Este patarra que cuando no se enreda con sus trabalenguas sintomáticos, la pone. Pierde estatura política cada vez que actúa en público (si es que alguna vez la ha tenido) y parece más bien un malcriado-chismoso-oligárquico que se desquicia fácilmente y, después no sabe para dónde coger, ya que sus planteamientos generalmente son ilógicos. Se distrae pintando pajaritos de colores y, después los despluma alocadamente que Globovisión se los traga íntegros.
¿Quién lo asesora y, quién le cree lo que dice? Y, lo peor de todo es que está empeñado en querer ser presidente de la República Bolivariana de Venezuela como un antojo más dentro de su colección de juguetes caros.
¿Y ése es el candidato de la oposición? ¿Ése es el aspirante a derrotar a Nicolás Maduro? ¡Qué ilusos son!
No hace mucho que Capriles regresó de la ciudad de Nueva York donde tiene un apartamento que vale más de 5 millones de dólares, que sería bueno saber de dónde salió ese dinero y, en su permanencia de días en qué perdió el tiempo. Fue a embrutecerse o a soltar disparates en paracaídas imperiales. O quizás fue a enseñar a los yanquis a pensar en pro del bien de la humanidad -¡hurra!
Antes era el presidente Chávez quien los tenía locos y, ahora por lo que se ve y se oye, es Maduro y, él (Capriles) en vez de madurar para enfrentarlo se tira por la pendiente de la descalificación con un temor que no esconde y, apela al tiro al blanco con una salva de incongruencias políticas que sólo ellos se las tragan y las aceptan.
Capriles el incapaz. Capriles el irresponsable. Capriles el mentiroso. Capriles el violador del derecho internacional. Y, aún así: aspira a gobernar este país. ¡Qué sabrosura! Se habrá visto tamaño disparate dentro de una oposición que se dice seria y quiere la unión como condición de paz. ¡Oh, dios! Perdónalos que no saben lo que hacen. Y, la oligarquía tiene a la oposición a su merced bien controlada y, como están pelando, pelando seguirán.
En su última aparición por tv en que le iba a decir la verdad al país y al mundo. Lo que hizo fue reclamarle al TSJ por la decisión tomada que confirmó que Maduro como vicepresidente podía encargarse de la presidencia de la República –eso fue más que suficiente como motivo- que lo llevó a expresarse en forma desconsiderada y, a preguntarse qué quiénes eran ellos para nombrar presidente y, a Maduro, y a ti: ¿quién te eligió presidente? Y, lo hizo con una furia de vampiro excrementando odio puro.
Y, lo más importante de su rueda de prensa sin ninguna pregunta que contestar fue alabarse como si fuera el Corazón de Jesús dentro de una Semana Santa y, su presencia la finalizó como lo hacen los cobardes que dan la cara mientras están frente a las cámaras y, después salen corriendo, porque lo que hacen y saben hacer es alborotar a su gente tan escuálida y apátrida como él.
De que sea el candidato si es que lanzan candidato está por verse y, será de acuerdo a las órdenes del Pentágono que él locamente ha buscado y no ha logrado, aunque días atrás dejó entrever que Maduro quedaría como el paño de lágrimas de los chavistas que sería fácil derrotar como un autobusero reposero de los patas en el suelo que abundan en nuestra revolución.
Lo cierto es que la orden fue dada: Maduro contra lo que salga y, eso lo dejó asentado en el alma del pueblo: el comandante presidente antes de irse por última vez a Cuba a la Cuba de la dignidad, de donde regresaría a morir en su Patria amada que ahora lo ha convertido en su héroe y, a Maduro en su futuro presidente con todas las de las leyes y de la Constitución.
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