez de la oligarquía venezolana conoce sus reglas y deberes y, como tal, cada día si hay esa posibilidad nos entenderemos mejor, aunque creo que, Adriana Azzi anda volando bajo, pero aún así: yo estoy con usted y en el camino nos vemos y con un apretón de manos no dejó pasar por debajo de la mesa la frase: salúdeme a su presidente que yo veré que hago con Uribe que en cualquier momento se nos va, ya que Chávez lo volvió loco.
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