No dejó forma de demostrar que es un patán y como político de PJ mas
no líder, se lució en la AN, en la presentación de argumentos que
hacía el presidente Maduro sobre la urgencia del debate de la ley
habilitante que fue a solicitarles que le aprobaran como un medio
eficaz de combatir los desmanes que la burguesía amarilla lleva
adelante con todos los ilícitos que a diario cometen y, él, Julio
Borges, se la tomó de frente con una incitación con desplantes y
modales que la cámara de televisión no dejó de enfocar como si de un
buen show de caraduras se trataba que distrajera al público presente y
televidente.
Antes, él mismo personaje, comenzó a enviar tuitses a la red en que
embarraba a la AN de un ambiente de mierda que salpicó a lo lejos a su
compañero Carlos Ocariz entre otros y, Borges lo hacía con una mesura
de idiota que idolatra a su público indecente que clama de sus
inquietudes figurativas y cuando vio la llegada del presidente Maduro
al Capitolio, las cejas de la discordia se le inflamaron que como
vómito amarillo: le soltó a boca llena a una tal “Daniela”, “llegando
el mojón” que “Daniela” se lo tragó con un deleite apetitoso como si
de un enjuague bucal se trataba y, el diputado en cuestión no contento
con sus malcriadeces de jeringón derechista, siguió bajando más de
nivel susurrante y acomodó su tono de acción como el patán que es,
enfermo de poder que no puede auxiliar a Capriles a salir de las
mazmorras de su embrutecimiento persistente y, el dúo que forman de
pequeños burgueses no consigue sombra de conformismo y, los acelera a
tratar de patear con sus ofensas mezquinas: las buenas voluntades que
conforman el círculo de la probidad cuando trata de justificar el
camino a seguir que le dé consuelo de alivio económico y social a los
venezolano que ellos desprecian con una madurez de corruptos
traidores.
Y, cuando el presidente Maduro, atinó y con paciencia leyó y desglosó,
señalando de frente a los bien representados como corruptos, entre
tantos por demás, afines y leales a la tolda amarilla de ese
parlamento como lo es Juan Carlos Caldera y Mardo que ya no lo es a,
Julio Borges, saltó de su asiento como picado de alacrán gritó sin
derecho de palabra ni razón de acierto, todo lo que a bien quiso sin
derecho alguno que, cuando oyó esos dos nombre, se envenenó de rabia
más de lo que estaba que de quemar la AN en ese momento, lo hubiera
hecho como buen fascista que es que Nerón no lo hubiera perdonado por
su iracundia de torpeza cuando, trató de juntar sus dos cejas como
cejudo a ver si se producía el corto circuito que arrasará con la
presencia del gobierno in situ y pataleo como un niño perdido en la
barriga de su madre que no consigue escapatoria y jurunga la pretina
de su inmadurez sin poder llorar de amargura en pleno hemiciclo y,
jugo con su dedo índice en círculos alrededor de su oído derecho como
señal de locos hacia sus enemigos que era la mayoría presente que
aplaudía. ¡Ataca Borges! Le grito su celular en ese momento cuando
Capriles lo puyó letra tras letra en frase incoherente que cayapeara
la AN.
No tuvo bolas ni impaciencia de recriminar la causa perdida de su
insatisfacción que le comía las entrañas de su viudez absoluta y como
perverso infraganti despertó con Maduro de frente que para su
tranquilidad y sabiduría de obrero los acorraló sin disparar un tiro
y, ofreció como será en público, desnudar el bacanal que Oscar López
como director de despacho de la gobernación de Miranda recreaba al
gobernador Capriles con rumbas exorbitantes en que se cogen el cielo
para ellos solitos envueltos en nubes pasionarias que los tiene contra
la pared de la dignidad que soslaya los principios morales del país y,
ese fue el vaso del atosigamiento que puso a Julio Borges a pedir
derecho de réplica con su debido bocado de imprecisión que le tumba
los pelos de la convivencia que calvo lo tiene, montado en una farsa
que como PJ no hay dos con un Capriles rabioso de torturas sin poder.
María Corina, estuvo imponente, no llamó ladrón al presidente Maduro
ni injurió con sus sarcasmos, y se solapó con su mirada tierna de
amargura y comió la tarde y parte de la noche sin apetito político y
se tragó sus palabras, porque el vientre de su alma se abultó de luto
rojo que no supo torear y como buena apátrida que sale fuera del país
a murmurar idioteces, vio pasar el tiempo aferrada a su rincón de
soledad que le enfría las apariencias de parecer lo que no es ni será
siempre que haya democracia en Venezuela y chavistas en el poder, se
retorcerá íntimamente como burguesa y la paz de los días por venir no
le taparán las agallas de aspirar e enfrentarse a Capriles y cuando la
soledad se la coma, morirá engrinchada tratando de irse por los
caminos verdes en que pueblo y revolución han de llevarla al sueño de
su influencia que es bastante para ella.