¡Qué cojones tiene Julio Borges y que Mardo somos todos!

Mierda, diputado Julio Borges, la cagaste con esa franela blanca como
un adeco más, bañado en corrupción. Te disfrazaste de palomita blanca
y, te fuiste a la Asamblea Nacional a demostrar que no hay uno, lo que
se diga un honesto: entre el montón de tracaleros y pillos que se
esmere en PJ, en demostrar que no se ha prestado a tantas
vagabunderías que han quedado al descubierto antes y después de la
derrota de su estelar líder Capriles que, sin responsabilidad como
piratas buscadores de tesoros han saqueado a más y mejor, las
alcaldías y gobernaciones que han estado y están en su poder además,
sin dejar de lado las donaciones que han logrado con intimidación a
empresarios que se han prestado a su chantaje delictual y a las
remesas en dólares que vienen del Departamento de Estado, para fines
variados de “utilidad general” y, que MCM, sabe para qué.

El guapetón de Julio Borges, llegó a la AN, armado de euforia atípica
con ganas de buscar bronca y, como Diosdado es su bastón de auxilio de
sus ojerizas camorreras, no le ha perdido las ganas de tirarlo al piso
de las nubes y, de inmediato montó en cólera al saber que la mayoría
de los diputados mandaría a Mardo a juicio investigativo por una
sobredosis de ocultación de dinero que recogía para la tolda naranja y
que él mismo Julio Borges juró días antes que desmancharía el tapete
de su partido de ése y otro que ahora no viene al caso por estar de
turno de otra sacudida que suma más de lo mismo: “dame acá, aunque sea
agarrando fallo, que Capriles da para eso y más y, lo que hay por
delante son más elecciones”.

Lo cierto es que Julio Borges en vez de apoyar el debate que mandara a
Mardo a contar lo que ha recibido por derecho de propiedad fuera de la
ley que lo premia con la cárcel, lo que hizo fue pasearse por el
Hemiclico para que las cámaras lo enfocaran de frente y por detrás, la
consigna que le apretaba la poca vergüenza de líder que tiene y que le
comía el sustento de su complicidad que en letras negras, lo ponían a
desfigurar su perfil infructuoso de: “Mardo somos todos” y que Ismael
García empeño antes de llegar a la AN en el kiosco de su amparo que
agarrado de lo ajeno allí lo deja, por lo que le den.

Julio Borges en su actuación de defensor de la causa perdida, parecía
más bien un cochino, nadando en su chiquero con una fetidez de
alabanza que las alas de su corazón salieron en busca de consuelo
dentro de la piltrafas políticas que conforman a la oposición que como
deformantes del sistema socialista siempre han sido vencidos como
aberrantes de ideas que no encajan en la realidad
socio-político-económica del país y que se amparan en el capitalismo
estrujante que le llenan las ansias de poder de sutilezas vacías y,
los conforma en mediatizar el odio que siempre han sentido por el
pueblo chavista y, por su máximo líder, aún después de muerto que los
sigue venciendo en el plano general de la moral y las luces con
dignidad extrema.

Conforme, Julio Borges, hizo lo posible por sacudir el avispero de la
concordia con su apática desfachatez de altruista embotellado, le dio
consuelo por última vez a Mardo, dentro del período constitucional de
los diputados de hablar sobre dios por dios como su dios que lo ampara
y lo cobija de calor, como un líder sometido a los pecados ocultos que
le maltratan sus deseos de representar al pueblo aragüeño que votó por
él y, por su espada del santuario desnudo que ya no tiene donde más
agarrar y que jamás agarró por placer, sino por deber y como el deber
es primero al deber se debe y, cuando entregue cuenta no habrá forma
ni manera de castigarlo, ya que él no es un pecador, quizás sea un
bandido, pero eso está por verse y, no quiera su dios que, de agarrar,
para todos hay y, se va a morir de envidia sin llevarse nada que lo
acerque al tricolor de su perversidad de si cogí no me acuerdo y eso
lo negará hasta que a Capriles el Papa no le dé la bendición, aunque
ya los pinochetistas chilenos lo salpicaron de poderosa armonía de
fascista internacional que lo enjuaga de por sí a un reacomodo de
ilustre victimario que ganó y perdió por iluso mal conforme y, Mardo,
esperará paciente el día de su sobreseimiento por estar incluido en la
lista de los presos políticos a cargo del diputado Edgar Zambrano que
entró a futuro.

Por eso desde ya y hasta que Mardo vaya preso, la consigna será:
“Mardo somos todos” y como ése, por supuesto, no hay dos.


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Esteban Rojas


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