Estos racistas fascistas de la oposición, no son revolucionarios, ni creen en la igualdad de razas, basta fijarse y leer un poco lo que Hitler les hizo a los que no eran de la raza aria.
No señor, basta con ver como su jefe les ordenó drenar sus arrecheras al perder las elecciones. Existen es cierto cuatro razas de diferentes rasgos y colores de piel: los amarillos, los negros, los rojos o cobrizos y los blancos.
Para mí, todos somos descendientes del mismo creador del big-bam, del Boson de Higgs, la llamada partícula de Dios. El color de la piel no nos otorga atribuciones a los humanos de ser buenos, malos, inteligentes o torpes.
Son nuestras acciones, las que demuestran con nuestro hacer diario y con hechos concretos lo que somos, no el color de la piel, ni la raza a la que pertenecemos por suerte del destino.
Cada raza tiene sus peculiaridades, su idiosincrasia, sus mitos leyendas y su cultura ancestral, sus propias raíces.
Pero esto tan solo no la hace superior a otra raza por tener diferente el color de la piel o de donde procede o nace la persona. Los estudiosos señalan y sitúan el Jardín del Edén entre el Tigris y el Éufrates. En lo que hoy es Irak.
La educación, y el entorno social en que se desarrolla el ser humano como raza o individuo, es la que lo modela. No es lo mismo un ignorante analfabeta, que un graduado universitario de Cambridge Oxford, o la Patricio Lumumba de Moscú.
No debemos acomplejarnos por el color de nuestra piel, tampoco creernos por ello seres superiores. Hay quienes persiguen dividirnos más que otra cosa con este tópico, añadiendo el mismo como un ingrediente incómodo y molesto en nuestro medio social. En la Venezuela actual, por ahora, todas las razas incluidas la aborigen, tienen reconocidos sus derechos, su idioma y sus raíces ancestrales, en nuestra actual Constitución Bolivariana de Venezuela. Artículos 121 y 125.
Este proceso, es una lucha clasista entre explotadores y explotados, ricos y pobres, justicia e injusticia.
El color de la piel, no importa, no es un estigma a menos que vivas en países como el África cuando el Apartheid, o en EE.UU, en estados y ciudades donde predomina el Ku Klux Klan.
Aquí hay racismo, sí, en efecto, sobre todos aquellos sectores de la sociedad civil que se creen "Los Amos del Valle" estas familias, herederos de aquellos oligarcas y mantuanos de la colonia española, los mismos que ayer y hoy adversaron y son enemigos de Simón Bolívar. Son los mismos que descolgaron de un salón de Miraflores un 11 de abril, el retrato del Libertador y lo arrinconaron en un baño. Ellos, si "desprecian el color negro".
Pero, esta clase social de pocos escrúpulos, puede aceptarte a medias en su sociedad elitista, cuando tengas millones de dólares en tus buchacas, propiedades y fábricas donde explotas al obrero y le robas su plusvalía, esto aderezado con inmuebles en el Country Club, la Lagunita, El Marques, o Prados del Este.
Yo no creo en esas vainas de razas y de colores de piel, opino que la cultura, y la educación, el padre la madre responsables y ejemplares además del estado, pueden y tienen el deber de crear al hombre nuevo como decía el Che Guevara. Esto sí que nos hace diferentes. Así como también los principios, y la ideología, pueden lograr transformar al hombre más cruel y malvado en un manso cordero, en un ser diferente, en un hombre nuevo.
Palabras de nuestro Comandante Eterno:
-Soy el hermano más oscuro de América, pidiendo justicia e igualdad para la raza negra americana, para los afroamericanos; también somos americanos-.