Sostener que Capriles Radonski es un fiasco no es ninguna travesura, tampoco es un exigente reto a la imaginación. Basta con realizar un ejercicio básico de seguimiento de su gestión gubernamental, tanto como alcalde del municipio Baruta, en donde ejerció durante 8 años, y ahora, como gobernador de Miranda, donde ya va por el primer año de su segundo período, es decir, son 13 años de gobierno, más que suficientes para medir los resultados de su práctica gubernamental y determinar la cualidad de la misma que, en nuestro caso, no dudamos en considerarla como un verdadero fiasco, dictamen en el que al parecer, también, coinciden ciertos correligionarios suyos, de esos de la derecha ultra radical.
Maquillaje baruteño
Veamos, de esa dilatada gestión, qué obra trascendente nos deja el hijo de doña Mónica Radonski Bochenet. Por ejemplo, en cuanto a Baruta, en materia de infraestructura, educación, salud, cultura, deportes, vivienda, urbanismo, de ornato, de seguridad ciudadana, de seguridad social, de organización comunal, de desarrollo económico, promoción industrial, etc., dónde están las obras o iniciativas relevantes, en beneficio de las comunidades baruteñas; cuando estas comunidades se planteen realizar un balance objetivo de esa gestión no podrán encontrar un resultado que valga la pena, que quede para la posteridad. Y no podrán encontrarlo, sencillamente, porque no la hubo, todo se circunscribió a un maquillaje de relumbrón apuntalado en una maquinaria mediática que supo vender un producto (o gestión) tanto como posicionar la marca de una cerveza. Para muestra un botón: en esos 8 años el índice delictivo-criminal se elevó en más de un 200%, pero, he allí el detalle, la mediática empresarial nunca lo reflejó y menos lo relievó. Al mismo tiempo, y esto, también, hay que decirlo, no hubo de quienes estaban llamados a ejercerla, una efectiva y sistemática labor contralora y opositora.
Dónde está lo hecho como gobernador
Así mismo, los mirandinos y mirandinas, estamos padeciendo una gestión que, al cabo de 5 años, tampoco puede mostrar un resultado distinto a la estela que ha venido dejando a lo largo de toda su trayectoria como gobernante. En este caso, ya no se hablaría en pretérito sino en real presente. Hay que preguntarse y preguntarle a las comunidades, dónde está lo hecho por Capriles como gobernador, cuál obra de cierta relevancia ha realizado o está realizando, en qué área de la vida social se hace sentir la gestión de este representante de la burguesía parasitaria, en cuál de las cinco subregiones que conforman la geografía del estado se observa muestra alguna de su ejecutoria.
Sería conveniente que sus propios adherentes, tratasen de responder este tipo de preguntas; entendemos que no van a encontrar respuestas satisfactorias, sencillamente, porque no hay obra hecha. Este gobernador, que, además, no le dedica tiempo al ejercicio del cargo, porque la obsesión presidencialista que lo embarga le ocupa buena parte de su accionar, simplemente, no gobierna, su práctica gubernamental se caracteriza por dejar pasar sin hacer; en su desgobierno se orienta por el principio “filosófico” como vaya viniendo vamos viendo, por eso no puede haber trascendencia alguna en su ausencia de gestión.
Ya los educadores, los deportistas, los bomberos, los campesinos, los trabajadores de la salud, los estudiantes, cultores populares, habitantes de las comunidades populares, los propios empleados de la gobernación, etc., comienzan a formularse preguntas que cuestionan a este gobernador, y van más allá denunciando y protestando la mala praxis gubernamental caprilera.
En este despertar, en esta toma de conciencia progresiva ha venido jugando un papel fundamental el Consejo Legislativo del Estado Bolivariano de Miranda (CLEBM), que apoyándose en la CRBV y en la Constitución estadal, ha sabido cumplir con su función contralora y política para movilizar al pueblo mirandino en defensa y reivindicación de sus derechos. Ya los tiempos en que Capriles no tenía oposición pasaron, hoy la pelea es peleando.
Hasta la ultraderecha…
Ante este panorama, que evidencia el fiasco de Capriles como gobernante, cabe la pregunta: bueno, y si esto es así, cómo es que este caballero, que no es ningún dechado de eficiencia gubernamental ni de capacidad política, ha ganado las elecciones de alcalde y de gobernador y fue ungido como candidato presidencial de la oposición.
Conveniente y necesaria pregunta que amerita una respuesta razonada y para la cual se requiere un espacio más amplio que el que disponemos en este momento. Por lo pronto, nos adelantamos a apuntar lo siguiente: gana las elecciones de alcalde y gobernador soportado en una base social y política conservadora de la más rancia que está concentrada en el eje mirandino del este de Caracas y en los Altos mirandinos y dispuesta a votar por cualquiera siempre y cuando sea acérrimo opositor al proyecto bolivariano; y en cuanto a su designación para la candidatura presidencial esto fue producto de la decisión imperial y del cogollo de la burguesía parasitaria que, en última instancia, son los que le dictan la pauta a los decadentes partidos políticos de la oposición venezolana.
En ningún caso, en esa decisión, tuvo que ver un supuesto liderazgo de Capriles, eso no existe; eso lo expresa muy bien un vocero de la derecha más radical, de esa que tiene como única estrategia, el derrocamiento del gobierno bolivariano, como el caso de Osvaldo Álvarez Paz, quien en entrevista que le publicara el semanario La Razón ( Edición del 6 al 13/10/2013), ante una pregunta del periodista, le espetó: Veo a Capriles como el candidato. Una cosa es ser candidato y otra ser líder…. Es decir, para Álvarez Paz, por razones distintas a las nuestras, Capriles, también es un fiasco.