No caminaron ni marcharon y, como pudieron como oposición al fin se concentraron en Parque Miranda.
A caerse a embustes y como buenos burgueses no salieron del este, siempre cerca de Altamira, en busca de guarimbas y distracciones.
Y, como estaban ociosos, muchos de ellos, no dejaron de seguir las órdenes de Guillermo Aveledo de agredir a camarógrafos y periodistas del Sistema Nacional de Medios Públicos a los que él consideró que eran unos provocadores como activistas del gobierno nacional.
Este sujeto últimamente anda muy diligente y envalentonado como secretario ejecutivo de la MUD, no lo piensa dos veces cuando actúa en busca de camorra y está presto a desenvainar la espada de la agresión a la que se acostumbró desde la IV-R.
Y como parece ser que dentro del grupo de los presentes más eran los guardaespaldas, policías y personal de seguridad de los líderes políticos que se hallaban presentes en la encerrona que tenían.
Lo cierto es que, si no la hacen a la entrada la hacen a la salida y como buenos fascistas enmarcados y adaptados a los partidos en que militan no pierden tiempo en recrearse y demostrar lo peligroso que son cada vez que actúan con un fin bien determinado de acarrearle problemas a la colectividad que ellos odian y desprecian.
El otro sujeto que no se queda atrás y se la echa de apaga fuego sin manguera de respeto ni consideración es Antonio Ledezma a quien nadie le para, pero si le dejan la puerta trasera abierta por allí se mete y fastidia más que una mosca sin orientación que a veces lo que da es asco flagrante.
Queremos unidad, debemos mantener la unidad, la unidad es nuestra salvación y unidos venceremos y, más cuando las elecciones se van a presentar de un momento a otro, era lo que decía Guillermo Aveledo con su buena dosis de aspiración no de seguir como jefe de la MUD sino como posible candidato y, por ello, su querencia a la ansiada unidad, no sabiendo que hay Chávez después del 23-E para rato.
Una vez finalizado con los deseos envueltos de peticiones en su argot de ansias del poder y, sin dejar de ladrar como el “fascista” que es el afiebrado Julio Borges que cada día está más fabuloso, por lo que no pierde tiempo en lanzarnos sus desgarros pensantes que nos invaden de inofensiva sutileza el sistema depresivo de nuestra incredulidad y, él presiente si acaso no es su aliciente que el gobierno tiene miedo -¿miedo a qué Borges? –ustedes por el contrario no le tienen miedo a los chavistas. Y él considera que con ese miedo tratan de justificar el vacío de poder que hay en Venezuela, le faltó decir: ¡Carmona Estanga ya! No será más bien en la oposición –eh Borges- y por eso (el gobierno) recurre al expediente del atentado –simpático y demoledor el sujeto. Y, además sin mucha azúcar nos escoró su virginal filosofía política cuando, nos dice: “Ese es un café colado tres veces”. Ahora es experto en café, será que nos quiere negrear y, sin vergüenza de ninguna clase que no tiene, afirmó que, el “dúo dinámico Maduro-Cabello” se inventa el atentado, cuya elaboración tuvo su origen en La Habana –y dale con Cuba.
¿Borges, quieres un consejo? Si quieres vivir en paz y en Venezuela el resto de tu vida: asegúrate que eso no pase, porque de lo contrario no sabemos a dónde te vas a meter y, si le vas a echar bolas de verdad –no lo pienses –dale.
Es tan estúpido y patán ese líder de PJ que le vendió a Globovisión la opinión de que: como el gobierno se siente perdido -¿sí, con PJ, Borges? –y, no tiene liderazgo –mentiroso- y el PSUV y, Chávez, trata de crear zozobra (¿no será la oposición de usted?) y, acotó, ese peine de la violencia no lo debe pisar la oposición -¿pero con lo de la encerrona a los periodistas sí?- ni lo debes Borges utilizar para tu calvicie.
Cómo andarán las cosas en la MUD de la oposición que ya se están preparando para escoger un nuevo “majunche” candidato que vuelva a perder las elecciones que ellos mismos planifican.
Él está bien molesto con el “dúo dinámico de Maduro-Cabello”, porque tienen el privilegio de mantener escoltas y con rabia y odio crítica el hecho de no andar solitos, mientras que ellos que andan a la buena de dios sin escoltas -yo te aviso- los matan como moscas que son o peor. ¿Verdad que sí, Borges?
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