El “yo acepto” del señorito

Yo estoy aquí porque estoy, ustedes me ven. Vine por mis propios pies, pero me trajeron… Y tengo un compromiso con ustedes, yo no los puedo dejar solos, ¿Qué harían ustedes sin mí? Yo no podía decirles que no venía porque lo que me espera es una catajarra de votos por el pecho. Lo que me queda es poner el pecho duro, por ustedes, porque yo estoy aquí por ustedes, bueno y por el vainón que me echaron Ledezma y Ramos Allup, y por Dios que me mandó. Yo creo que Leopoldo y María Corina también metieron la cuchara, pero estoy aquí, dando la cara, sin miedo, bueno con un poquito porque cualquiera se asusta ante la certeza de una paliza.

Estoy aquí porque tengo una misión, una misión divina. Dios me puso aquí, yo estoy aquí mandado por Dios, y eso no es coba, el cobero es Nicolás, yo no, yo soy como Bush porque Dios habla conmigo, no es que yo quiera hablar con Dios… No, es Dios el que está empeñado en hablar conmigo. Dios le dijo a Bush: lanza bombas, misiles, toda vaina, contra los afganos, los iraquíes, que yo te apoyo. A mí Dios me dijo: lánzate que yo te hago el milagro de unos voticos. Y Dios me dijo y yo me vine. Porque él quita y pone. Dios me puso a mí, y Dios se llevó al Presidente… Y no lo va a devolver. Dios no les va a devolver a Chávez, miren, vean, parafraseando al filósofo Ismael García, voy a ser claro: la muerte no tiene “devolvimiento”.

Pero Dios me mandó a mí. Me dijo: “Capriles anda ahí, da la cara, no dejes sola a esa gente. Yo te mando unos voticos, ah, y te mando a Teodoro para que escriba diciendo que tú eres un valiente, un héroe, un candidatazo”.

Por so estoy aquí, no porque me echaron una vaina bien grande. No, es que Dios me mandó, aunque lo de la vaina no es coba. Porque es que yo soy el único que puede decirle a Nicolás: Mira vamos a medirnos, vamos a contarnos voto a voto. Yo me le planto a Nicolás, pero tengo a Dios atrás. Dios me dice: dale y yo le doy. A Nicolás, Dios no le habla, a mí sí, porque yo estoy con Dios y Dios está conmigo, por eso estoy aquí, frente a ustedes, diciéndoles: no, yo no los voy a dejar solos, yo los voy a salvar de los cubanos malucos, Dios me puso aquí para eso, y me dijo “sálvalos, Capriles”. Y Dios no es cobero, el cobero es Nicolás, es pura coba. Yo no, porque Dios me puso a mí, y Dios no es cobero. Los coberos son los del entorno, ese es un entorno maluco, de muérganos, pero mi entorno es Dios, y Dios no es maluco, Dios si sabe cuándo se muere la gente y no inventa cobas.

Yo estoy aquí porque ustedes me ven, y si estoy aquí es porque ustedes me ven, entonces, ¿qué hago? ¿acepto o no acepto? Yo acepto, pero no sé si acepto. Dios me dice que sí, que él no me deja solo, me jura por Dios mismo que me asegura el segundo lugar, que no es el primero, pero es llegar detrás del primero, o sea, Dios me dice que no voy a llegar de último, por Dios que será así.


psalima36@gmail.com


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Pedro Salima


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