Capriles como Luis XIV desconoce los poderes del Estado

El ex candidato Capriles a todo pulmón: dejó rodar por el mundo la infame frase esculpida por Luis XIV: el Estado soy yo (l´etat c´est moi). ¡Hurra Capriles! Y desde allí en adelante acabó con to´. ¡Bravo Capriles!

Y es que como Capriles no hay dos ni en presente ni a futuro. Y así ha de ser hasta que la tierra se lo trague si es que no lo escupe por una sobredosis de enajenación política.

Pero lo cierto es que, como fascista tiene el mundo de sus sueños ganado y, puede ser feliz como si estuviera en el mundo de Disney recreando a una fanaticada viciosa que vive su mundo al revés: sin darse cuenta y él llevándolos a la odisea de lo imposible sin retorno al futuro.

Se tiró de primero al Poder Electoral del CNE, al que desconoció y sigue desconociendo con la implicación intrínseca que lo mantiene como gobernador del estado Miranda que, eso pertenece a un pasado reciente que le satisface y, que tiene la oportunidad de ser presidente si repiten como él quiere que se repitan nuevas elecciones con goteo manual.

Se llevó por delante sin asomo de intranquilidad al Poder Ejecutivo después de despotricar del presidente Maduro a quien le rompió el tímpano de su bravura como Nicolás y actualmente lo desconoce con regocijo como Jefe de Estado y, como si fuera poco se siente bien apoyado por el Departamento de Estado y la MUD que lo consuela al igual que la CEV que le da el pan de su alivio con un pasapalo de jugosas ostias cómplices.

Al Poder Ciudadano ni lo mira, ya que ése para él no existe en el mapa político de su castigo ni le preocupa, ni tampoco tiene nada que ver con sus funciones si las tiene.

Este fascista asesino como lo es Capriles, le encaja bien antes y después del 14-A en que con una arrogancia de centinela aburguesado se encaramó por encima del Estado como cualquier reyezuelo del patio trasero de su convivencia con el gobierno de la Casa Blanca, desde donde se le oxigena su mal comportamiento y se le dan las armas de la astucia de desconocer todo lo que esté enmarcado y sellado dentro del proceso revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela de la que cree que es su barragana y como tal la trata.

Del Poder Legislativo ni que decir al embrollarlo con el asidero de los medios privados que canallescamente se encargan de deformar la realidad de los hechos y lo lanzan al mundo al desnudo para que se lo coman crudo sin intoxicarse que entre silletazos, coñazos y, golpes bajos de cobardía se plantaron los diputados de la oposición a esgrimir sus voces groseras sin ideas en una batalla en que las armas de sus razones volaron por los aires de los desacuerdos y, en la sesión en vez de aplausos, lo que hubo fue heridos que vanaglorian las luchas sin cuartel que ellos (Borges, García, Marquina, María Corina…) se afincan en saber dar.

Y, en este mismo día saldrán por el Poder Judicial cuando se presenten al TSJ a impugnar las elecciones sin pruebas que indique fraude alguno: de cuyo motivo buscan una vez que venga el fallo negativo sobre el particular desconocerlo como ya se sabe que lo harán y, con ello arrasarán con nuestra libertad y de allí la implacable frase de Capriles: el estado soy yo. Y lo demás le sabe a mierda.

Ese será el final de su bien argumentada película, cuyo guión es made in USA y, los autores de PJ y demás apéndices que como ánimas insepultas están en la MUD.


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Esteban Rojas


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