El martes Yon escribió su acostumbrada opinión en El Universal; en contraposición al reconocimiento hacia Chávez, nacional e internacional de millones de personas, como líder indiscutible y sin paragón de este siglo, Yon culpa a Chávez de todo lo malo y perverso que le pasó por su cabeza manipuladora, lo culpa hasta de su propia incapacidad para manifestar un rasgo de objetividad y credibilidad.
Una se pregunta si este señor se cree todo lo que afirma, si es capaz de analizar lo que escribe, si tiene alguna idea de lo desmedido y falaz que puede ser su escrito. Debo responder que no se lo cree, que sí analiza pero que sabe que está obligado a ser desmedido hasta los tuétanos porque el mensaje político que tiene que trasmitir es el de las culpas, ningún otro, el debe dejar en el cerebro de algunos el código Culpable unido al nombre Chávez. Yon necesita imperiosamente tratar de borrar esa realidad incuestionable de un reconocimiento internacional, como nadie ha visto en la historia, hacia un presidente. Él necesita invisibilizar la despedida multitudinaria y llena de amor que le prodigó el pueblo venezolano. Yon necesita editar el suceso y se apoya en la confusión, ocurre a la falta de fuentes, se refuerza en la exageración en enmascarar realidades en fraguar hechos. Este es su proceder político.
Es infructuoso rebatirle a Yon sus afirmaciones, además de innecesario porque nadie puede creer el detalle de lo que escribe, y él lo sabe. Pero sí sería conveniente indicar que Yon maneja un ambiguo proceder personal que tiene influencias directas sobre su actuación política, veamos.
Si es tan elemental para Yon culpar a alguien hasta de la muerte de seres humanos, como no tiene la misma claridad para reconocer la culpabilidad en hechos que a él le afectan y le hacen la vida tan amarga, como lo refleja en todas sus actuaciones. Cómo puede Yon ser tan flexible y bondadoso al buscar salidas propiciatorias de sus problemas familiares, y por otra parte ser tan desmedido e inventarle a un ser humano las cosas más indeseables e inhumanas. Cómo puede Yon desconocer hasta la más mínima actuación favorable de una persona y sin embargo argumentar a favor y buscarle justificaciones a actuaciones que desafortunadamente tuvieron en su familia, y en terceros involucrados, consecuencias terribles y lamentables. No es fácil referir estos asuntos familiares, y lo hago con discreción, porque son cosas amargas que pasan y que llevan a la gente a sufrimientos y experiencias limites de las cuales deberían salir armados con grandes reservas de solidaridad y humildad; sin embargo, qué respeto refleja Yon por nosotros todos, cómo piensa él qué sentimos nosotros al leer esos párrafos llenos de mentiras y calumnias hacia nuestro comandante, o es que ese pensar en los demás no aparece en su comportamiento personal social; es evidente la gran capacidad de tolerancia y sindéresis de la cual debemos hacer gala.
Se termina sintiendo una gran piedad por este señor, que ha revelado en diferentes manifestaciones a lo largo de los años, que ya le dejaron sin juventud, el estar urgentemente necesitado de intervención profesional: léanse sus escritos, véase el video dónde se pregunta si lo que se espera es que incendien la ciudad, búsquese sus inflamadas actuaciones, estúdiese su rostro desfigurado y su expresión corporal en diferentes momentos públicos y nótese que este individuo pide a gritos ayuda para poder aguantar las presiones internas de un drama personal, que no ha sido aceptado, menos aún resuelto.
La figura de Chávez, ha sido utilizada, por díscolos y pensamientos trashumantes como chivo expiatorio, como culpable hasta de la carencia, en sus propias personas, del don de la ponderación, Yon desesperado lo utiliza también, invoca a Dios y a la Historia se cree en el poder de hacerlo pero no se da cuenta de la viga que tiene en el ojo. En realidad Yon lleva un doble peso: el de sus presiones políticas demandantes y el de su propia vida familiar: Dios le ayude en esta última, en la cual es una víctima. En la otra, en la política; hay una viciosa cercanía con la manipulación de la opinión; la oscuridad atrapa ambas debilidades y le dicta esas lamentables cuartillas que escribe.
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