Y es que Chávez los tiene y los vuelve locos.
Juran y perjuran que ahora sí el coroto será de ellos.
Y al presidente Chávez ya lo metieron de cuerpo presente en la urna de sus deseos y, lo twittean y, brincan de emoción en cuatro patas con ganas.
Capriles está más contento que un cura tocando campanas y, no encuentra de qué palo ahorcarse y, cuenta y saca cuenta y suma y no resta –¿serán seis o ahora serán siete millones? –se pregunta.
Y los vampiros de la MUD sueñan con un banco no de sangre, sino de dólares a ver si multiplican su suerte.
Julio Borges en cambio ora: por la gratitud del Señor de ponerlo cómodo en el entierro de sus penas maliciosas.
Marcel Granier suspira y se ve tal cual será su figura en la nueva imagen que tendrá su RCTV y, sin pestañar cree y predica que –El Estado- tendrá que pagarle todos los millones que ha dejado de percibir desde la no concesión del canal dos y, jura que al entierro del teniente coronel -su enemigo- ni por tv.
Es tanta la alegría de la oposición por la aparición de nuevo de la enfermedad de Chávez que se han olvidado de comprarle los regalos a sus hijos y, en vez de arbolito de navidad tienen luz roja intermitente en espera del desenlace que para ellos debe ser fatal y, ríen con una risa salomónica que le aprieta los nervios de sus malas intenciones.
La ofuscación de malos pensamientos corre en los partidos que conforman la oposición que los mensajes que se pasan los embarran de formol mental.
Ramos Allup no aparece por estar de penitencia en serie sin descanso: clamando por un gobierno adeco que le dé el respiro que necesita su alma para descansar de catorce años de dictadura y, ha jurado que los fraudes pasados van a salir a flote una vez que Chávez pase a mejor vida y, son tantos los golpes de pecho que se da que vive tosiendo en privado.
En la CEP, los obispos se han cerrado de negro y, sus oraciones son tan cansonas que no hacen efecto, lo que mantiene nervioso a Baltasar Porras quien se hace llamar el nuevo cardenal de los pobre post Chávez y, masajea el espíritu de su devoción con tedeum diarios en latín y, se baña con un preparado pretoriano frágil que mata los malos espejismos y consagra almas cardenalicias a la eternidad.
El río de la desesperación y de los malos presentimientos se desbordó de cruda vileza en los corazones de los líderes más emblemáticos de la oposición que, sin Chávez ser intervenido quirúrgicamente, ya ellos mandaron su cadáver de su deseo al purgatorio como castigo inclemente de su justicia banal y, en reacomodo se ajustan el cinturón para gobernar con odio.
La alegría manifestada por la enfermedad del presidente Chávez, tiene a Nelson Bocaranda con una diarrea de runrunes de perversión que le desprenden la miseria humana que lo come en vida de dilemas de seguir siendo la afrenta de la información que atropella la dignidad de venezolano y, no deja de tocar la flauta amansa muerto. No así Alberto Federico Ravell que desde que se compró el canal de las drogas en Colombia: vive metiéndose un tizón agónico por los ojos que hasta en Globovisión lo detestan por asqueroso y desleal.
Menos mal que a todo cochino le llega su día y los que hoy brincan de entusiasmo, mañana chillarán cuando les toque y, su escualidismo seguirá siendo invariable.
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